Generalmente al utilizar este término nos enfocamos en ubicar a personas que con gravedad han alterado la estabilidad de alguien más, delincuentes o personas involucradas en situaciones complejas, sin embargo, pasamos desapercibidas a varias personas que se identifican bajo este concepto, y es que es importante destacar que una persona mala, es quien de manera consciente y constante daña a alguien más (moral, psicológica o físicamente), es quien hiere, menosprecia, devalúa o lastima; no basta aparentar algo que no somos, la calidad de una persona se contempla de acuerdo a la capacidad del bienestar que es capaz de transmitir, una mala persona incluso es quien no valora su dignidad y permite que se le cause daño a si mismo, quien no tiene palabra para cumplir lo acordando, quien niega a un hijo, quien engaña, quien trata mal a los demás, quien puede ayudar y omite esa posibilidad, quien sólo ve su beneficio sin importarle a cuantas personas más se está dañando, es un marido infiel, un hijo que no valora a sus padres, un jefe que no reconoce el esfuerzo o talento de sus empleados, personas que asumen una estabilidad económica superior (o al menos eso creen) y los empodera para tratar mal a alguien más, es quien se engaña así mismo viviendo en una fantasía creada a su conveniencia y deja de lado los valores que eran parte de su esencia.

Dentro de los lineamientos de la educación debería tomarse en cuanta ¿De qué modo se puede apreciar la sensibilidad y bondad de las personas? ¿Cómo se puede tener garantía de que se está haciendo lo correcto? ¿Qué se necesita para desarrollar una lógica del bienestar común? Sin duda alguna la cultura determina el modo de actuar y pensar, el uso del sentido común permite ubicarse en la realidad, apreciar la necesidad constante, que es vivir en un mundo mejor, sano, contento, sin daño, sin diferencias; se inicia con lo inmediato, evitando subestimar a los demás, educado a los niños como personas capaces de enfrentar sus decisiones, formando familias leales y comprometidas entre sí, no dando pie a la continuidad del machismo, no actuar de manera ventajosa con tal de obtener algún beneficio aunque no lo necesitemos y eso implique limitar a las personas que si lo requieren, ser empático con los demás, tolerante y solidario.

No deberían de existir diferencias entre los seres humanos, pero esto mismo ha surgido derivado del modelo y prototipo que establecen los roles sociales, ¿quién nos forma como personas? En primer lugar un núcleo familiar y en segundo lugar instituciones que nos establecen  lineamientos académicos, cual sea de estos dos factores encausan a una formación establecida como “buena” según lo que aprueba la mayoría o lo que debe de ser, pero pocas veces enfocado al sentir, es decir, ¿cómo podemos esperar que no haya personas malas si se reprimen sentimientos y pensamientos que condicionan nuestra forma de vida?