Memorias Inéditas de Sebastián Lerdo de Tejada
- José Alarcón Hernández
Los libros son inmortales, como también lo son las leyes del poder. Pueden pasar muchos y estar ahí, intactas, como expresiones de la naturaleza humana.
Los gobernantes en cambio, todos sin excepción, son mortales, efímeros, incluso lo son los dictadores, al fin humanos.
La naturaleza o esencia del poder permanece por siempre.
Sirva esta referencia para hacer alusión al libro “Memorias Inéditas de don Sebastián Lerdo de Tejada”, una joya de la literatura mexicana que sobrevivió a la persecución de su autor y al asesinato de su primer editor.
Fue publicado por primera vez en 1890, en pleno porfiriato.
Es un texto poco conocido que describe el ejercicio del poder político, la psicología de los poderosos, los tiempos de la república restaurada, y a los presidentes Juárez y Díaz.
Antes de hacer alusión al ex presidente de México Sebastián Lerdo de Tejada, así como al muy probable autor de sus Memorias, el periodista Adolfo Rogaciano Carrillo, les comparto un extracto excepcional:
“El ideal del señor Díaz era el de ser presidente de la República; una vez en la presidencia, sus demás ideales se irían desarrollando espontáneamente, como agua que corre por un plano inclinado. El poder viene con el dinero y el dinero viene con el poder. Desde luego planteó en su cerebro esta ecuación. –En un país donde hay un millón de candidatos para la presidencia ¿Qué juego debe seguirse para que el número uno, representado por mí, se saque el premio de la lotería política?
Tenía que ser:
León-para combatir,
Tigre-para devorar,
Perro-para ladrar o acariciar,
Asno-para rebuznar,
Mono-para trepar,
Gato-para arañar,
Rata-para roer,
Ratón-para ocultarse,
Zorra-para desplegar astucia,
Liebre-para correr,
Pez-para nadar,
Gallo-para cantar,
Culebra-para arrastrarse, y……
Cocodrilo-para… llorar!
“Reunid todos esos instintos de las diversas ramas zoológicas en un solo individuo y dad a ese individuo la jerarquía del hombre y lo tendréis superior a los demás hombres…”.
¿Qué le parece? Un político, no es ni tiene que ser un ciudadano común y corriente, sino todo lo contrario.
La publicación cimbró al régimen de Porfirio y provocó gran molestia, tanto que lerdistas y juaristas fueron perseguidos a muerte.
Sirvió como referencia literaria a los caudillos de la Revolución Mexicana en 1910.
Estudiosos del tema señalan que Sebastián Lerdo de Tejada, el político cercano a Juárez, que gobernó México de 1872 a 1876, no escribió realmente sus memorias, sino que fue el prestigiado, aunque olvidado Adolfo Rogaciano.
Rogaciano fue un crítico mordaz de Díaz que pudo platicar con Sebastián Lerdo de Tejada durante su exilio en la ciudad de Nueva York.
Ambos se hicieron amigos y entablaron diálogos interminables acerca de la situación política que prevalecía en el país.
Los dos habían sido expulsados por antiporfiristas.
En su ensayo “El Fantasma de Sebastián Lerdo de Tejada, Alonso Lujambio subraya que el domingo 21 de abril de 1889, en la residencia Lenox House murió Lerdo de Tejada, a sus 66 años de edad, tras doce años de vida en el exilio.
“La vida política de Sebastián había sido civil, no militar…”.
Sebastián nació en 1823 en Jalapa, Veracruz. De los 13 a los 18 años estudió en el Seminario Palafoxiano de la ciudad de Puebla y dirigió sus pasos hacia la vida religiosa, pero ésta no era su vocación.
En 1841 se muda a la ciudad de México y estudia leyes en el Colegio de San Ildefonso. A sus 25 años fue profesor del Colegio y a los 29 asumió la rectoría del Colegio de San Ildefonso.
Era un joven prodigio, destacado liberal que a su corta edad llegó a ser ministro de Relaciones Exteriores, con el presidente Ignacio Comonfort.
Fue diputado federal y en 1867 presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Al morir Juárez, en julio de 1872, se convirtió, de facto, en presidente de la República y en octubre de ese mismo año, fue electo presidente constitucional para el periodo 1872-1876.
Durante su mandato consolidó las Leyes de Reforma, reequilibró los Poderes de la Unión y restableció el Senado de la República.
En 1876 intentó reelegirse, pero no pudo al enfrentarse a la revolución de Tuxtepec que comandaba Porfirio Díaz.
Al ser derrotado, Lerdo de Tejada se tuvo que exiliar.
Nunca regresó a México y rechazó la visita de Díaz.
Pasó sus últimos años en la lectura, en la reflexión y en algunos asuntos jurídicos personales. No se casó ni tuvo hijos.
Por cierto, José Fuentes Mares escribió otro libro sobre su personalidad: “Don Sebastián Lerdo de Tejada y el Amor”.
Vale la pena conocer más acerca de este mexicano talentoso, distinguido jurisconsulto y hábil orador al que Díaz elogió el día de su muerte, llamándolo “insigne ciudadano”.
Díaz no imaginaba que poco después el periódico El Mundo publicaría sus Memorias, en Laredo, Texas.
Cuando el libro salió a la luz, los porfiristas actuaron autoritariamente, asesinando, en 1890, a Ignacio Martínez, director de dicho periódico.
Cabe señalar que su autor, Rogaciano Carrillo, fue un periodista singular y de carácter belicoso, un adversario incontrolable de Díaz.
Ejerció un periodismo crítico en tiempos difíciles por los variados mecanismos de control y de censura implementados por el régimen.
Sus escritos lo llevaron a la cárcel y a vivir en condiciones deplorables en el extranjero, su obra, en cambio, ha permanecido por más de un siglo.
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Lic. en economía, con mención honorífica. Diputado Local dos veces y diputado federal dos ocasiones. Subsecretario de Educación Superior de la Entidad y Subsecretario de gobernación del Estado. Autor de 8 libros publicados por la Editorial Porrúa. Delegado de la SEP Federal en el Estado. Actualmente Presidente del Colegio de Puebla. A.C.