En el gobierno anterior encabezado por Sergio Salomón Céspedes, se incluyó en el gabinete a colaboradores cuyas trayectorias públicas han sido muy cuestionadas. Esto desconcertó a quienes hemos seguido el movimiento de la Cuarta Transformación liderado por Andrés Manuel López Obrador. Con tales nombramientos, se esperaba la incorporación de nuevas caras con perfiles acordes a las posiciones que ocuparían, lo cual no ocurrió, resultando en una gran decepción.

En la elección para gobernador del estado de Puebla, el 2 de junio de 2024, había la esperanza de un cambio significativo, un giro de 180 grados que ofreciera una visión completamente diferente sobre cómo gobernar el estado. La expectativa era ver nuevas figuras con ideas innovadoras y progresistas al frente del gobierno. Sin embargo, para nuestra sorpresa, no fue así; por el contrario, parece que hemos retrocedido a la época del gobierno marinista, de ingrata memoria.

Varios de los personajes que hoy ocupan secretarías importantes en el nuevo gobierno no son idóneos y carecen del perfil adecuado para desempeñar sus funciones. Algunos de ellos ya habían sido funcionarios en administraciones anteriores, donde no lograron cumplir con las expectativas.

Es elemental definir la idoneidad de perfil como el conjunto de condiciones o características que debe reunir una persona para el óptimo ejercicio de sus funciones, en concordancia con los principios de eficiencia, eficacia y excelencia (Reyes y Tamayo, 2018).

Para garantizar el bienestar de todos los ciudadanos, facilitar su desarrollo y que el Estado cumpla con sus obligaciones dentro de su ámbito de competencias, es fundamental que las diferentes esferas de gobierno cuenten con personal con las capacidades necesarias para desempeñar correctamente sus funciones. Esto incluye no solo la selección y formación de profesionales altamente calificados, sino también la implementación de programas de capacitación continua que permitan a los empleados públicos adaptarse a los cambios y desafíos que surgen en un entorno en constante evolución.

Además, es esencial fomentar una cultura organizacional que valore la ética, la transparencia y la rendición de cuentas, ya que estos principios son la base de una gestión pública efectiva y confiable. Solo a través de estas medidas se podrá garantizar un servicio público de calidad que responda a las necesidades y expectativas de la ciudadanía

Al evaluar qué perfil es apropiado para liderar una secretaría de Estado, se deben considerar las siguientes características: a) formación académica pertinente a la secretaría que se va a dirigir; b) experiencia profesional verificable en el área correspondiente, y c) sólidas bases éticas, también verificables, en el campo de la administración pública. (Reyes y Tamayo, 2018).

La configuración del gabinete es una facultad otorgada constitucionalmente a quien encabeza el Poder Ejecutivo. Sin embargo, esta responsabilidad conlleva también una corresponsabilidad por las acciones y decisiones que tomen sus integrantes en el servicio público. A pesar de ello, parece que no se tomó en serio el mandato del pueblo, que votó por una transformación profunda de la vida pública y de su gobierno. Actualmente, esa visión de cambio se encuentra muy alejada de la realidad, lo que puede generar desconfianza y desencanto en la ciudadanía.

Es crucial que el liderazgo reconozca la importancia de cumplir con las expectativas sociales y trabaje de manera efectiva para cerrar la brecha entre lo prometido y lo que se está concretando en la práctica. La falta de alineación entre los principios de la transformación y las acciones del gabinete puede socavar la legitimidad del gobierno y la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.

Referencias
Reyes Negrete, Jorge, & Tamayo Linares, Citlalli. (2018). Configuración del gabinete de la administración pública centralizada de Puebla: una nueva visión. Tla-melaua, 12(45), 74-103. Recuperado en 03 de enero de 2025, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-69162018000200074&lng=es&tlng=es.