Theresa Malkiel y el primer Día Nacional de la Mujer

  • Herminio Sánchez de la Barquera
Una figura clave en esta lucha por la justicia para las mujeres, cuyo legado debe mantener vigente

La columna que perpetramos cada semana ante la proverbial paciencia y bonhomía de nuestros cuatro fieles y amables lectores se ubica en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Decimos muy conscientemente “conmemoración”, que no “celebración”, pues, aunque ciertamente ya podemos celebrar algunas mejoras en la situación de las mujeres, aunque estamos aún a años luz de poder estar medianamente satisfechos.

Las condiciones trágicas, injustas y repetitivas que siguen enfrentando las mujeres en el mundo deben llamarnos a la reflexión y a la acción, pues incluso, en un mundo más justo para las mujeres los varones saldríamos ganando. Estudios recientes llevados a cabo en diversas organizaciones dan cuenta de que los equipos inclusivos tienen más potencial de innovación y colocan a la organización en mejores condiciones para enfrentar los retos presentes y futuros, además de que la hacen más atractiva para quienes buscan trabajo.

Especialmente en épocas de crisis se destaca la labor de las mujeres cuando se les encomienda tareas directivas. Un estudio publicado en la revista Harvard Business Review en diciembre de 2020 señala que las mujeres poseen claras competencias cuando se trata de tomar la iniciativa, tomar decisiones o impulsar el desarrollo de otros colegas, en medio de un contexto de crisis. Además, cuando una empresa u organización tiene mujeres en los niveles directivos atrae a otras mujeres. Los estudios citan casos en los que al aumento de mujeres en tareas de dirección sigue un crecimiento en las mujeres empleadas y en las mujeres en labores directivas. También se ha consignado que los equipos directivos con mayores cuotas de inclusión y diversidad tienden a acrecentar las ganancias de las empresas.

Para poder lograr una mejor inclusión de las mujeres en labores directivas se requiere un cambio cultural que posibilite la apertura de espacios, la existencia de condiciones más igualitarias para todos y un ambiente más heterogéneo y diverso en los puestos de trabajo. Por supuesto que esto requiere valor para probar distintos caminos, diferentes a los tradicionales, y estar dispuestos a aprender de los errores para corregirlos. Según Michaela Jaap, la verdadera inclusión sucede cuando la persona indicada, en el momento adecuado, ocupa la posición correcta. Por eso es importante que los grupos y equipos de trabajo tengan el tiempo y las condiciones para hacerse conscientes de sus diferencias en dimensiones tales como origen, nacionalidad, género, capacidades físicas e intelectuales, cosmogonía, etc. Sólo en esas condiciones el equipo podrá desarrollar perspectivas más ricas y variadas para resolver problemas: la creatividad se entiende entonces como una nueva forma de pensar y de actuar.

Los orígenes del Día Internacional de la Mujer existen desde hace más de cien años. Por un lado, la conmemoración de esta fecha muestra lo que el movimiento de mujeres ya ha logrado. Por otro lado, sirve para visibilizar las desventajas que siguen enfrentando las mujeres. La fecha se conmemora oficialmente desde 1911. En aquel entonces, más de un millón de personas apoyaron la jornada de acción y protesta de las mujeres. Se convino en establecer esta fecha después de una conferencia de mujeres socialistas en Copenhague en 1910. La iniciadora fue la activista por los derechos de las mujeres Clara Zetkin (1857-1933), quien en su momento presentó la propuesta, junto con Käte Duncker (1871-1953), también en nombre de otras compañeras de lucha, que posteriormente fue aprobada.

Clara Zetkin fue una política alemana de origen judío, firme creyente en el comunismo y una de las activistas feministas más reconocidas en su época; fue miembro del parlamento alemán durante la República de Weimar. Käte Duncker, también alemana, fue una educadora, activista y sufragista. Sin embargo, a menudo se olvida el hecho de que Zetkin no tuvo ella misma la idea de una fecha dedicada a la lucha de las mujeres, sino que hubo una fuente de inspiración. Esta inspiración se llamó Theresa Serber Malkiel (1874-1949), quien había organizado el primer "Día Nacional de la Mujer" en 1909, en Estados Unidos.

¿Quién fue esta mujer, en parte la responsable de la creación del Día Internacional de la Mujer y de la que se sabe tan poco? Diremos que Malkiel nació el 1 de mayo de 1874 en Bar, una ciudad situada en el oeste de Ucrania, a orillas del río Riv. Malkiel era, al igual que Zetkin, de origen judío, y huyó a Estados Unidos a causa del antisemitismo.

Ya en otras ocasiones, en este mismo espacio, hemos hablado de la palabra “pogromo”, que se emplea para designar a los periodos de persecución de minorías, especialmente contra los judíos. El vocablo procede del ruso y significa devastación o destrucción, también en el sentido de incitación y ataques violentos contra la vida y la propiedad de una minoría religiosa, nacional o étnica con la tolerancia o el apoyo del poder estatal. A nivel internacional, el término se empezó a emplear en diversos países a partir de 1881 a raíz de los ataques antijudíos en la Rusia zarista, que condujeron a miles y miles de personas de origen judío a huir del país. Precisamente, huyendo de esos violentos acontecimientos en 1881 en Ucrania, del pogromo, es que la familia de Theresa escapó hacia los Estados Unidos.

En su nuevo país, Theresa Malkiel trabajó como obrera textil, según señala la socióloga Barbara Thiessen. Allí, la recién llegada se involucró en el Partido Socialista y se dio cuenta de que los hombres apenas tenían en cuenta la perspectiva y las necesidades de las mujeres trabajadoras. A los veinte años fundó su propio sindicato; fue una de las primeras mujeres en Estados Unidos interesadas en defender los derechos de las mujeres trabajadoras; también se ocupó del sufragio femenino, de cuestiones de naturalización y de acceso a la educación y escribió con regularidad para el diario del Partido Socialista (SPA: Socialist Party of America). Formó parte del Comité Nacional de Mujeres, dentro del mismo partido. Esta sindicalista y socialista también escribió una novela, publicada en 1910, y que lleva por título "The Diary of a Shirtwaist Striker" ("El diario de una camisera huelguista"), en la que elogia la valentía de las trabajadoras de la industria textil. Diversas fuentes afirman que dicha novela influyó favorablemente en las reformas a las leyes laborales en el estado de Nueva York.

Más tarde, siendo ya responsable del Comité Nacional de la Mujer, estableció un Día Nacional de la Mujer (National Women’s Day), una conmemoración anual que se convirtió en la precursora del Día Internacional de la Mujer. En 1911, durante una gira de conferencias por el sur del país, le llamó la atención el problema del supremacismo blanco dentro del mismo partido socialista. Theresa pasó sus últimos años promoviendo la educación en la edad adulta para mujeres trabajadoras. Como parte de la manifestación de mujeres estadounidenses, exigió el derecho al voto para ellas y la defensa de los derechos de las trabajadoras, al tiempo que promovió una jornada de huelga en todo el país contra la opresión que sufrían.

La manifestación de mujeres norteamericanas buscando el respeto a sus derechos contribuyó a crear nuevas redes y a extenderlas hacia Europa. Clara Zetkin y Käte Duncker adoptaron con entusiasmo la idea de un día dedicado a ello y convocaron también a un día de huelga de mujeres en protesta por la situación que sufrían las mujeres en todas las clases sociales y en todos los países. El Día Internacional de la Mujer se decidió en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague: "El Día de la Mujer debe tener un carácter internacional...", decía la resolución de 1910.

Sólo un año después se celebró por primera vez esa fecha, un verdadero hito en esta historia: a partir de 1911, cientos de miles de mujeres se manifestaron en toda Europa, principalmente por el sufragio femenino. Desde 1921, el Día Internacional de la Mujer se fijó regularmente para el 8 de marzo, pues parece que al principio se conmemoraba a fines de febrero. Desde entonces, esta fecha recuerda a las manifestaciones del Día de la Mujer en Rusia en 1917, que desencadenaron una ola de huelgas y que finalmente conducirían a la abdicación del zar.

La conmemoración del Día Internacional de la Mujer es ya una tradición en muchos países y una parte importante de la historia internacional por la democracia. Sus orígenes socialistas y en parte radicales han dado paso a muy diversas manifestaciones y acentos, no todos muy compatibles entre sí. Ojalá llegue el día en el que recordemos esta lucha y celebremos los logros que en su totalidad habrán sido alcanzados. Para llegar a esa meta aún falta mucho tiempo, pero no podemos aflojar el paso. Theresa Malkiel, una figura clave en esta lucha por la justicia para las mujeres, debe inspirarnos debido a su constancia, dinamismo y generosidad, por lo que no debemos permitir que su memoria se borre.

 

 

 

 

 

 

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Herminio Sánchez de la Barquera

Originario de Puebla de los Ángeles, estudió Ciencia Política, música, historia y musicología en Núremberg, Leipzig, Essen y Heidelberg (Alemania). Es Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Heidelberg.