En la Agenda Pública, el Desarrollo Local del Estado de Puebla

  • Nicéforo Rodríguez Gaytán
.

Para quien gobierne el Estado de Puebla en los próximos años, serán fundamentales los diferentes desafíos y manejos presupuestales que tiene por delante la planeación verdaderamente democrática que debiera de ser más reflexiva, con un gran sentido humano y poner énfasis en el análisis de las regiones y proyectos intermunicipales con sentido social, pero es también importante impulsar el desarrollo local, ver este concepto y función como factor de desarrollo debe ser lo prioritario,  para revertir la pobreza y el hambre en el estado. No son pocas las voces en denunciar las políticas suntuarias, obras y programas que se impulsan en el estado como frívolas y banales teniendo como objetivo principal elevar la imagen pública del mandatario estatal, Rafael Moreno Valle Rosas y de querer convertir a la ciudad capital, junto con Antonio Gali Fayad en una ciudad de la simulación y del espectáculo tipo disneylandia.

En lo que va del siglo XXI se observa con insistencia un proceso de revolución tecnológica y económica de gran violencia, que, en aras de los equilibrios macroeconómicos, está violentando equilibrios sociales y transformando la vida cotidiana de los habitantes. Un proceso que es, a la vez, de diferenciación y de homogenización. La difusión del discurso del desarrollo local y su vinculación con el discurso de desarrollo humano, podría considerarse como parte del proceso de uniformación.

Sin embargo, lejos de los conceptos teóricos de especialistas hay, en pleno siglo XXI una extensión y acentuación de la pobreza. Pobreza agudizada que ya no es un fenómeno típicamente rural, ni atribuible a pequeñas localidades comparadas con otras. Aún en el centro de las ciudades más grandes y más desarrolladas existen áreas de pobreza, con poblaciones comparables a las de ciudades y regiones enteras. Puebla y sus 217 municipios es una muestra de esta nueva realidad.

La fuerza que impulsa estos procesos es el capital y la evolución tecnológica, mecanismo que conforma el mercado, un mercado global. En este contexto, un apurado pragmatismo puede convertir al desarrollo local en un mero instrumento de la competencia entre lugares para atraer las inversiones del capital global.

El capital navega por el mundo en busca de localidades que ofrezcan oportunidades de inversión que mejor combinen rentabilidad y riesgo -inversión financiera, comercial o productiva. Compra y reestructura (o cierra) establecimientos productivos, compra y transforma servicios básicos.

Efectivamente, algunas inversiones basan su competitividad, por ejemplo, en la desregulación de normas que protegen al medioambiente, en la existencia de mano de obra de bajo costo, en la baja calificación del trabajo, en subsidios directos e indirectos, los cuales están generalmente asociados a naciones poco desarrolladas, social y territorialmente polarizadas, con una democracia formal sostenida por el clientelismo focalizado en los sectores de máxima pobreza y no por una ciudadanía participante.

Sin embargo, las inversiones pueden prosperar e incluso en algunos casos requieren de condiciones locales asociadas con un alto grado de desarrollo humano: sociedades integradas, más equitativas, social y políticamente estables, con una población con altos niveles de educación y capacitación, buenos niveles de vida y un medioambiente equilibrado, que pueden proveer mano de obra flexible por su formación básica y su capital cultural.

Mientras se mantengan grandes desigualdades entre las regiones, el desarrollo local podrá apelar a inversiones de alto nivel y pueden tener éxito, pero la degradación de la sociedad y el medioambiente que generan pueden ser irreversibles, y terminarán por descalificarlas en la competencia de largo plazo.

Promover un "desarrollo local" mediante programas dirigidos a aumentar la dualidad de las regiones urbanas, creando islotes de modernidad exportadora en océanos de pobreza, puede conducir al incremento de indicadores de inversión o actividad económica, pero asociados a altas tasas de desocupación, a la pauperización y la desintegración social; en suma, a un crecimiento local sin desarrollo, sin sustentabilidad.

¿Será que se tiene que seguir repreguntándose qué es lo local? La respuesta no resolverá el problema del desarrollo local, porque la cuestión central no está en el significado de lo local sino en el sentido del desarrollo.

Lo local puede ser visto como un ámbito territorial, delimitado por el alcance de ciertos procesos. En especial, se puede destacar lo local como ámbito de posibilidad de la interacción cotidiana cara a cara entre distintos actores.

La desigualdad espacial y social que observa el estado de Puebla, en su conjunto y al interior de sus municipios y de sus localidades exige una definición certera de los problemas en cada uno de los niveles espaciales y sociales, así como de las potencialidades, las capacidades de desarrollo, muchas veces factibles si se involucra a los actores de las comunidades municipales. Estos elementos deben ser parte de una concepción que forme parte de una política de estado de carácter sustentable.

nish76@hotmail.com

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Nicéforo Rodríguez Gaytán

Líder estudiantil. Miembro del PSUM, PMS, PRS y PRD. Estudió de nivel medio, superior y Posgrado en la BUAP. Doctor en Ciencias Políticas UNAM. Profesor investigador, Facultad de Derecho y C.S. BUAP