Desprevenidos ante la droga de los zombis
- Abel Pérez Rojas
“El surgimiento de nuevas drogas está acabando
con nuestra capacidad de asombro”.
Abel Pérez Rojas
Krokodil es la letal droga que, según el reportaje La droga come-jóvenes llegó a México (Proceso 1937), causa efectos muy similares a los que presentan los zombis en las películas de terror: “extremidades ulceradas, piel verdosa y escamosa que se desprende como si fuera papel tapiz, dedos necrosados que se caen con sólo moverlos, brazos y piernas amputados, huesos expuestos, mentes sin voluntad…”.
La falta de una actitud prospectiva que se refleje en políticas públicas adecuadas sobre el consumo de drogas expone a los mexicanos al krokodil.
Según diversos medios de comunicación, el primer caso confirmado de consumo de krokodil en México se presentó en Puerto Vallarta, Jalisco, hace unos días. Se trató de una joven que vive en Houston, Texas que vino a pasar sus vacaciones a nuestro país.
Krokodil es una droga altamente adictiva, con efectos parecidos a la morfina, pero altamente intensos, de poca duración, muy barata y terriblemente mortífera: las personas adictas viven sólo tres años.
La droga krokodil, también es conocida como “droga de los zombis”, “droga de los muertos vivientes” o “heroína de los pobres”, tomó su nombre de la sustancia “clorocodida” y del vocablo “cocodrilo” en ruso.
Se considera que la krokodil surgió en Rusia a principios de la década pasada y que su expansión se consolidó en el 2010, cuando se estimaron alrededor de 2 millones de personas adictas en aquel país.
El consumo de krokodil ha prendido la alerta en los sistemas de salud de países como Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Estonia y Finlandia, entre otros.
No obstante que en Internet hay notas periodísticas, artículos y videos que alertan sobre la mortal “droga de los zombis”, en México se había hablado escasamente del tema y hasta hace poco no había merecido algún comunicado por parte de las autoridades de salud.
Desgraciadamente existen cada vez más evidencias de que el consumo de krokodil ha llegado a México, y que la penetración de esta droga a nuestro país fue debido a la cercanía y a los lazos tan estrechos con los Estados Unidos y Canadá.
Aunado al caso de krokodil en Puerto Vallarta, también trascendió, aunque posteriormente fue desmentido, que en Reynosa se habían presentado dos casos más en jóvenes estudiantes.
Hasta ahora las autoridades de salud de nuestro país dicen no tener conocimiento de más casos de personas adictas al krokodil, lo cual da cierto alivio, pero esto sólo podría reflejar que las personas consumidoras no están acudiendo al sector salud para recibir atención.
Cabe mencionar que en el norte de México se encuentran las ciudades con mayor número de personas adictas a drogas inyectables: Nogales, Ciudad Juárez y Tijuana. En dichas ciudades se encuentran gran cantidad de “picaderos”, que son puntos en colonias populares de consumo de todo tipo de drogas completamente alejados de la supervisión de cualquier autoridad.
La falta de planeación prospectiva reflejada en políticas públicas sanitarias se puso de manifiesto a través de la información recabada en la nota Le ‘sacan’ capitalinos al "Krokodil" del periódico Milenio, en la cual un funcionario de salud declaró su confianza en que no se propagará el consumo del krokodil debido al miedo que tienen los mexicanos a las inyecciones.
Ante la inocente declaración del funcionario mexicano cito las palabras de Zahapp, consumidora de krokodil, refiriéndose a su adicción: “Es más fuerte en comparación con la heroína, pero entre más te inyectas más tolerancia desarrollas. No puedes parar. Te sigues inyectando. Nada te da miedo, incluso la muerte”.
¿Cuáles serán las otras drogas tan mortíferas como el krokodil que ya se consumen en México, pero que todavía están ausentes de las planeaciones y comunicados del sector salud y de la opinión pública?
Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com / @abelpr5 / facebook.com/PerezRojasAbel) es poeta, comunicador y doctor en Educación Permanente. Dirige Sabersinfin.com.
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Poeta, comunicador y gestor de espacios de educación. Estudió Derecho (BUAP), Maestría en Formación Permanente y Doctorado en Educación. Ha impartido conferencias y cursos de posgrado en instituciones públicas y privadas. Su obra poética consta de cinco poemarios. Es fundador de Sabersinfin.com.