Una nueva visión de la paternidad

  • Alejandro Armenta Mier
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Tradicionalmente, en muchas sociedades, el padre ha sido quien imparte las enseñanzas morales, impone disciplina y trabaja para dar sustento económico al hogar. En cuanto a las madres, tienen un rol decisivo en las familias, ya que además de ser parte del sustento económico es fuente de cuidados fundamentales para el desarrollo sano de los niños y un potente actor de cohesión social e integración.

En las últimas décadas se ha dado una importancia mayor al papel del padre como coprogenitor, como alguien que participa plenamente en los aspectos emocionales y prácticos de la crianza de los hijos.

Investigaciones recientes afirman que hay efectos positivos en la participación activa de los padres para el desarrollo de sus hijos. Sin embargo, todavía se plantean desafíos para los padres y, por ende, para la sociedad y la política social.

Muchos hombres  tienen dificultades para asumir las responsabilidades de la paternidad, lo cual suele tener consecuencias perjudiciales para la familia –e inevitablemente para la sociedad en general-.

Un estudio realizado por integrantes del Centro de Investigación de la Población de la Universidad de Maryland (2006) mostró una fuerte relación entre el hecho de que un padre viva con sus hijos y el bienestar de estos últimos. De acuerdo con la conclusión del estudio, los hijos cuyos padres biológicos no estaban casados experimentaban niveles más altos de problemas de conducta que aquéllos cuyos padres biológicos sí estaban casados. Por lo que descubrieron que la relación legal entre los padres se relaciona con el bienestar de los hijos.

Por lo que los hijos necesitan de un padre comprometido tanto como necesitan de su madre. Las estadísticas señalan consistentemente que los niños que crecen sin su padre son más propensos a presentar diversos problemas sociales. Las tasas de delincuencia, drogadicción, aborto y de alumnos que tienen bajo rendimiento o abandonan los estudios casi siempre se relacionan directamente con la ausencia del padre.

Un estudio de la Cámara de Diputados (2012) reveló que en México existen 4.5 millones de madres solteras, separadas o viudas, quienes al igual que sus hijos son sujetos de discriminación. Esas mujeres son segregadas cuando solicitan servicios médicos, de vivienda y seguridad social.

Cifras del Consejo Nacional de Población (CONAPO) apuntan que sólo 880 mil mujeres se consideran madres solteras, de las cuales nueve de cada 10 tienen hijos menores de 18 años, mientras que seis de cada 10 viven con su padre o madre. Además 71.8 por ciento de ellas trabaja, aunque la tercera parte vive en condiciones de pobreza.

Cada vez es más evidente que los padres no pueden mantenerse al margen y dejar que las madres eduquen solas a los hijos, un padre debe participar en el funcionamiento diario de su familia para poder ver con claridad las necesidades de sus hijos. De hecho, en una sociedad con constantes cambios, los padres amorosos, dedicados y comprometidos son, quizá, más importantes que nunca.

El psicólogo infantil, David Elkind se refiere a la familia como “una escuela de relaciones humanas en donde los hijos aprenden a vivir dentro de una sociedad. Una madre comprometida y cariñosa junto a un padre positivo y activamente involucrado forman la columna vertebral de una familia saludable y la base de una comunidad fuerte”.

Es fundamental tomar en cuenta la importancia que tiene la familia, ya que cuidar y proteger a los niños garantiza que puedan crecer en un ambiente de felicidad, amor y comprensión para afrontar mejor el futuro.

Los padres y madres de todas las razas, religiones, culturas y nacionalidades son los pilares de la estructura familiar, de las comunidades y de la sociedad, por lo que la Asamblea General de Naciones Unidas ha establecido el 1 de junio como el Día Mundial de las Madres y los Padres, con el fin de reconocer que la familia tiene la responsabilidad primaria en la crianza, orientación y protección de los hijos, e invitar a todos los Estados miembros a celebrar el día en plena colaboración con la sociedad civil.

Para apoyar a las madres y padres en su misión de prestar cuidados a sus familias, se requieren desarrollar y ampliar políticas y servicios de asistencia familiar, como guarderías infantiles. Tanto las mujeres como los hombres necesitan un apoyo público más eficaz para compartir por igual las responsabilidades laborales y familiares. Las familias constituidas sobre la base del reconocimiento de la igualdad entre mujeres y hombres ayudarán a crear sociedades más estables y productivas.

Rendimos homenaje a la devoción, compromiso y sacrificio de los padres y madres para asegurar la consolidación de esta relación y el futuro de las naciones.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.