Elecciones 2021 desde mi experiencia

  • María Guadalupe López Molina
En mi casilla más del 56% de los votantes registrados fue a ejercer su derecho este domingo

Como más o menos otros 162,500 ciudadanos fui invitada a participar como presidente en la mesa directiva de una casilla, y quiero compartir con ustedes la experiencia que viví al aceptar esta invitación. Pero no crean que esta historia inicia a las 7:30 de la mañana del 6 de junio. Desde marzo llegaron las invitaciones. La capacitadora que entregó el oficio en el que se me informaba que había salido sorteada tuvo que acudir un par de veces a mi casa. La primera vez, aunque estaba ahí, me encontró en medio de una clase y no pude atenderla en ese momento.

Luego tomé una primera capacitación sobre las funciones a desempeñar en cada uno de los roles de la mesa directiva y posteriormente un curso más amplio sobre toda la jornada electoral. Después fuimos a un simulacro y finalmente me invitaron a tomar un curso en línea con sus correspondientes evaluaciones.

El 31 de mayo llevaron a mi casa el material necesario para la casilla. Esto incluyó las mamparas, las urnas, varios carteles con información para orientar a los votantes, las actas para registrar todo el proceso y las boletas, que conté y sellaron en una bolsa, así como el marcador de credenciales, la lista nominal y material de papelería como lápices, plumas y gomas. Este material me fue entregado por una persona del INE para el material federal y otra por parte del IEE para las votaciones locales.

Aquí empecé a ver diferencias. Por parte del INE todo el material llegó completo, pero no fue así por parte del IEE. Faltaron algunas bolsas en las que se guardan diferentes documentos para entregarlos y lo peor es que faltaron algunas actas. Quedaron en entregar durante la semana el material faltante. Firmé de recibido lo que recibí y de puño y letra hice una lista de lo que no recibí.

El sábado a las 19:00 llegó la representante del Instituto Estatal Electoral para hacer un cambio de boletas locales, debido a que tenían un error en la impresión y en su presencia cancelé una a una las boletas anteriores. Y contamos las nuevas que quedaron selladas en otro paquete. Sin embargo, las actas no llegaron. Le pedí, de la manera más atenta, que estuviera 7:30 en la casilla para entregar las actas pues sin ellas no puede iniciar el proceso.

Ahora sí, el domingo a las 7:30 de la mañana llegué a la casilla con todo el material. Yo manejo un auto compacto y debo decir que iba llenísimo con todo lo que me proporcionaron y tenía que llevar. Y, para no hacer el cuento largo, tres de los funcionarios de casilla no llegaron, lo que retrasó el inicio de la votación, afortunadamente sí llegaron los tres suplentes así que no fue necesario invitar a alguna de las personas que estaban formadas a ser parte de la mesa. Y otro asunto es que no llegaban las actas.

En todos estos detalles abrimos la casilla poco después de las 9 de la mañana. Ya había muchas personas formadas, la mayoría de ellos adultos mayores. Algunos de ellos estaban impacientes porque no abrimos, pero imposible sin la mesa completa, o peor, sin actas. Curiosamente, estaban más impacientes los familiares que los acompañaban, que los adultos mayores mismos.

A partir de que abrimos la casilla llegaron personas continuamente como hasta las 14:00 horas, cuando ya empezó a haber pequeños ratos sin gente. A mí ya me había tocado en dos ocasiones anteriores ser funcionario de casilla en las elecciones intermedias. Esta gran cantidad de personas que llegó continuamente me dio la idea de que iba a ser una buena parte de los votantes quienes acudiera a votar. Me imaginé que quizá lograríamos llegar al 50%.

La votación transcurrió sin problemas, sin prisa, pero sin pausa. Como a media tarde llegaron unos funcionarios del IEE con una luz negra para verificar que las boletas que estábamos utilizando tuvieran las medidas de seguridad, y sí las tenían. Como las 17:30 horas empezó a llover. Muy pocas personas más llegaron en ese rato faltante, seguramente las espantó la lluvia. Cerramos a las 18:00 horas y ya no había votantes esperando y comenzamos el proceso de conteo. Y el llenado de actas. Y el llenado de bolsas y sobres. Y desarmar las mamparas, las urnas, recoger todo el material y dejar lo mejor posible el lugar en el que trabajamos. Lo comento más bien para quienes no han sido funcionarios de casilla. Quienes lo han sido ya saben cómo es y que no es un proceso rápido.

Pero tampoco fue tan tardado, para las 21:30 ya estaba en mi casa. Debo reconocer que dos de las escrutadoras ya habían participado en procesos anteriores y fueron de mucha ayuda. En honor a la verdad estoy muy agradecida con todos los compañeros que me acompañaron en la mesa de casilla. Y creo que quienes se comprometieron y no llegaron, se perdieron la oportunidad de hacer algo por México. Por casualidad en la mesa estuvimos cinco mujeres y un hombre. Lo noté al final, tantas horas trabajando juntos y no me había fijado. Terminé cansada y con la voz ronca pero muy contenta por haber tenido la oportunidad de participar en el proceso.

Lo mejor es que ganó México. En mi casilla más del 56% de los votantes registrados fue a ejercer este derecho que es también una obligación. Valió la pena este domingo diferente.

Sus comentarios son bienvenidos.

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María Guadalupe López Molina

Ingeniera en Sistemas Computacionales UDLAP, Maestra en Ciencias de la Computación UNAM.  Cuenta con Doctorado en Planeación Estratégica UPAEP. Participa en proyectos de investigación y desarrollo tecnológico