La barrera de bambú del río Apulco, línea de 2 km que cambió la vida comunitaria

  • Alberto Jiménez Merino
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Más de mil millones de personas en el mundo viven hoy en casas de bambú. Esta planta, de más de 2 mil usos, genera mundialmente una derrama económica anual superior a los 7 mil millones de dólares y, por sus múltiples beneficios, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo la denominó en el año 2007 “La Planta del Milenio”.

China cuenta con una superficie natural de 6.5 millones de hectáreas, lo que le permite tener el 40 por ciento del mercado mundial. La India tiene otro 40 por ciento de éste y después, están otros 36 países que conforman la Red Internacional del Bambú y el Ratán (INBAR) con sede en Beijin antes Pekín. En América Latina destacan Brasil, Ecuador, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Cuba y México, aunque aún no hemos podido incorporarnos al acuerdo de creación de INBAR.

En Puebla, el bambú es parte principal de una bella historia que sucedió y aún continúa en la Colonia Morelos, municipio de Tenampulco.

Derivado de las lluvias de 1999 en la Sierra Norte, el río Apulco arrasó con la comunidad de Arroyo Zarco y se llevó las tierras de cultivo, además de que se metió hasta el zócalo de esta comunidad.

Durante la visita que hicimos en enero del año 2000, en mi calidad de Secretario de Desarrollo Rural del Estado de Puebla, junto con Aurelio Fernández, Director de la Jornada de Oriente e Investigadores de la BUAP, los pobladores me pidieron entre otros apoyos, construir una barrera de piedra para proteger a la comunidad contra futuros desbordamientos.

Yo desconocía, hasta ese entonces, las propiedades del bambú, igual que desconozco otras muchas cosas. Pero cuando estábamos reunidos, un señor empezó a cortar una vara del bambú que se reproduce de manera natural en esa zona, el Guadua aculeata. El hombre realizó el corte en 10 minutos y me dijo que la vara la vendería en 50 pesos. Hoy sabemos que cada hectárea puede producir anualmente entre 2mil quinientas y 3 mil varas por un periodo de al menos 40 años.

Derivado de esa lección y debido a que no teníamos dinero para la obra, porque casi no se disponen recursos para las necesidades reales de las comunidades, les propuse que en lugar de barrera de piedra la hiciéramos de bambú, así se protegerían de las avenidas (conocida en algunos lugares también como crecida) del río y podrían tener la posibilidad de obtener beneficios ambientales y económicos para ellos y sus descendientes. No fue fácil convencerlos, pero lo hicimos.

Así nació esta bella historia del bambú en Puebla que aún continúa con el trabajo esforzado de muchos poblanos.

En el año 2005 se creó como Programa Estatal de Fomento, no conozco otro en el país, aunque hay extraordinarios esfuerzos privados. Se constituyeron la Unión Estatal de Productores y el Consejo Estatal del Sistema Producto. Se impulsaron plantaciones que superan las mil 500 hectáreas en 80 municipios y, se apoyaron dos centros de procesamiento.

En el año 2006 firmamos en Armenia, Colombia, un convenio de cooperación técnica con la Federación Nacional de la Guadua y realizamos importantes intercambios tecnológicos. Asistí, además, a la Feria Mundial del Bambú en Hangzhou, China, en donde más de 300 empresas expusieron un número mayor a 5 mil productos de este material. Allí firmamos un convenio de cooperación técnica con el Instituto Nacional del Bambú de la República Popular China del cual ya hay resultados pues jóvenes poblanos están produciendo cerveza de bambú.

Recientemente visité, como ya varias veces, la Colonia Morelos, acompañado ahora por la autoridad municipal.  Tocaron  la campana y la gente se reunió con gran alegría. Como poblano sentí un gran orgullo de ver como aquella población se mantiene unida, trabajando por el bambú, sin temor a desbordamientos y con nuevos proyectos. Más de 900 plantas de bambú pueden observarse a lo largo de una orilla del río, una cada 5 metros.

Actualmente, actualizamos este proyecto, definimos nuevas etapas, identificamos las necesidades de apoyo para esta planta, pero también para el rescate y fomento de la acamaya y las especies acuícolas del río Apulco, como el camarón de río y la tilapia.

Los pueblos están llenos de riqueza pero, sin orientación ni apoyo, viven en la mayor pobreza.

El modelo de la Colonia Morelos es un ejemplo de trabajo junto a la gente y abre la posibilidad de que todas las comunidades ribereñas, que así lo consideren, puedan adoptarlo para proteger a personas, tierras y bienes de avenidas, mejorar su entorno y crear empleo e ingreso.

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Alberto Jiménez Merino

Ingeniero Agrónomo. Exrector de la Universidad Chapingo. Trabajó como secretario en 3 administraciones estatales. Consultor FAO. Tiene 3 Doctorados Honoris Causa y 15 libros escritos. Candidato del PRI a la gubernatura 2019.