Hipoteca Social

  • José Alarcón Hernández
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David Noel Ramírez Padilla, rector del Instituto Tecnológico de Monterrey, ha publicado un libro excepcional “Hipoteca Social”, en el cual aborda la problemática social del país, desde una visión crítica y propositiva.

David es licenciado en Contaduría y maestro en Administración por el Tecnológico de Monterrey, con amplia trayectoria en la docencia, en la consultoría y como conferencista.

Ha escrito varios libros sobre contabilidad, finanzas y desarrollo humano.

Su obra permite vislumbrar a un México desigual, complejo, pero posible de cambiar.

Se requiere, para mejorar los índices de pobreza y violencia, la participación activa y compromiso social de todos, de lo contrario, habrá consecuencias negativas aún mayores en los próximos años.

            Su libro lo conforman 10 capítulos.

            En el primero “Contra los hechos sobran las palabras”, el autor cuestiona:

¿Consideras justo que México ocupe, entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico el segundo lugar de mayor desigualdad social? ¿Que ocupe el último sitio en calidad educativa en ciencias, matemáticas y comprensión de lectura? ¿Que la corrupción represente, de acuerdo con Transparencia Internacional, 9% del PIB anual y tengamos la posición 100 como país corrupto?

¿Vives tranquilo en un país que tiene el tercer puesto a nivel mundial por el número de robos cometidos; donde el desempleo se incrementa por la ausencia de un crecimiento sostenido? ¿Sobre este escenario seremos capaces de ofrecer una vida digna a todos los mexicanos? ¿Este rostro de nuestro país es motivo de orgullo para ti o para mí? ¿Es éste el México en el que quieres vivir con tus hijos y heredar a las nuevas generaciones?

Si los mexicanos permanecemos indiferentes y pasivos, no habrá solución.

Hoy quienes se sienten marginados y vulnerables están arribando al límite de su paciencia.

Es necesario cambiar paradigmas y concepciones reduccionistas del ser humano.

El hombre sólo encuentra su felicidad verdadera cuando parte de un principio: nacimos por el amor y para el amor, por lo tanto, se debe procurar el bien antes que el mal.

Nunca será ético utilizar los dones y carismas propios sólo para usufructo personal, sino al servicio de los demás.

Sobre nuestros bienes siempre grava una hipoteca social.

Éstos no sólo son el patrimonio material, sino la inteligencia, la capacidad de crear, de innovar, así como las competencias y los conocimientos.

El lema “saber para servir” debe ser guía del comportamiento humano, una razón de vivir.

La palabra hipoteca implica comprometer algo para garantizar el pago de una deuda.

Los seres humanos nos resistimos a dar, por nuestra visión egoísta que nos lleva siempre a acumular, atesorar y retener, no a pensar en los demás. Con esta actitud nos condenamos a no ser felices.

La hipoteca social grava sobre aquellos que hemos sido beneficiados. Cobra relevancia cuando contemplamos un país lastimado, con 53 millones de pobres.      

¿Es posible que haya quienes se van a dormir con hambre, sin asistencia médica, sin techo para cobijarse?

Ante este panorama de México, no se debe permanecer indiferente porque si no somos capaces de generar una vida digna para los pobres, tampoco seremos capaces de salvar a los ricos.

O nos solidarizamos para sanar a la nación, o nos condenamos a un retroceso sin retorno.

Es indispensable nuestro compromiso social, ver a cada mexicano como hermano.

La pobreza es multidimensional y considera varios factores; rezago educativo, salud, seguridad social, calidad y espacios en vivienda, servicios básicos, alimentación, ingresos y cohesión social.

Los programas para responder a estos desafíos no deben ser asistencialistas, sino detonadores que permitan a las personas salir adelante y recuperar sus capacidades para incorporarse a la vida productiva.

 La ayuda asistencial es necesaria y debe ser temporal, de tal forma que se ofrezca apoyo en el mediano plazo para que sean autosustentables y no dependientes perpetuos.

Para lograr el cese de la violencia en México es necesario acabar con la pobreza y con la desigualdad social.

A mayor desigualdad, más corrupción e impunidad, éste es un círculo vicioso.

El olvido del pago de la hipoteca social de los más favorecidos ha provocado, en la historia de la humanidad, revoluciones violentas que pudieron evitarse de haberse dado el compromiso humanitario.

Otro factor que ha incrementado la violencia e inseguridad es la ausencia de un Estado de Derecho eficaz.

Cuando los medios de comunicación no informan la verdad o la distorsionan también detonan más violencia.

Una de las mejores estrategias para reducir la violencia es fortalecer a la familia.

El libro Hipoteca Social no se limita a lamentar injusticias, destaca que es posible un entorno más humano.

Reitera que los factores culturales que han propiciado todas estas carencias son: la pérdida de valores, el relativismo, el individualismo, el materialismo, el hedonismo y el secularismo.

La ausencia de Dios es otra de las causas fundamentales de todas las desgracias humanas.

Al final, el rector David Noel Ramírez Padilla, es propositivo:

“Quizá muchos piensen que no es fácil sanar el rostro de México. Yo pienso todo lo contrario: soy un convencido de que si todos los protagonistas de nuestra nación asumimos el pago de nuestra hipoteca social, en poco tiempo podremos contemplar un México con un tejido social robusto, del cual todos nos sintamos profundamente orgullosos”.

¡Urgen muchos más mexicanos notables como él!

Mis correos:

vivereparvo45@yahoo.com.mx

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José Alarcón Hernández

Lic. en economía, con mención honorífica. Diputado Local dos veces y diputado federal dos ocasiones. Subsecretario de Educación Superior de la Entidad y Subsecretario de gobernación del Estado. Autor de 8 libros publicados por la Editorial Porrúa. Delegado de la SEP Federal en el Estado. Actualmente Presidente del Colegio de Puebla. A.C.