¿Matrimonio igualitario o cortina de humo?

  • Pablo Rangel Sarrelangue
La polarización suscitada por la iniciativa de EPN sobre los matrimonios igualitarios, es una acorti

Trasladarse al análisis histórico de la Institución denominada matrimonio para establecer criterio en relación  con  la controversia social  y legal que ha generado el  denominado matrimonio igualitario, implica necesariamente  mantener a la ley retrotraída en su aplicación a una sociedad cambiante. Al amparo de lo preceptuado en el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la comunidad LGBT, ha levantado la voz por lo menos desde hace ya diez años, aun cuando inicialmente lo hicieron  de manera bastante desordenada y siguiendo esquemas en sus marchas que incluso llegaban a herir  susceptibilidades incluyendo las no  conservadoras. La maquiavélica intención de las mafias que dominan la política del país encendió el pebetero que procuran  mantener  así por lo menos hasta los albores del proceso electoral para la presidencia de la república. No es casual que haya sido desde los pinos donde se estructuró una reforma sobre la cual los propios priístas pretenden recular, los perredistas apoyar, en tanto que en   panistas se  reflejan  una actitud villamelonezca y por su parte los morenos no hacen mutis. Pero en el centro de la algidez se ubica a la Iglesia católica y determinados grupos de extrema derecha, de esos que aún subsisten atrincherados  y aferrados a un pasado que se diluye.  El mensaje distractor polariza y divide al país, fomenta en los partidos políticos un debate que desgasta y exhibe; en consecuencia de ello el silencio de Andrés Manuel López Obrador, sobre el matrimonio igualitario es en cierta manera inteligente. En un país donde las minorías poco cuentan, hoy la comunidad LGBT, se muestra unida, sólida y firme en su reclamo por el reconocimiento de sus derechos y por contener la discriminación que pulula en nuestro país, en tanto que los grupos clericales que han perdido credibilidad, como el que específicamente liderea el cardenal Norberto Rivera Carrera, salen a escena buscando respaldo social con argumentos por vía de los cuales pretende lapidar quizá a una minoría que simplemente les dice: “Aquel que esté libre de culpas, arroje la primera piedra”. Aun cuando muchos ubican a los poblanos como una sociedad tradicional, en cierta manera hasta  conservadora, ello debe decirse,   está alejado de la realidad, Puebla es un crisol de ideas, impulsadas éstas otrora por la hoy denominada Benemérita Universidad Autónoma de Puebla,; empero  considerando que en la actualidad  nuestro estado tiene más de 10 Universidades sólidamente estructuradas y que la entidad  se ha constituido como un gran territorio de migración interna producto de la violencia en diferentes partes del territorio nacional,  es obvio que ahora  nuevas y diversas  mentalidades fecundan la Angelopolis. Ciertamente la familia  es y seguirá siendo la célula de la sociedad, que se estructura básicamente en valores de respeto y  tolerancia, fomentando la abolición absoluta de la discriminación motivada por origen étnico, nacional, de género, de edad, de condición social, de salud, religión, preferencia sexual o de estado civil, de tal manera que los grupos sociales que hoy son  protagonistas de una lucha que se fija a partir de la solicitud de reconocimiento de un derecho y de la negativa a reconocer ese derecho, deben en gran medida evitar ser esa cortina de humo que tanto beneficia a la mafia que domina y manipula nuestro país. La madre de las batallas electorales se aproxima, por ello la malévola intención de llevar a debate un tema de gran relevancia, que desde luego en el fondo divide, pero en el trasfondo aniquila. La sociedad no debe confrontarse en las calles, finalmente quienes habrán de decidir sobre el tópico que se debate  son nuestros flamantes diputados, aquellos que nunca nos consultan y que han aprobado leyes que agravian y hunden al país, por tanto una idea básica es que los grupos parlamentarios escuchen y se comprometan, que el debate sea en los congresos y no pretendamos que, por via de grandes  y espectaculares manifestaciones se divida a una sociedad de suyo fragmentada por la violencia y el deterioro de su poder adquisitivo que día a día ahonda la brecha entre las clases sociales lo que se traduce en grandes odios e inolvidables rencores.

                                                                      jurídico_rangel@hotmail.com

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Pablo Rangel Sarrelangue

Abogado por la Benemerita Universidad Autonoma de Puebla, Maestro en Derecho Penal por la Universidad Autonoma de Tlaxcala, Ex-Secretario de Juzgado de  Distrito de Tribunal Colegiado y Tribunal Unitario en el Poder Judicial de la Federacion