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Crónica de la LXVI Ceremonia de los Premios Ariel 2024
El pasado sábado 7 de septiembre tuvo lugar en la ciudad de Guadalajara la sexagésima sexta edición de los premios Ariel. Por segunda ocasión consecutiva, Jalisco entra al quite de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas abriendo las puertas del Teatro Degollado para premiar a las películas nacionales más sobresalientes del 2023.
Pero ahora no sólo ha sido la colaboración de aquel estado, la plataforma de streaming MAX y su canal filial TNT se unieron a la transmisión de Canal 22, en aras de visibilizar a todos los premiados; aún no sabemos cuán eficaz será esta coparticipación; sin embargo, fue evidente que el generalizado apresuramiento, seguramente por ajustarse a los tiempos establecidos por MAX, que terminó por deslucir la ceremonia.
Al arranque, la velada pintaba densa y tormentosa, no sólo por la pobre producción televisiva, sino también por la forzada ironía de los anfitriones, los comediantes Michelle Rodríguez y Kike Vázquez, que apenas provocaron algunas risas al bromear sobre la austeridad que padece la comunidad cinematográfica.
Inmersos en la vorágine de premiación acelerada, fue lamentable el descuido o descortesía que vivió Alejandra Velarde, ganadora de mejor maquillaje por Temporada de Huracanes, quien no tuvo micrófono al momento de recibir la estatuilla. Igualmente desafortunado fue el desinterés de la producción de La Sociedad de la nieve (España), galardonada como mejor Película Iberoamericana por no haber designado a un representante que se hiciera presente. Asimismo, se evidenció la desatención de los organizadores para, al menos, haber previsto la grabación de un agradecimiento que no desmereciera el momento.
Sin embargo, la noche brilló gracias al desempeño artístico de competidores comprometidos con su labor profesional, particularmente de mujeres con reconocimiento en la Industria como Lila Avilés, Tatiana Huezo, Elisa Miller, Ángeles Cruz, por mencionar sólo algunas. También, por magnificas promesas como Natalia Bermúdez, ganadora de dos Arieles: Cortometraje de Ficción y Cortometraje Documental y de la pequeña actriz Naíma Sentíes, que envuelta en llanto recibió el Ariel como revelación actoral por su sensible interpretación de la pequeña Sol en Tótem.
Fue igualmente notable el trabajo de actores como Noé Hernández, Fernando Cuautle y del joven realizador Diego del Río concentraron la atención de la competencia en siete obras que se llevaron las principales categorías:
- Temporada de Huracanes (Edición, Guion Adaptado, Maquillaje).
- Todo el silencio (Actriz, Sonido, Coactuación Femenina, Opera Prima).
- El Eco (Fotografía, Largometraje Documental, Música Original,
- Tótem (Mejor Película, Coactuación Femenina, Dirección, Revelación Actoral, Guion Original).
- Heroico (Coactuación Masculina, Vestuario, Diseño de Arte).
- Desaparecer por completo (Efectos Visuales, Efectos Especiales).
- Kokoloko (Actor).
Todas estas películas triunfadoras son piezas de un universo de 186 nominaciones, en 24 categorías del premio de la Academia Mexicana. Por otro lado, para una discusión posterior queda el dato de si las 17 películas mexicanas que contaron con algún financiamiento público de las 43 con una o más nominaciones, dicha subvención es aceptable o insuficiente.
Si bien la premiación no dejaba de sentirse apurada, la intervención de la poco conocida, pero relajada actriz trans, Dana Karvelas, presentadora de varios ganadores, contribuyó a que los conductores Michelle y Kike lograran conectar con el público.
Por el lado solemne, no faltó el mensaje reivindicativo por parte del Presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, Armando Casas, cuya crítica por el precario apoyo gubernamental para su gremio, más bien resultó ser un discurso anticlimático cargado de mesura y corrección.
Siempre es digno de mención la gratitud que reconoce trayectorias de vida. En esta oportunidad, fueron reconocidas con el Ariel de Oro la diseñadora de arte Briguette Brock, la inconfundible Angélica María y, de manera póstuma, la cineasta Busi Cortés. Aunque fueron ovacionadas, quedó la impresión que al homenaje le faltó sentimiento. De modo semejante, la limitada producción artística musical y la instrucción de apresurar las cosas, entregaron un In Memoriam llano y desangelado.
Finalmente, más que por su realización en el Teatro Degollado, el auspicio de algunas instituciones o por los señalamientos de austeridad que padece la cinematografía nacional, la gala de los Arieles ha valido por la calidad artística de las cintas nominadas y premiadas, señal inequívoca de que, a pesar de la odisea que significa concluir una película, nuestro cine es una cantera sana que se revitaliza con talentosos jóvenes creadores que lo posicionan como referente internacional. (LV)