La vacuna y el oportunismo electoral

  • Felipe Sandoval
La salud es democrática, sin colores y el Covid-19 es ejemplo de esta democratización

No cabe duda que la vacuna genera un ánimo positivo en todos nosotros. Así tengas que madrugar o pasar horas en una fila para esperar la posibilidad de que tú o tu familiar pueda ser vacunado.

La salud es democrática, no identifica colores, posición social, si te mueves en bicicleta, vives en Acatepec o qué título universitario posees. Y en este tenor en particular el bicho del covid es el mejor exponente de esta democratización. Nadie sabe cómo va a reaccionar al mismo. Si como yo con una ligera tos o uno de mis amigos con 21 días en terapia intensiva. Si como el papá de alguien que se fue en 7 horas o cómo fulano que se hizo la prueba, y se enteró de rebote, que ya la tuvo.

Por eso después de un año, hay que seguir cuidándonos y por eso la vacuna despierta tanto anhelo.

Lo que es francamente lamentable es la falta de coordinación, la improvisación y la ligereza con que los tres niveles de Gobierno actuaron en Puebla. Desde “no soy yo, es de él”, hasta el “a mi nadie me dijo nada”. Después de un año, parece que no han aprendido que tomar decisiones ligeras, no genera sólo críticas mediáticas, sino que mata personas.

Y sí, las vacunas no alcanzaron. Y sí, fue un desorden. Y sí hubo gandallas, renta de sillas, venta de comida, cero distancia, filas enormes. Y dicen que hasta un show montado por una actriz chafa que se siente diputada.

Pero también hubo esperanza, agradecimiento, voluntad y solidaridad. De familiares que durmieron a la intemperie o hicieron fila por horas para sus papás o abuelitos. De muchísimos trabajadores de la salud que actuaron con lo que tuvieron a la mano, madrugaron y aguantaron mentadas y angustia. De figuras públicas que se formaron como cualquier mortal. De comunicadores que reportaron avances y contratiempos. De ciudadanos que informaban y compartían “tips” en grupos de whatsapp para guiar a otros.

La vacuna representa esperanza y anhelo por regresar a un México que ya no existe. A un mundo que fue y que hoy está cambiando las reglas del juego.

Esperemos que en próximas ocasiones el registro electrónico sirva de algo, las citas se asignen por horas, el único requisito sea solo el criterio de edad, que existan equipos que acudan donde los viejitos no se puedan mover, que las facilidades para recibir a las personas sean mucho más dignas y seguras, entre muchas mejoras posibles al proceso. Porque la vacuna no es un regalo, es un derecho. Porque no es un favor, es una obligación. Porque no es gratuita, la pagamos de los impuestos.

Que en Puebla prevalezca el bien común, el respeto y la dignidad de la persona sobre el oportunismo electoral y la mediocridad en la ejecución de las políticas públicas. Al menos pongamos en la mesa que eso es lo que merecemos por el pago que hacemos los ciudadanos a las autoridades.

 

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Felipe Sandoval
Ciudadano del mundo, sanandreseño preocupado por lo que pasa a mi alrededor. Comprometido con las causas sociales. Consultor senior con más de 25 años de trayectoria y cantante frustrado