¿Cómo las redes sociales definen quiénes somos?

  • Carlos Anaya Moreno
La presión de obtener aprobación en línea puede tener impacto en el bienestar mental y emocional

En la era actual, marcada por avances tecnológicos y la omnipresencia de las redes sociales, nos encontramos en un cruce entre la identidad real y la identidad digital, que han transformado radicalmente la manera en que los individuos se relacionan, se comunican e interpretan su propia identidad. Este artículo analiza el papel de las redes sociales en la construcción y percepción de la identidad, y cómo esta transformación ha influenciado las relaciones interpersonales y la sociedad en su conjunto.

El auge de las redes sociales en la era contemporánea ha llevado a un cuestionamiento profundo de la identidad individual y colectiva. Nuestro sentido del "yo" ya no se define únicamente por nuestras interacciones y experiencias en el mundo físico, sino también por nuestra presencia y participación en el mundo digital.

Construcción de la Identidad en un Mundo Conectado

La identidad, en términos sociológicos, puede definirse como el conjunto de características, creencias, experiencias, hábitos, apariencias y relaciones que definen a un individuo. Esta identidad es fluida y evoluciona a lo largo del tiempo debido a diversas interacciones sociales. Sin embargo, en la era digital, las redes sociales han introducido nuevas dinámicas en la construcción y presentación de la identidad. Antes, nuestra identidad se forjaba a través de interacciones personales, experiencias y valores culturales. Hoy, las redes sociales nos ofrecen una plataforma donde podemos construir y presentar una identidad específica al mundo.

De acuerdo con Boyd (2014) en su obra "It's Complicated: The Social Lives of Networked Teens", las redes sociales son espacios donde las identidades se forman, negocian y muestran. Pero, como señalan Marwick y Boyd (2011), esta construcción de identidad a menudo se realiza bajo una lente de curaduría. Es decir, en lugar de mostrar una representación auténtica de nosotros mismos, reflejamos una versión idealizada, seleccionando cuidadosamente qué aspectos de nuestra vida compartir y cuáles omitir.

Conexión Digital, ¿desconexión real?

Las redes sociales, como herramientas digitales diseñadas para facilitar la comunicación y la conexión, han tenido un impacto profundo en cómo interactuamos en la sociedad moderna.

Por un lado, las redes sociales han ampliado nuestras capacidades de conexión. Ahora es posible mantenerse en contacto con amigos y familiares en diferentes partes del mundo con solo un clic. Sin embargo, este aumento en la conectividad digital ha traído consigo una serie de desafíos.

Sherry Turkle (2011) en "Alone Together: Why We Expect More from Technology and Less from Each Other" argumenta que, aunque estamos más conectados que nunca digitalmente, paradójicamente, nos estamos desconectando emocionalmente. La facilidad de la comunicación digital a menudo puede actuar como una barrera para las interacciones genuinas cara a cara.

Métricas Sociales y Autovaloración

En la era digital, las redes sociales han introducido una serie de métricas tangibles que, si bien pueden parecer insignificantes a primera vista, tienen un impacto profundo en la autoestima y autovaloración de los individuos. La cantidad de "likes", seguidores, comentarios y compartidos se han convertido en indicadores de popularidad, éxito y, en algunos casos, de autoestima.

Christian Fuchs en "Social Media: A Critical Introduction" (2017) destaca cómo estas métricas pueden influir en la autoestima y autovaloración de los individuos. La presión de obtener aprobación en línea puede tener un impacto significativo en el bienestar mental y emocional de las personas.

La Métrica del Valor Personal

El desafío radica en cómo equilibrar nuestra identidad digital con nuestra identidad real, cómo conectar genuinamente en un mundo digital y cómo valorarnos más allá de las métricas digitales. En última instancia, las redes sociales son solo herramientas; depende de nosotros cómo las usamos y cómo permitimos que nos afecten.

Reconfigurando la Comunicación en la Era Digital

La evolución vertiginosa de las redes sociales ha dejado una marca indeleble en la forma en que nos comunicamos, nos percibimos y nos relacionamos con el mundo a nuestro alrededor. La construcción digital de la identidad nos ha otorgado un lienzo sin precedentes para la autoexpresión, pero también ha desdibujado las líneas entre la realidad y la representación, poniendo a prueba nuestra capacidad para discernir y valorar nuestra autenticidad.

La paradójica conexión digital que a menudo lleva a la desconexión real subraya la complejidad de nuestro nuevo entorno comunicativo: nunca habíamos estado tan "conectados" y, al mismo tiempo, tan aislados. Las métricas sociales, con sus "likes" y seguidores, han redefinido nuestra autovaloración, condicionando nuestra autoestima a la aprobación digital y haciéndonos reevaluar constantemente nuestro lugar en el tejido social.

Hacia un Futuro Consciente

A medida que las redes sociales se consolidan como plataformas dominantes en nuestra vida cotidiana, se hace cada vez más evidente la necesidad de abordar sus impactos tanto positivos como negativos en la sociedad. El futuro consciente implica una comprensión y adaptación crítica a la era digital, donde se reconozca tanto el poder de conexión de las redes sociales como sus potenciales perjuicios. Se requiere un esfuerzo colectivo. Desde la educación y las políticas gubernamentales hasta las decisiones corporativas y las elecciones individuales, todos tenemos un papel en la formación de un entorno digital que favorezca el bienestar, la conexión genuina y la autenticidad.

Hay esperanza en el horizonte. Las tendencias emergentes que promueven una educación digital sólida, la autenticidad, las pausas conscientes de la tecnología y la responsabilidad de las plataformas indican una creciente conciencia sobre los desafíos que enfrentamos. Reconocer la importancia de las habilidades sociales en el mundo real y promover la empatía en el ámbito digital son pasos cruciales para garantizar que la tecnología sirva a la humanidad y no al revés.

Dirigirnos hacia un futuro digital consciente implica comprender y adaptarse a estos cambios con una mirada crítica, pero también con optimismo. Debemos recordar que las herramientas digitales son precisamente eso: herramientas. La clave está en cómo elegimos usarlas y en cómo decidimos definirnos en este paisaje en constante evolución. La comunicación en la era digital no es solo sobre conectividad, sino también sobre comunidad, cohesión y, sobre todo, comprensión humana.

La clave es recordar que, aunque las redes sociales pueden influir en nuestra identidad, no la determinan por completo. Al final del día, somos mucho más que una colección de publicaciones, imágenes y "me gusta". Nuestra identidad, en su esencia, sigue siendo una construcción compleja y multifacética que no puede ser completamente encapsulada o definida por algoritmos o métricas digitales.

Construir un futuro digital consciente es nuestra responsabilidad colectiva, una que nos invita a abrazar lo mejor de ambos mundos: el digital y el real. Mientras nos embarcamos en este viaje, es esencial que sigamos priorizando la empatía, la autenticidad y la conexión humana genuina sobre todo lo demás. Es esencial que, mientras navegamos por este nuevo mundo digital, recordemos y reafirmemos los valores y principios que nos hacen intrínsecamente humanos.

Referencias
Boyd, D. (2014). It's Complicated: The Social Lives of Networked Teens. Yale University Press
Marwick, A., & boyd, d. (2011). To See and Be Seen: Celebrity Practice on Twitter. Convergence: The International Journal of Research into New Media Technologies, 17(2), 139-158
Turkle, S. (2011). Alone Together: Why We Expect More from Technology and Less from Each Other. Basic Books
Fuchs, C. (2017). Social Media: A Critical Introduc

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Carlos Anaya Moreno

CEO de Servicios Geo Enlace, empresa de Internet de las cosas desde el año de 2010; y fundador de la Unión de Servicios Solidarios-Banco de Tiempo (2018). Se desempeñó como director General del Registro Nacional de Población de 2004 a 2010.