1 de septiembre

  • Juan Carlos Lastiri

El próximo domingo es 1 de septiembre,  con las implicaciones políticas de sobra conocidas. Por un lado, se inicia el período se sesiones de ambas Cámaras legislativas, período por demás decisivo, por el calibre de la agenda que se va analizar a lo largo de los meses de su duración. Este período es uno de lo más importantes en la historia reciente del país, y de los acuerdos  en las iniciativas que se discutirán, dará pie a las transformaciones de fondo que tanto urgen y que el Presidente Enrique Peña Nieto nos ha propuesto a los mexicanos.

En otro aspecto del próximo 1 de septiembre, el Presidente Peña Nieto hará llegar al Congreso su Primer Informe de Gobierno, posteriormente dirigirá un mensaje a la Nación en el que denotará los aspectos más relevantes de este primer tramo de su administración (que no primer año). Por desgracia, en nuestro País, pasamos  de que el ritual del Informe Presidencial derivara de un protocolo excesivo afín, a un libertinaje y falta de respeto a la figura presidencial. Esos excesos llevaron a que el mandatario en turno dejará de asistir a la sesión de inicio del Congreso de la Unión, sustituyendo el acto republicano por un mensaje a la nación. En este año se determinó que nuevamente no se tenían las condiciones adecuadas para que se diera la presencia de Peña Nieto en el recinto legislativo.

Estos primeros meses han sido de avance inobjetable en temas específicos, encaminados a lograr la transformación de fondo de nuestra Nación. Mucha se habla ahora en los ambientes internacionales del “Momento Mexicano” por la serie de circunstancias favorables que se presentan aquí y ahora, las cuales ya las hemos comentado en diferentes oportunidades. También hemos hablado de los puntos negativos que vienen asomándose en el horizonte mexicano, sobre todo, en el tema de la lentitud del crecimiento económico, las manifestaciones que se han salido de control, en fin temas que en el escenario complican el actuar gubernamental pero que al mismo tiempo son la mayor justificación de la urgencia de un verdadero cambio, eso es lo que significa el proceso de reformas estructurales que ha iniciado.

Voces señalan lo que consideren asignaturas pendientes para el Gobierno de Peña Nieto en su inicio de gobierno, dejando de lado la valoración de la inercia que significó la herencia recibida el primero de diciembre de 2012. Sin hacer una defensa a ultranza ni  tampoco en caer en el extremo de echar a volar campanas, el inicio de este sexenio se cimenta en una avance sustancial al cambiar paradigmas e impulsar acciones que deberán ir acrecentándose en resultados concretos en su momento. Sería imposible en unos meses deshacer los nudos ciegos de la administración pública federal, pero se va avanzado, al lograr iniciar un proceso de coordinación real y efectivo. Casos concretos: la Cruzada Nacional contra el Hambre y el Programa de Prevención del Delito, en los cuales, las dependencias coordinadores vienen trabajando para pasar del discurso a los hechos, en busca de lograr objetivos, teniendo al trabajo interinstitucional y de articulación con entidades y municipios, como el principal argumento para llegar a ellos.

El enumerar los avances no es el objeto de este análisis, si no el reflexionar en que el tema del gobierno peñista no ha sido el efecto estridente sino impulsar lo verdaderamente valioso para el cambio estructural que ha planteado. Peña Nieto lo ha resumido al anunciar que él no viene a administrar, sino a transformar. Y no hay nada más difícil que cambiar aquello que no funciona y que  se resiste a dicho cambio, a la evolución. Y aún más difícil resulta querer ver un campo que produzca o la creación de  miles de empleos en apenas nueve meses, después de años de políticas erróneas. Pero la apuesta ya esta echada y al aprobarse el paquete integro de reformas, se logrará el camino llano para el relanzamiento una nueva realidad nacional. Por lo pronto, seremos testigos de un trabajo dinámico y efectivo para implementar nuevas políticas publicas, partiendo del dialogo y del diseño eficaz, pero tomando en cuenta la participación de la sociedad.

Así pues,  este domingo inician septiembre y un periodo de sesiones legislativo, que tendrá de todo, y que al final, todos deseamos, deje un corte de caja favorable para la historia mexicana.

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