Un debate que no fue debate

  • María Teresa Galicia Cordero
El debate entre candidatos pudo ser un ejemplo de expresión de ideas de manera argumentada

Para quienes no dedicamos a la docencia, es todo un reto afrontar la actitud pasiva de los estudiantes hacia su propio aprendizaje, por su falta de participación en clases, y la dificultad que presentan para asumir una postura crítica y argumentativa en torno a ciertos conceptos y el análisis e interpretación de la realidad en los diversos contextos en los que se desarrolla la vida cotidiana.

Los debates implican una técnica de comunicación donde   se confrontan ideas u opiniones diferentes sobre ciertos temas. En él se plantean, exponen y se dan a conocer diferentes posturas y argumentaciones con el propósito de llegar a una conclusión, convencer a un adversario o convencer a una audiencia.

En el debate realizado por los candidatos a la Presidencia en México se buscó obtener el voto de los electores para los próximos comicios del 2 de junio del 2024. Si bien existen una variedad de tipos de debates, por lo general mantienen ciertas características: una preparación previa para que los participantes preparen sus argumentos, la definición del tiempo en el que habla cada participante, su posición en la mesa y el orden de los turnos donde los participantes presentan sus argumentos y los debaten con la presencia de moderadores.

En cuanto a las temáticas estas pueden ser diversas. En ellas se presentan generalmente planteamientos, un desarrollo y una conclusión. Hay un intercambio de argumentos y contraargumentos para que se convenza al o a los oponentes o bien a la audiencia. Fue notorio el domingo pasado, la ausencia de un intercambio de argumentos y contraargumentos, más bien fue un intercambio de agresiones, falsedades y la repetición continua de lo que, en sus campañas electorales, escuchamos una y otra vez en los medios de comunicación.

En los ámbitos formativos, el debate emerge dentro de un paradigma colaborativo y activo centrado en el aprendizaje, donde el estudiante aprende en forma participativa adquiriendo, organizando y aplicando significativamente sus conocimientos e involucrándose en actividades de aprendizaje que promueven la (re)elaboración de conocimientos y representaciones mentales personales, a partir de la interacción con ciertos contenidos de aprendizaje desde sus conocimientos previos (Jerez, 2015), en donde la experiencia generada como producto de la observación y la actuación en ciertos contextos es sumamente importante, porque  el estudiante adopta un rol activo en el proceso de construcción de nuevos aprendizajes.

El debate como metodología enfatiza que: “por medio de una conversación estructurada se enfrentan diferentes opiniones y puntos de vista sobre un tema específico que permita la polémica o la disparidad de visiones. Las opiniones de los estudiantes deben estar correctamente fundamentadas, basadas en datos empíricos, estudios, teorías, etcétera., que permitan establecer criterios de entrada, participación, búsqueda y presentación de información y datos para proporcionar un diálogo dinámico e interesante" (Jerez, 2015, p. 56).

Si bien, el debate referido no tuvo explícitamente un propósito educativo, sí pudo ser un ejemplo de expresión de ideas de manera argumentada, favoreciendo el desarrollo del pensamiento crítico, donde se debió presentar un tratamiento adecuado de información, para su posterior análisis, evaluación y elaboración de juicios basados en criterios, que permitiera a la ciudadanía tomar decisiones de manera fundamentada.

Además, si bien los participantes en mayor o menor medida defendieron su postura en cuanto a ciertos temas y situaciones, no proporcionaron argumentos pertinentes en referencia al contexto en un ambiente de respeto de las diversas perspectivas propuestas, en cambio tuvimos, insisto, una serie de agresiones, falsedades y falta de respeto ante una audiencia que anhela una esperanza en el devenir histórico de nuestro país.

Deseo sinceramente que el próximo, sí sea un debate.

Referencias
Jerez, O. (2015). Aprendizaje activo, diversidad e inclusión. Enfoque, metodologías y recomendaciones para su implementación. Santiago: Ediciones Universidad de Chile. Recuperado de file:///D:/Bibliotecas/Downloads/MANUAL_AA_01_dic_2014.pdf

 

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María Teresa Galicia Cordero

Doctora en Educación. Consultora internacional en proyectos formativos, investigadora social, formadora de docentes e impulsora permanente de procesos de construcción de ciudadanía con organizaciones sociales. Diseñadora y asesora de cursos, talleres y diplomados presenciales y en línea. Articulista en diferentes medios.