Durante las últimas dos semanas quienes hemos tenido la necesidad de trasladarnos a nuestros trabajos o cubrir alguna necesidad básica, somos testigos de como entre más días transcurren, aumenta el número de anuncios con la leyenda de “Se Renta” en la mayoría de las avenidas que transitamos, sin duda alguna el mismo espacio que en algún momento fue un buen negocio de comida, ropa, servicios o venta de productos que no precisamente eran básicos, sin embargo habían encontrado un lugar dentro de la economía formal para vivir estables y contribuir al desarrollo y estabilidad del flujo económico local, hoy también ese patrimonio ha padecido la pandemia del COVID-19, por lo que me pregunto:

1- ¿Cambiarán de instalaciones porque no llegaron a un acuerdo con el arrendatario para disminuir la renta o establecer mecanismos de pago que les conviniera a ambos y entonces la decisión es mudarlo porque ahora los gastos son mayores a los ingresos?

2- ¿Cerrarán de manera definitiva pues entre el gasto de la subsistencia familiar y la esperanza de conservar el patrimonio empresarial se fueron los ahorros emergentes?

3- ¿Se reinventarán en la forma de ventas o en el bien y servicio que ofrecían, implementando herramientas digitales que con el transcurso de la pandemia se han hecho imprescindibles y necesarias?

No dudo que habrá algunas otras opciones para todos ellos; sin embargo ¿qué alternativas tienen para poder tomar una decisión? De manera que siga su contribución en la estabilidad económica y así no dejar abandonados a los miles de empleados que dependen del consumo local, ¿qué acciones implementarán los gobiernos para esta crisis?, considerando la publicación de Mayo del presente año donde el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) enuncia los sectores de la población que afrontan esta pandemia con mayores desventajas, por ejemplo: las mujeres, los trabajadores tanto del sector formal como del informal, las personas desempleadas y las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyME) y considerando también que los programas municipales que surgieron en nuestro Estado durante el inicio de esta pandemia fueron “por única ocasión” es decir fueron beneficiados en ese momento, no más; por lo que se debería estar planeando la ejecución de “Programas permanentes” que consoliden el despegue de nuestra economía local, considerando:

1- Programas alimentarios y cobertura de necesidades básicas (agua, luz, predial) para las familias y sectores vulnerables, estableciendo como prioridad la transparencia en el uso de los recursos públicos y su eficiencia en la operatividad de la implementación, entendiendo que cuando tenemos cubiertas las necesidades básicas no se cruza la línea de lo legal.

2- Empoderamiento y desarrollo del talento emprendedor, con créditos que sean rentables o Programas de Empleo Temporal que les garantice un ingreso fijo por un tiempo determinado y con ello capacitación e instrumentación en sus negocios.

3- Acciones de impulso a la economía local para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, con estímulos o condonaciones en pagos de: licencias de funcionamiento, trámites de apertura y créditos, así como capacitación y acompañamiento para el buen desarrollo durante el inicio de esta nueva normalidad.

Los Gobiernos en Puebla no deben olvidar que, todo lo que se haga por impulsar la economía local, lo notaremos de manera pronta en el bolsillo de la mayoría de las familias poblanas y con ello se estará evaluando las acciones emprendidas, claro, si están interesados aún en conservar o luchar por una aceptación a su gobierno; un ejemplo de ello es el Gobierno de Yucatán y sus municipios que son evaluados por sus ciudadanos como de los mejores en el país atendiendo esta situación de crisis por la pandemia del COVID-19; sin duda nosotros los ciudadanos también tendremos que poner de nuestra parte fomentando el consumo local, siendo empáticos con la necesidad del otro porque solo con acciones como estás podremos generar estabilidad económica para todos.