La maternidad de un padre

  • Rocío Barragán
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La conmemoración del día del Padre se le atribuye a Sonora Smart Dodd, -hija del veterano de guerra Jackson Smart- quien, al morir su esposa dando a luz, se hizo cargo de sus seis hijos. Sonora lanzó en 1910 la iniciativa del festejo y el 19 de junio de ese año en Spokane Washington se celebró por primera vez el día del padre. Para 1966 el Presidente Lyndon B. Johnson establece por decreto presidencial el tercer domingo de Junio como fecha institucional para la celebración, desde entonces en la mayoría de los Países de Latinoamérica se realiza esta celebración y en países como España, Portugal, Bolivia, Italia y Honduras,  la conmemoración se realiza el 19 de marzo; onomástico de San José, padre adoptivo de Jesús.

La historia de Jackson Smart es sólo un ejemplo de las cada vez más recurrentes historias de padres que deciden responsabilizarse de los hijos. Bien reza el viejo adagio: “Educa bien a un hijo y tendrás un gran hombre, educa bien a una hija y tendrás una gran familia”, lo que implica culturalmente, al menos en nuestro país, que se tiende a reconocer mayoritariamente en la mujer la capacidad para educar, acompañar y criar a los hijos; además de desempeñarse también como padres.

Según cifras del Consejo Nacional de Población (CONAPO) existen en México 20.8 millones familias, de las cuales 4.5 millones son dirigidas por madres solteras mientras que la cifra de hogares a cargo de padres solteros suman 907 mil.

Las razones por las cuales un hogar es o se convierte en monoparental varían: Abandono, separación, viudez, divorcio o migración son algunas de ellas, sin embargo eso no atenúa el compromiso que como progenitor se adquiere para y con los hijos y, en el caso específico de los varones se enfrentan a una creencia social más compleja; creer que un hombre, a diferencia de una mujer, no puede desempeñar satisfactoriamente el rol de jefe de familia.

Desde hace algunos años he tenido la oportunidad de conocer y convivir con padres solteros que se comprometen desinteresada y amorosamente con sus hijos; le apostaron al ejercicio de su maternidad y han realizado verdaderos esfuerzos personales y profesionales para sostener económicamente el hogar sin dejar de atender y procurar a los hijos en el seno familiar:

 

“Hace diez años cuando me separé de mi esposa me quedé al cargo de nuestras dos pequeñas hijas; el mayor problema se presentaba por las tardes por lo que para poder  atenderlas, apoyarlas en sus tareas, bañarlas y darles de cenar, opté por comprar un fax (no existía los avances tecnológicos actuales); por las tardes enviaba los pendientes de la oficina a la casa de modo que pudiese ocuparme de las niñas y, cuando ellas ya dormían, avanzaba en los pendientes del trabajo casi siempre hasta la madrugada. Esta situación se tornó más compleja cuando llegó la época del desarrollo físico y el acompañamiento emocional propio de la adolescencia y juventud, pero el regalo de la paternidad no la cambiaría por nada”.

 

Otro compañero asumió este rol más pronto de lo que él mismo esperaba, hacia el último año de la Universidad se casó y prontamente se estrenó en la paternidad: “Muy joven me casé y muy joven me vi convertido en padre soltero de tres pequeños; mi entonces esposa sufría de un severo desorden emocional y mental por lo que ante la separación, asumí en solitario la responsabilidad del hogar. Han pasado casi quince años y mis hijos son ahora unos jovencitos; cada instante vivido ha valido la pena: la comida quemada, el peinado desalineado, las jornadas interminables de tarea y andanzas entre el deporte y el ballet, todo lo volvería a vivir sin desperdicio”.

 

Uno más relata: “Cuando me separé lo que menos me imaginaba es que la madre de mis hijos decidiría dejármelos, eso no estaba de ningún modo en mi cabeza; fue complejo acomodar la vida del hogar, de la profesión y las necesidades de los hijos a un modo de vida diferente donde las decisiones en todos los sentidos se concentraron en mí; se que seguramente me he equivocado en algunas decisiones, sin embargo ser padre y tener a mis hijos cerca no lo cambiaría por nada”.

 

Los padres solteros son una nueva realidad en México, diferenciados de aquellos que ante la separación conviven con los hijos el fin de semana o algunos días en específico, hoy dedico esta reflexión con profunda admiración y reconocimiento a aquellos hombres que, pudiendo decidir otro camino, abrazaron el compromiso de la maternidad desde su paternidad.

 

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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Rocío Barragán

Maestra en Mercadotecnia, Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Académica certificada por ANFECA. Diplomados en Innovación para el aprendizaje, Desarrollo integral. Coordina la Maestría en Mercadotecnia en la Ibero Puebla