Sergio Villarreal Barragán, alias "El Grande", “King Kong” o “Come Niños”, comenzó su juventud al servicio de la ciudadanía al incorporarse como policía judicial en Coahuila (de donde es originario), hoy es testigo protegido y clave en el juicio contra el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.

Después de ser parte de la Policía Judicial se integró a las filas de la entonces Policía Judicial Federal donde fue asignado a la plaza de Torreón, comenzando ahí su historia criminal que alcanzó varios estados de México entre ellos Puebla, donde en 2010 junto a dos sujetos más, fue detenido por la Marina en Puebla.

También lee: 10 peligrosos capos que han estado en Puebla

Además de haber estado involucrado en el secuestro, tortura y descuartizamiento de más de 90 personas, las actividades de Sergio Villarreal, un sujeto de dos metros de altura, tez blanca y de más de 115 kilos de peso se basaban en el tráfico ilegal de drogas.

El exnarcotraficante que hoy se encuentra libre tras haber aceptado un convenio de colaboración con Estados Unidos para actuar como testigo protegido operaba en el entonces Distrito Federal y en los estados de Morelos, Guerrero, Nuevo León, Sonora, Sinaloa, Quintana Roo y Puebla e incluso tenía al menos siete averiguaciones abiertas, algunas por delitos contra la salud.

Las noticias al momento: suscríbete al canal de Telegram de e-consulta

El exlíder criminal pasó por el Cártel de Ciudad Juárez, el Cártel de Sinaloa y finalmente por cártel de Los Hermanos Beltrán Leyva, donde logró sus más importantes logros delincuenciales

Fue el 12 de septiembre de 2010 cuando alrededor de 30 agentes de la Marina llegaron a una residencia de la calle Mercaderes en el fraccionamiento exclusivo Puerta de Hierro en la ciudad de Puebla, donde montaron un operativo en el que aseguraron a “El Grande”, así como a Jesús Enrique Jurado Torres y Ramiro Cisneros Aguirre, integrantes de la misma célula delictiva.

Te recomendamos: Puebla se convirtió en un lugar de descanso para el crimen organizado

El arresto causó miedo entre otros residentes, quienes a la referida casa solo veían llegar a varios jóvenes, sin imaginar que sería un centro de operación para el narcotráfico y otros delitos ordenados por Sergio Villarreal, quien no se resistió a su captura debido ya que su esposa, se encontraba con sus dos hijos menores de edad y la niñera, escondidos en una de las habitaciones.

Dos años después, el 23 de mayo de 2012 fue extraditado a Estados Unidos donde fue puesto en libertad en 2019 pues aceptó testificar en contra de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón, señalado de recibir entre 2001 y 2004 pagos de uno a 1 millón y medio de dólares cada mes, por parte de líderes narcotraficantes, entre ellos del Cártel de Sinaloa que le agradecían dejarlos operar.

Sin embargo, el soborno más grande que habría recibido el exjefe de la AFI (Agencia Federal de Investigación) habría sido por parte de Beltrán Leyva, quien le envío un pago de 14 a 16 millones de dólares en cajas de papelería a las afueras de Perisur en la Ciudad de México.

Lo anterior según lo revelado por “El Grande”, durante su llamado como testigo este 23 de enero en el primer día de juicio completo contra García Luna en el Tribunal del Distrito Federal de Brooklyn, Estados Unidos.