Los retos y las tentaciones

  • José Alarcón Hernández
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“Si te propones mandar,

debes servir con diligencia”

Lord Chesterfield

A partir del día 15 de este mes, habrá en los 217 municipios nuevos alcaldes y algunas alcaldesas.

Los triunfos en los comicios son el resultado de múltiples variables, endógenas y exógenas.

Las personas cuando son  candidatos, son toda humildad, toda dulzura, todo amor; cuando se es autoridad entonces se transforman y prácticamente  olvidan todo eso.

Muchos triunfaron por las coaliciones formales e informales, las cuales pronto entran en lucha interna y exigen dividendos.

Los retos para los nuevos presidentes municipales son inconmensurables, fuera de toda  posibilidad para resolver múltiples problemas ancestrales, que tuvieron su origen desde hace muchas décadas, algunos quinquenios y otros que están incubados que les estallarán.

Ejercer el poder durante cuatro años ocho meses no será un día de campo ni será una celebración, como las que duran días o semanas.

Los retos: proporcionar servicios públicos, como proveer agua potable, tener servicio de limpia eficiente y otros como ofrecer seguridad pública, vigilar la calidad de la educación, dotar de servicios de salud, parques y jardines, panteones, áreas de recreación, servicio de transporte, bueno, hasta enterrar a los muertos y otros muchos problemas que deberán resolver todos los días.

Hay otros problemas: la irregular planeación de las poblaciones y las ciudades que carecen de banquetas, guarniciones, pavimentación, etcétera.

El municipio de Puebla, por ejemplo, requiere para tener resueltos los problemas unos cincuenta mil millones de pesos, que equivalen a treinta años del presupuesto de hoy.

O cuando menos los cuarenta y cinco mil millones que le han asignado a Michoacán.

No omito que el desempleo es otro problema que la gente quiere que el presidente se lo resuelva, aparte de las calamidades que envuelven a las ciudades.

Volvamos a estos días: ahora los presidentes están preparando su asunción, las invitaciones, la comida, la bebida, la fiesta. ¡La pachanga pues!

Los retos sólo se podrán enfrentar con éxito si hay capacidad de escucha, si hay disposición para oír, si se tienen abiertas las puertas del despacho, si no se tiene que formular audiencia, si no hay secretaria o secretario que pregunte ¿tiene cita? y el solicitante con su aflicción musita: ¡malditos, desgraciados! y a la mejor alguno se dice: ¡ch… a su m…!

A veces el presidente, no está porque tiene que gestionar recursos  por la deuda que le dejaron y para empezar su gestión y otros porque están padeciendo la cruda o arrepintiéndose de sus infidelidades.

Pero los retos son domésticos también, desde ahora tienen que ver cómo le pagan a los que les financiaron la campaña; los constructores los asechan, sus adversarios y hasta sus enemigos conspiran para derrocarlos.

La pareja explota porque imagina que ahora sí y resulta que no.

Los regidores y el síndico: ¡oye, es muy poquito sueldo, dame la concesión de…!

Los funcionarios del ayuntamiento, casi todos están pensando como cobrarse los servicios de campaña, como consumar las mochadas.

En fin, todos reclaman derechos a cambio del voto que otorgaron.

Los cuatro años ocho meses, para muchos serán un verdadero calvario.

Sus adversarios y hasta los que votaron por ellos pronto se sentirán defraudados.

No faltarán quiénes expresen: ¡Ay, votamos por él y ni nos recibe!, ¡lo ayudamos y ahora se hace sordo!

Gobernar cuatro años ocho meses, con éxito exige:

Primero, tener un diagnóstico técnico, completo, del municipio, cuantificar la inversión y como no hay dinero suficiente, priorizar.

En otras palabras gobernar con un presupuesto por programas. Esto es, tener una radiografía o expresado en términos médicos, una tomografía axial computarizada de las poblaciones del municipio y más todavía, una resonancia magnética nuclear, que muestre lo urgente e importante por resolver.

Todo se traduce en diagnóstico, presupuesto y en “acciones para transformar”.

Algo más que estaba olvidando: el presidente, sin contemplación alguna, debe designar a sus colaboradores con toda la objetividad para que verdaderamente, eficacia y eficiencia puedan ser el medio para servir al pueblo que lo eligió y al que no voto por él.

Desde hoy auguro que a la mitad de la ruta varios presidentes serán destituidos por la población o por la autoridad.

El tramo es muy largo por no tener cómo, con quién y con qué resolver los problemas.

Más de la mitad irán a la tumba política por ineficientes, insuficientes y por excesos.

Uno que otro, es probable, que vaya a terminar su periodo en San Miguel o en alguna cárcel federal.

Cómo decía mi abuelita: ¡Dios quiera que no!  

Solos no podrán, tienen que saberse allegar de recursos de los gobiernos federal y estatal, como lo han expresado el presidente Enrique Peña Nieto, el gobernador Rafael Moreno Valle y hace unas horas Miguel Ángel Osorio Chong.

Si no lo hubiera dicho ninguno de ellos el sentido común aconseja equilibrio, sensatez, reflexión, para el encuentro y la construcción de soluciones.

El servicio al pueblo necesariamente exige vocación.

Las ganas de ser presidente o presidenta no son suficientes.

Si pretenden robar, el pueblo se lo va a cobrar.

Si son honestos, el pueblo los va a comprender.

¡En hora buena por los presidentes y presidentas!

Hago votos porque este noble y digno cargo lo desempeñen correctamente. ¡Hereden a sus hijos nombre y apellidos con gran dignidad!

¡Insensato aquel que cree que su ascensión no tendrá fin! Proverbio.

Mis correos:
vivereparvo45@yahoo.com.mx
vivereparvo45@hotmail.com

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José Alarcón Hernández

Lic. en economía, con mención honorífica. Diputado Local dos veces y diputado federal dos ocasiones. Subsecretario de Educación Superior de la Entidad y Subsecretario de gobernación del Estado. Autor de 8 libros publicados por la Editorial Porrúa. Delegado de la SEP Federal en el Estado. Actualmente Presidente del Colegio de Puebla. A.C.