Bonanza, se va...?

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En una etapa en que los funcionarios de los tres niveles de gobierno presumen en sus informes y publicidad pagada sobre el asentamiento de un mayor número de empresas y crecimiento del número de empleos, la realidad nos demuestra que mienten y de manera deliberada maquillan las cifras que proporciona el IMSS e INEGI.

En Puebla, el anuncio del empresario México/alemán Gerardo Schivy sobre el cierre inminente de la industria fabricante de bombas domesticas e industriales BONASA, que por décadas ofreció trabajo y bienestar a una cantidad importante de obreros y técnicos poblanos,  y  aunque fue fundada por un inmigrante alemán,  siempre se considero una empresa auténticamente poblana.

Los motivos que orillaron a la  desaparición en el mercado de la productividad poblana de Bonanza, no los dio a conocer Gerardo Schivy, gerente de la empresa, pero a todas luces, el cierre de una empresa con toda una tradición en Puebla,  significa una nota negativa para el sector laboral, que en lugar de sumar, resta las ya de por sí escazas fuentes de trabajo en la geografía poblana.

Ante lo anterior, cabe preguntar como actuarán, en la medida de sus responsabilidades las noveles autoridades laborales y económicas, que encabeza  Antonio Gali López, titular de la Secretaría de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico,  Michel Chain Carrillo, titular de Desarrollo Económico y Competitividad Municipal y Juan Pablo Kury Carballo, regidor Presidente de la Comisión de Desarrollo Económico y Competitividad del Cabildo Angelopolitano, todos ellos  jóvenes  empresarios poblanos de origen libanes, que deben demostrar a la sociedad poblana su capacidad para fomentar la creación de empleos bien pagados.

Ellos tienen la obligación de buscar la manera de tratar de abortar la decisión tomada por los directivos de la empresa Bonanza, pero dudamos que tengan la capacidad y experiencia para evitar el cierre de tan importante fuente de trabajo.

La constante rotación de funcionarios estatales, que son ubicados en determinados cargos, sin tener la certeza de su capacidad para desempeñar el puesto, llena de duda y desconfianza a los poblanos. La mayor parte de los nuevos funcionarios son jóvenes y vienen del sector privado, es decir, con absoluto desconocimiento sobre la función pública. Lamentablemente sus capacidades no son puestas a prueba mediante algún examen, todos ellos llegan al cargo por amiguismos y compadrazgos.

Ellos, los nuevos funcionarios, en su mayoría hijos de inmigrantes libaneses, deben demostrar capacidad y trabajo para entregar buenos resultados a los poblanos, pues  de otra, manera pasarán sin pena ni gloria y con el riesgo de ser señalados con el índice reprobatorio de la sociedad, como sucedió con los denominados " hombres del cambio”, durante  las gestiones de Manuel Barttlet y Rafael Cañedo Benítez. SALUCITA DE LA BUENA.

fomca_49@yahoo.com.mx

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