La llegada de AMLO a la Presidencia de la República estuvo presidida de una enorme alianza en el 2018, fundamentalmente con la sociedad e igualmente con grupos políticos y económicos relegados del proyecto neoliberal, aplicado a lo largo de 36 años. Razón por la cual al inicio del mandato presidencial, se vio con sorpresa el nombramiento de personajes que no estuvieron durante las andanzas de las primeras campañas presidenciales o llegaron a pertenecer a los grupos contrarios.

Por sólo mencionar a algunos, tenemos estos botones de muestra: en la SHCP a Carlos Urzúa, en la Secretaría de Economía a Graciela Márquez Colín, también del gabinete ampliado, en el IMSS a Germán Martínez, en la Secretaría de Gobernación a Olga Sánchez Cordero y en SEMARNAT a Josefa Gonzales Blanco Ortíz Mena, misma suerte tuvieron varias delegaciones y oficinas de gobierno.

Pero a mitad del camino, el Jefe de Estado retoma el rumbo, visualiza una crisis del bloque conservador y la necesidad de continuidad de su proyecto. Invita cordialmente al gobernador de Tabasco a la Segob, su amigo de toda confianza, el leal Adán Augusto López Hernández, y junto a él empieza a hacer los cambios y ajustes necesarios, que le den a la Cuarta Transformación una definición desde la izquierda como proyecto político.

Paralelamente a este proceso, suscitados en las secretarías de estado, el otro gran activo político que debe empezar a jugar un papel más protagónico, no es estar a la zaga y la sombra presidencial, es el partido-movimiento-Morena, instituto político que debe iniciar la revitalización su de su vida interna, acompañada de sus militantes, tanto a nivel nacional como en cada uno de los estados.

Toda esta sinergia, por un lado, ha permitido el rescate de activos y cuadros cercanos al obradorismo, el presidente, al principio confió en algunos advenedizos-conversos, opta ahora por lealtades para lograr la continuidad de su proyecto, en espacios claves de las funciones de estado. Y el partido Morena, debería ampliar la formación política de cuadros, necesarios para seguir profundizando la transformación de la vida pública del país, urge desburocratizar y empujar al Estado, ese elefante echado y pesado, y hacer cada vez más eficiente los alcances de la Revolución de las Consciencias que vive el país.

Y si alguien tiene una duda de hacia dónde se orienta el último tercio del periodo de gobierno, el Presidente de la República fue claro y contundente, sin permitir ninguna concesión política, al rendir su informe a la nación el 1 de diciembre, ante miles de mexicanos reunidos en el zócalo, dirigiéndose en especial a los jóvenes, les dijo:

“Nada se logra con las medias tintas, los publicistas del periodo neoliberal, además de las risas fingidas, el peinado engominado y la falsedad de la imagen, siempre recomendaban a los candidatos y gobernantes correrse al centro, es decir, quedar bien con todos.

No, eso es un error, el noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear; si somos auténticos, hablamos con la verdad y nos pronunciamos por los pobres y la justicia, mantendremos identidad, y ello puede significar simpatía, no solo de los de abajo, sino de la gente lúcida y humana de la clase media y alta. Y con eso basta para enfrentar a las fuerzas conservadoras, a los reaccionarios.

Si algo nos ha enseñado AMLO, nuestro Presidente es la persistencia en los ideales, son tiempos de definición, tanto para los gobernadores, los legisladores y la sociedad, nadie queda exento. Por eso nuestro llamado a enfrentar a los conservadores, aunque se vistan de mil colores, siempre serán los mismo, esa vieja clase política a la que solo le interesa lucrar con los recursos públicos, se nombren Yunque, FRENA, Va X México, Sí por México o su última novedad, el Frente Cívico Nacional (FRECIN), sepan que de este lado hay mucho pueblo, conocedor de su vocación histórica, consciente de su presente y el anhelo puesto en el futuro de libertad y democracia, desde donde les decimos: ¡¡ NO PASARÁN!!.