Los retos de Barbosa en Morena

  • Carlos Figueroa Ibarra
Obras son amores. Las reglas fueron el criterio. Lo que viene es demostrar perfil ganador.

El sábado 1 de julio de 2017 el senador Barbosa estuvo en reunión con el Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Puebla y expresó enfáticamente que no venía  por candidaturas, que no se afiliaría al partido y que probablemente habría concluido su ciclo de política de cargos. Su discurso fue impecable y lo consigné en un artículo escrito en este mismo medio (Ver aquí). Al leer mi columna algunos la consideraron ingenua, me expresaron que el senador no cumpliría su palabra. Tengo varios años en política como  para ser ingenuo y recuerdo muy bien que en esa sesión del CEE de Puebla al cual asistí como invitado, le expresé a Luis Miguel Barbosa que “obras eran amores y no buenas razones” o como diría Marx, “la práctica era el criterio de verdad”.  En efecto así fue. Aproximadamente 17 días después, el senador estaba presentando ante el CEE su solicitud para ser considerado  como candidato a Coordinador Organizativo para el estado de Puebla, es decir el preámbulo de la candidatura a gobernador del estado.

Después de varias vacilaciones –se retiró de la encuesta al saber que Enrique Cárdenas participaría en ella-, Barbosa finalmente ganó dicha encuesta. No puede negarse que este hecho ha generado decepción en buena parte de militantes, afiliados y simpatizantes de Morena. No ha faltado quien ha dicho, al calor de la impulsividad, que retira su apoyo al partido. La razón es muy sencilla: Morena ha sido visto por la ciudadanía como un partido fresco que aspira a no ser más de lo  mismo. Ver a un político otrora vinculado a Moreno Valle, adherente del Pacto por México y vinculado a todo lo odioso en lo que ha devenido el PRD, no puede dejar de generar este tipo de reacciones. Siendo comprensibles las mismas, tampoco puede olvidarse que los integrantes de Morena aceptamos en el Consejo Nacional  del 9 de julio las reglas del juego: se buscarían consensos (unanimidad) para las coordinaciones organizativas, si no se lograban, los Consejos Estatales  elegirían ternas y a ellas se unirían hasta dos propuestas hechas por la “Comisión de Seguimiento de los Acuerdos del 9 de julio del Comité Ejecutivo Nacional”. Y si aceptamos las reglas, inevitablemente tenemos que aceptar los resultados. Las reglas se aceptaron en Puebla y particularmente el Comité Ejecutivo Estatal de Puebla encabezado por Gabriel Biestro Medinilla, siguió a pie juntillas este procedimiento. El lunes 23 de octubre en la noche, fueron comunicados a los cinco aspirantes a Coordinador Organizativo y al mismo Biestro, los resultados de la encuesta: el senador Barbosa es el ganador. En menos de cuatro meses, éste pasó de ser simpatizante “sin aspiraciones” de Andrés Manuel a prospecto de candidato a gobernador.

Los retos  de Barbosa en Morena son grandes. Tiene que mostrar eficacia en las tareas para hacer realidad la estructura territorial de Morena en  Puebla, algo en lo cual pese a los avances, el anterior enlace no resultó ser del todo convincente. Tiene que demostrar un perfil ganador,  si es que resulta ser el candidato a gobernador en 2018. Pero sobre todo, tiene que convencer a los integrantes de Morena y a la ciudadanía que votará por Andrés Manuel López Obrador, que será digno representante de la pretensión del partido de ser una ruptura radical con todos los demás partidos en su venalidad y oportunismo. Quienes lean esta columna, críticos del pasado político de Barbosa, verán nuevamente ingenuidad de mi parte en estas palabras. Nuevamente reitero: obras son amores y no buenas razones. O como dijo Marx, la práctica es el criterio de verdad.

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Carlos Figueroa Ibarra

Sociólogo, profesor investigador de la BUAP, especializado en sociología de la violencia y política. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Fue integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2022).