¿Legalizar la Droga?

  • Fernando Santiesteban
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A su llegada a la presidencia, Calderón declaró la Guerra al Crimen Organizado, elevó el salario a las fuerzas armadas e incrementó el presupuesto militar. De ese modo, quedó clara la intención de su gobierno de combatir frontalmente  al crimen organizado.

Al final de su sexenio, teníamos muertos en todo el país. Crímenes horrendos, despiadados y la droga seguía circulando en cantidades espeluznantes. Sin duda el poder corruptor del narco había penetrado prácticamente todas las estructuras de gobierno.

En efecto, la raíz del problema no está en el paso de la droga para su consumo en el vecino del norte, para bien y para mal nuestro país está justamente ubicado entre los centros de producción y lo de consumo;  el asunto está en  las enormes cantidades de dinero que mueve el narcotráfico, no es un asunto de moral ni ética, es de dinero en cantidades impensables.

El dinero que llega en fajos de dólares y escapa a los controles del estado o se esconde en el propio sistema bancario a través de sofisticadas operaciones  financieras o regresa en forma de armas letales con las que las bandas del narco son capaces de enfrentar a la fuerza de estado.

Mientras tanto, la droga se distribuye por toda la unión americana y Canadá y, desafortunadamente, cada vez más por nuestro México. Los antros llenos de jóvenes que compran la felicidad sintética que se consigue de manera simple

La dependencia convierte a cualquier persona  en una piltrafa dispuesta a hacer lo que sea, cualquier cosa, con tal de conseguir su dosis y evitar el sufrimiento que ocasiona su abstinencia. El sufrimiento es real, es fisiológico y no se resuelve con discursos ni tratamientos de autoestima.

Cada encarcelamiento de capos se traduce en el nacimiento de nuevas organizaciones y surgen nuevos líderes. El tren de la droga no se detiene, solo cambian al maquinista. Como en la mitología griega, el monstruo del narco es una Hidra a la que, cada vez que le cortan una cabeza, le nacen dos y cada vez más fuertes.

Mientras el narcotráfico siga siendo un gran negocio, aun con las cárceles llenas habrá narcos en las calles, simplemente porque hay demanda en el norte. Las armas, el lavado de dinero,  la provisión de substancias para la extracción de la droga todo, de origen americano no se explica sin entender que más allá de la frontera radica buena parte del problema.

La captura de un cargamento impacta en el precio del siguiente, se encarece el producto, el negocio sigue en grande, extraer un gramo de coca en la selva colombiana o peruana puede costar unos pesos, venderla en una calle americana representa muchos dólares más.

En la época de la prohibición del alcohol en Estados Unidos surgieron los famosos gánsters, armados con ametralladoras que ni el ejército americano tenía. La violencia era descomunal, asesinatos, balaceras, persecuciones todo gracias al dinero del alcohol ilegal. El problema se acabó justamente cuando el alcohol se legalizó es decir cuando dejó de ser negocio.

Resulta claro que lo que hace fuerte al narco es el hecho simple de que sus productos son considerados ilegales, de tal suerte que en principio, legalizarlos podría acabar con el problema de raíz. Claro que esta medida tendría consecuencias como las tuvo el alcohol o el tabaco, pero las pagaría la persona, adulta que en uso de sus libertades decidiera ser consumidor de drogas y no como hasta hoy, gente inocente y la sociedad en su conjunto.

Por supuesto la legalización tendría que hacerse en los grandes centros de consumo para que el efecto sea el deseado.

 

Fernando Santiesteban Llaguno

 fsanties2000@yahoo.com

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Fernando Santiesteban

Licenciado, maestro y doctor en química, directivo en la buap desde 1994. Especialista en planeación y administración académica.