Aniversario de la alternancia y transición democrática

  • Raúl Espejel Pérez
.

El jueves 2 de julio la alternancia en la Presidencia de la República y la transición a la democracia cumplieron su décimo quinto aniversario. Fue el domingo 2 de julio del año 2000, cuando el panista Vicente Fox obtuvo el 42.71% de la votación (*) para derrotar al candidato de PRI, Francisco Labastida Ochoa, quien alcanzó el 35.78% de votos, en una elección donde hubo el 64% de participación. Este partido perdió por primera vez en su historia la primera magistratura del país, tras detentarla durante 11 sexenios consecutivos.

Ese día quedó registrado en la historia política de México porque llegó a su fin, la prolongada era del autoritarismo, mediante un proceso electoral democrático. Se trató de la segunda derrota del PRI. La primera, ocurrió 3 años antes, es decir, en 1997. En ocasión de las elecciones intermedias donde el entonces partido oficial, perdió la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal ante el ex priista Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. 

Obviamente la alternancia no se produjo casualmente, ni por generación espontánea, por lo que no se puede desvincularla de las manifestaciones de inconformidad social que detonó el presunto fraude electoral que en julio de 1988 llevó a la presidencia a Carlos Salinas de Gortari con el 50.36% de la votación, sobre Cuauhtémoc Cárdenas con el 31.12% y una participación de 52.01%. El emplear el concepto de presunto fraude electoral no implica que ponga en duda que éste haya ocurrido, sino que fue imposible demostrar su existencia porque los procesos electorales eran manejados monolíticamente por el gobierno y la sociedad sólo tenía acceso superficial a ellos.

Sin embargo, era evidente que en la mente de diversos sectores de la población estaba arraigada la idea del fraude. Esta apreciación se corroboró en las elecciones del domingo 6 de julio de 1997, cuando con el 78% de participación ciudadana, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano obtuvo el 47% de la votación, para derrotar al candidato del PRI, Alfredo del Mazo González, quien, a su vez, consiguió el 25% de votos.

El surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional el 1 de enero de 1994 en los municipios de Ocosingo, San Cristóbal de las Casas, Las Margaritas, Chamal y Altamirano del estado de Chiapas, precisamente el mismo día que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio suscrito por México, Canadá y Estados Unidos de América, también contribuyó a crear las condiciones políticas idóneas para que 6 años después ocurriera la alternancia en la presidencia del país y la transición hacia la democracia. En la Declaración de la Selva Lacandona, El EZLN dio a conocer a los mexicanos que lucharía “por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz.”

Carlos Salinas, consciente que su triunfo electoral era objeto de cuestionamientos  severos por parte de la opinión pública y, por ende, que carecía de credibilidad, al día siguiente de tomar posesión de la Presidencia de la República, puso en marcha el Programa Nacional de Solidaridad para combatir la pobreza. Fue su primer acto de gobierno y uno de los más espectaculares. Su propósito fue legitimar su arribo al poder.

Según refiere el mismo Carlos Salinas de Gortari, en su libro México, un paso difícil a la modernidad (Plaza & Janés Editores), página 547, durante su administración gubernamental “se invirtieron (¿¿??) 51 mil 818 millones de pesos, equivalentes a casi 18 mil millones de dólares.” El objetivo de este gasto realizado por el Pronasol, fue combatir la inacabable pobreza de millones de mexicanos. Un comentario al margen: efectivamente este programa combatió la pobreza no tanto de los pobres como de quienes lo manejaron.

En medio de esta asfixiante atmósfera política y de un enorme rechazo a todo lo que oliera a PRI y con la mirada puesta en un singular candidato. Silvestre, bronco, terco, (remember Hoy, hoy, hoy) indisciplinado, respondón y carismático, 35 millones 364 mil 467 electores acudieron el domingo 2 de julio del año 2000 a las urnas. El 42.71% de ellos votó a favor de Vicente Fox  y le dio el triunfo en forma indiscutible.

México entraba así a la alternancia y a la transición democrática.

Fox no tardó mucho en desilusionar a sus simpatizantes. Primero porque en la ceremonia de toma de posesión antes de dirigir su mensaje al Congreso de la Unión, envió un saludo a sus hijos, rompiendo el protocolo de este evento. En seguida por convertir en asunto público un pasaje de su vida privada con la protagónica Martha Sahagún. Después por el escándalo de las toallas y sábanas cuyos precios fueron alterados en la residencia presidencial de Los Pinos. Más tarde por no cumplir su compromiso de atrapar a los peces gordos priistas que robustecieron sus cuentas bancarias montados en el lomo del monstruo de la corrupción. Posteriormente por incumplir su promesa de hacer crecer la economía del país en 7%. Luego por el fracaso de su proyecto de construir el nuevo Aeropuerto Internacional  de la Ciudad de México. Y ulteriormente por ordenar a la PGR que se desistiera en el enjuiciamiento penal de López Obrador por desacatar el mandato de un juez. Estos fueron algunos de los tropiezos que dieron al traste con la imagen de Vicente Fox.

No obstante, esto no fue motivo suficiente para hacer añicos la fuerza electoral que adquirió el PAN ante la debilidad y desprestigio del PRI. El panista Felipe Calderón triunfó en la elección presidencial subsiguiente.

Felipe Calderón, como su antecesor, fracasó al sentarse en el sillón presidencial. La infructuosa y costosa -en vidas y dinero- guerra contra el narcotráfico; el precario crecimiento de la economía nacional, la consolidación de la impunidad y el desbaratamiento del estado de Derecho, fueron ingredientes que intervinieron para que la alternancia en la Presidencia de la República se revirtiera, en las elecciones del 1 de julio de 20l2 en favor del PRI y de su entonces candidato Enrique Peña Nieto.

Hoy, éste, hace numerosos, decididos y firmes esfuerzos para que en 2018 el XVIII Aniversario de la Transición se conmemore contando con un Presidente de la República ajeno al PRI. Si no es Margarita Zavala, para empeorar la situación, podría ser López Obrador.

(*) IFE, 18 horas 53 minutos

del 3 de julio del año 2000

Opinion para Interiores: 

Anteriores

Raúl Espejel Pérez

Ha colaborado como articulista en la revista Jueves de Excélsior, El Universal de México, El Universal Gráfico, El Universal de Puebla, El Día, Nueva Era de Puebla y la revista Momento de Puebla (versión impresa y digital).