Lecciones de las manifestaciones para la BUAP

  • Guadalupe Grajales
Los ciudadanos apoyan los programas sociales del Presidente de México

Difícilmente podemos soslayar el hablar de la marcha multitudinaria convocada por el Presidente de México. La pregunta es ¿qué nos dejó esta manifestación?, ¿qué lecciones podemos derivar de ella?

No sólo fue una manifestación de adhesión al Licenciado López Obrador, sino a sus políticas, sobre todo las que tienen que ver con los programas sociales de apoyo a los núcleos de población más vulnerables: los adultos mayores, los estudiantes, los trabajadores que ganan el salario mínimo, los discapacitados.

En su discurso el Presidente reiteró una y otra vez la máxima que guía sus acciones: favorecer a los más desprotegidos, tomar las medidas que conduzcan a acortar la brecha económica y social entre los mexicanos.

Esta máxima de acción es la que podría y debería aplicarse aquí en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. ¿Quiénes son los más desprotegidos? Desde luego los profesores(as) hora clase, los profesores(as) por asignatura que no tienen definitividad. No sólo no tienen ninguna certeza laboral, sino que además su salario es de alrededor de 100 pesos la hora. De manera que si da 18 horas a la semana como corresponde a un tiempo completo, obtendría un salario semanal de 1800 pesos y uno mensual de 7 mil 740 pesos.

Y el asunto no termina ahí, el Reglamento de Ingreso, Permanencia y Promoción del Personal Académico (RIPPPA) los obliga a desempeñar todas las tareas de docencia, de investigación y de extensión, pues de otra manera no pueden aspirar a tener una categoría superior de contratación. Por supuesto que para llegar a ser profesores(as) de carrera se debe cumplir con una serie de requisitos, pero desempeñar horas adicionales de trabajo, incluso si éstas no tienen por objetivo un cambio en el tipo de contratación, debe ser debidamente remunerado. Si algún docente es explotado sin misericordia, ése es el profesor(a) por asignatura, un profesor(a) que cubre el 70% de las horas frente a pizarrón que se dictan en la universidad.

El otro gran núcleo desprotegido es el de los estudiantes de licenciatura. Los del nivel medio superior reciben becas por parte del Gobierno Federal, becas que no deberían pasar por las manos de las burocracias universitarias, pues sabemos bien que esta mediación sólo sirve para aumentar el control que ya de suyo ejerce la administración sobre la vida de los estudiantes. En el caso de los estudiantes de posgrado el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología hace tiempo que ya ha eliminado a los intermediarios y los estudiantes reciben directamente su beca.

Los estudiantes de licenciatura están desprotegidos en más de un sentido, puesto que no sólo tienen que pagar por una educación que constitucionalmente es gratuita, sino que además la alarmante disminución de profesores de carrera ha hecho de la calidad de su educación algo azaroso y totalmente dejado al esfuerzo individual, sin el sustento de una planta profesionalizada para su dedicación completa a la docencia.

Es indignante que a pesar del presupuesto millonario que recibe la universidad, la precariedad salarial vaya en aumento. ¿Por qué hay un tope salarial para los maestros(as) si están claramente tan mal pagados? Y no sólo los profesores(as) hora clase sino todos porque sabemos bien que las becas, por los conceptos que quieran, no están integradas al salario.

Los trabajadores administrativos no están en mejores condiciones. Así, tenemos el cuadro completo de una masa de trabajadores totalmente precarizados y totalmente disminuidos en cuanto al ejercicio de sus derechos, de todo tipo.

En algún momento los trabajadores(as) se tendrán que organizar para impedir que la burocracia siga creciendo a costa de la mejora en sus condiciones salariales y laborales. Y los estudiantes se tendrán que organizar para que la educación que merecen sea una realidad y no una simulación llevada a efecto mediante el mercadeo de las micro credenciales.

Esta redistribución del presupuesto universitario implicaría la eliminación del tope salarial a los trabajadores universitarios. ¿Por qué tendríamos que aceptar el incremento salarial aprobado en la UNAM? Nuestra realidad es otra.

¿No les parece a ustedes de la mayor importancia aplicar la máxima de acción que nos indica proteger a los más vulnerables en nuestra universidad?

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Guadalupe Grajales

Licenciada en Filosofía por la UAP con Maestría en Filosofía (UNAM) y Maestría en Ciencias del Lenguaje (UAP). Candidata a doctora en Filosofía (UNAM). Ha sido coordinadora del Colegio de Filosofía y el posgrado en Ciencias del Lenguaje (BUAP), donde se desempeña como docente. Es la primera mujer en asumir la Secretaría General de la BUAP.