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Sin ofrenda el primer año: tradición de respeto a los fallecidos

  • Lizzette Vela
La costumbre indica que no se pone ofrenda a una persona el primer año de su muerte, respetando su proceso de transición
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En Puebla, el Día de Muertos se vive con respeto y arraigo, incluyendo costumbres que pueden sorprender a algunos, como el hecho de no colocar ofrenda a quienes fallecieron recientemente. Esta tradición se basa en creencias ancestrales, en las que se cree que el alma necesita tiempo para alcanzar el descanso en el Mictlán.

Eduardo Merlo Juárez, arqueólogo y asesor cultural de la UPAEP, el alma de un recién fallecido emprende un viaje largo y delicado hacia el Mictlán, por lo que no puede regresar para el Día de Muertos durante el primer año. Este lapso de espera permite que el espíritu complete su travesía sin distracciones en el plano terrenal.

Por lo tanto, las familias esperan al menos un año antes de incluir al ser querido en la ofrenda. Este tiempo les da la oportunidad de honrarlo de una manera distinta, en respeto a su camino hacia el descanso. La espera simboliza el cierre de un ciclo, que permite a los seres queridos adaptarse a la ausencia.

Además, las ofrendas en estas fechas tienen fechas específicas según la causa de muerte. El 28 de octubre se recuerda a quienes fallecieron violentamente, y el 29 de octubre, a quienes murieron en el agua. Para las almas infantiles, la llegada es el 1 de noviembre, mientras el 2 de noviembre es para los adultos.

Merlo explica que el Día de Muertos no es un ritual religioso; es una tradición espiritual donde no debe incluirse agua bendita ni rezos en la ofrenda. En cambio, se colocan luces y velas para guiar a los difuntos en su visita.

Este enfoque de la tradición busca fortalecer el vínculo familiar y recordar a los antepasados, convirtiendo al Día de Muertos en una celebración que no solo evoca a quienes ya no están, sino que respeta su viaje al más allá. (LV) 

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