Luis Miguel Barbosa está furibundo. De la misma manera  que amenaza a un presidente municipal en funciones de vengarse con sus cuentas públicas, porque señaló la red de corrupción que tejió en el Senado de la República en el tema de los moches, olvidando que las cuentas públicas las califica el poder legislativo y él pretende encabezar el poder ejecutivo, que regaña a un conductor de Imagen TV en vivo, por no informar lo que el candidato de MORENA quiere escuchar y señala que creará una Ley para censurar a los medios de comunicación como la hay en Venezuela, olvidando que él no puede promulgar una ley, en todo caso solo tiene la facultad de proponerla, por citar sólo los dos últimos eventos de intolerancia que ha mostrado el candidato al gobierno estatal de Puebla, en los últimos días. Los que lo conocemos hemos visto como al transcurrir  los años, este modo de ser ha empeorado.

Me cuentan del trato humillante y soberbio que dio a sus colaboradores en la cámara alta o el desprecio que le dio a cuadros que querían sumarse a la campaña del partido MORENA, solo porque en el  pasado tuvieron alguna diferencia con el ex-Senador. Mencionan las amenazas que realizó una vez que se enfiló con la candidatura que hoy ostenta, a los militantes de MORENA por no haberlo apóyalo en esa ruta y que apoyaron a otro precandidato; o los vejaciones que propinó a quien se atrevía a presentar alguna propuesta de candidatura que no hubiera pasado por el filtro que él creó, para elegir a los candidatos donde se auto postuló como el juez supremo y que solo a él correspondía ese derecho de decidir quién.

Este modo de ser y de embestir le ha creado muchos conflictos en lo interno de su nuevo partido. Olvidó el arte de hacer política que nos enseñaba  a mí y al entonces equipo estatal de nueva izquierda del P.R.D. En las muchas tardes de domingo que nos reunimos,   en el salón amplio de mis oficinas particulares y que se bautizaron como “La casa del venado” y donde se empezó a calificar como “político profesional” y que una de las máximas de un buen político decía: “…que cuando se está en campaña hay que buscar estar bien con todos y evitar conflictos, ya que cada candidato, operador, militante o elector influye en votos que se deben de sumar…”  y él al revés de esta lógica está peleado con todo mundo y dependiendo de los votos que Andrés Manuel López Obrador le puede dar para ganar. Otra de las múltiples frases que le recuerdo fue la que nos decía “…un político entre más poder tenga, se debe volver mejor persona…” en ambos casos me he dado cuenta que solo fue un elegante parafraseo lejos de que él mismo lo aplique.

Él en Puebla, se ha ganado a pulso  la enorme posibilidad de que se dé un voto diferenciado en mayor medida  como en ningún lugar del país.

Barbosa tendrá menos votos que el Tabasqueño sin duda y tendrá menos votos de los electores que los  candidatos al Senado de su partido. Habrá municipios y distritos que ganará MORENA y en los cuales Martha Erika Alonso tendrá más votos que Barbosa. Y esto se debe al también mal trato que los candidatos de este partido han recibido de él y los que están promoviendo en forma discreta aunque efectiva el voto de todos los candidatos de MORENA menos el del candidato a gobernador y piden el 5 de 6.

Por lo que en Puebla el candidato al gobierno de Puebla por el partido MORENA cuenta con los votos que le sume Andrés Manuel menos los votos que se reste el mismo. Todavía había tiempo para rectificar y mucho lo habría beneficiado pero en lugar de corregir, aumentó y está más furibundo que nunca.