Crecer es la misión de México

  • Juan Carlos Lastiri

El hablar que es urgente avanzar hacia la construcción de una sociedad más incluyente en nuestro País no debe ser un simple posicionamiento retorico, sino una autentica meta que combinen el esfuerzo intergubernamental y al cual se sumen órdenes de gobierno y sociedad misma. Es cierto que crear condiciones socio económicas para que exista igual de oportunidades que se reflejen en un dinamismo de la movilidad social, solo puede darse si existe una política de estado que involucre todos los aspectos estructurales del orden fiscal y hacendario, que incremente la productividad, que mejore el nivel educativo y abra el mercado laboral a jóvenes y mujeres, en fin una verdadera transformación.

Todo esto es muy claro para el gobierno de Enrique Peña Nieto, en especial para Luis Videgaray. El reciente ajuste a la baja  para este año del PIB,  nos demuestra que  el  verdadero reto es lograr alcanzar un crecimiento robusto y sostenido de la economía mexicana. La rectificación realizada por Hacienda la semana pasada, fue basada en tres factores determinantes; a saber: un crecimiento menor de lo esperado por parte de la economía norteamericana, que impactó en nuestras exportaciones, una disminución en el consumo de refrescos y de los alimentos de alta densidad calórica, debido a los nuevos impuestos y una disminución en la producción petrolera. Los dos primeros factores se pueden considerar circunstanciales y transitorios, mismos que se irán modificando en los próximos meses. Pero en el caso del tercero, es de reconocer que encuentra su origen  en  fallas estructurales.

El crecimiento pronosticado para el 2014 del 2.7%, claramente es insuficiente para lograr un verdadero desarrollo –tal y como el mismo Luis Videgaray lo reconociera este martes- ya que estamos lejos de poder enfrentar los retos y ver una disminución de la pobreza a corto plazo. Que decir de lograr la disminución de brechas sociales. Si bien este porcentaje representa un crecimiento ligeramente superior al promedio histórico de los últimos 13 años  (que es del 2.3) y que es mucho mejor ante el magro 1.2 del año pasado, aún es necesario más, mucho más.

Y en el análisis de la mayor causa del bajo crecimiento obtenido en el primer trimestre conforme a lo reportado por INEGI o sea la reducción de la producción petrolera, ya que se esperaba la cantidad de 2,500,000 barriles y solo se obtuvieron 2,490,000, 1.3% menos que el trimestre pasado. Esta disminución resulta  que viene a ser una consecuencia de las graves deficiencias económicas a que se ha enfrentado la industria petrolera mexicana. El mismo diagnostico que ha sido multicitado en todos los foros y medios de comunicación, fue la base que dio pie a la Reforma Energética. Las condiciones imperantes en PEMEX tanto fiscales como administrativas se constituyeron en grilletes que ataron su posibilidad de crecimiento, desarrollo y por tanto de aporte a la economía mexicana. Lejos de ser un factor que impulsará mayor dinamismo, se tornó en una pesada carga que generó un círculo vicioso de dependencia fiscal con poca inversión estratégica en la paraestatal.

Pues bien, hoy nuestro país se encuentra ante la gran oportunidad de cambiar las cosas para las futuras generaciones.  El ejemplo de estos primeros meses del 2014, viene a ser paradigmático de la causa del bajo crecimiento de la economía mexicana. Las reformas estructurales irán cambiando los factores que determinan esta condición; indudablemente, en esta perspectiva es urgente el aterrizar ya las leyes secundarias que confirmen el marco instrumentado por los cambios constitucionales. Hoy es el momento de apostarle a un nuevo México, que deje atrás atavismos y falsos dogmas. Al final, concretar inversiones que detonen el desarrollo, parte de mandar mensajes claros  que den certeza jurídica, al tiempo que se ataque el escenario de violencia que impera en algunas entidades y que afectan la imagen en el extranjero.

Definitivamente el desafío es muy claro, el qué se debe hacer y el cómo hacerlo se han planteado. El crecimiento económico es el gran reto pero no el único, ya que cuando empecemos a crecer de manera adecuada, dicho crecimiento deberá ir acompañado  de las políticas que garanticen un mejor reparto de la riqueza generada lo que  propiciará una sociedad con menores desigualdades sociales. Y esas políticas públicas son las que está construyendo en estos momentos el Gobierno de la República.

 

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