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Progresa lento la justicia con perspectiva de género: magistrada
El mundo es un espacio repleto de identidades distintas, en donde las estructuras hegemónicas se han encargado de configurar jerarquías entre estas formas de ser en el mundo. Este orden de las cosas ha marginalizado a las mujeres con respecto a los hombres, lo cual se convierte en una asignatura pendiente para una disciplina como el Derecho.
Mafalda, la pequeña argentina de las caricaturas, decía que el papel de la mujer en la historia de la humanidad ha sido de “trapo”. Los roles de género datan desde el inicio de la vida social sedentaria, cuando las mujeres se encargaron de la recolección de semillas y el cuidado de los menores (aunque, recientemente, se han encontrado evidencias de hembras cazadoras).
Estos roles, denunciados por la Dra. Lilia Mónica López Benítez en una charla para la IBERO Puebla, han orillado a las mujeres a una lucha histórica por la conquista de cada uno de los derechos políticos y sociales que a los hombres les han sido dados desde su nacimiento. Cuestiones como el acceso a la educación y a la actividad productiva continúan como quimeras para el grueso poblacional femenino de nuestro país.
Los estereotipos también contribuyen a mantener las prácticas de desigualdad. Mientras que el hombre es visto como el proveedor fuerte y activo, la mujer es relegada exclusivamente a actitudes pasivas, débiles y sensibles. En la impartición de justicia, estos atributos se alojan en la llamada “categorización sospechosa” que, bien empleada, puede contribuir a un ejercicio proporcional de la ley.
Mientras las sociedades occidentales surfean en la cuarta ola del feminismo occidental, la magistrada en el Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito considera que los cambios han ocurrido muy lentamente. Tal es el caso del aspecto económico: 8 de cada 10 hombres están económicamente activos; la cifra se reduce a la mitad en el caso de mujeres.
Con la perspectiva de género se busca atender estas asimetrías a través de la creación de una igualdad sustantiva en la participación social. Este paradigma reconoce que la mujer se encuentra en una posición de subordinación y permite encontrar el paliativo para los roles históricos de ambos géneros. Dichas soluciones deben traducirse en el reajuste de políticas públicas y prácticas sociales.
En sociedades con amplias desigualdades como las latinoamericanas, los feminismos han impulsado una perspectiva de género basada en la interseccionalidad: una orientación que identifica y suma las diferentes vulnerabilidades que puede vivir una persona con base en su género, edad, etnia, condición socioeconómica, entre otras variables.
López Benítez fue contundente al asegurar que la perspectiva de género no tiene la intención de beneficiar a las mujeres por el hecho de serlo. Por el contrario, busca subsanar las desigualdades que, en algunos casos, también afectan a los hombres. Un ejemplo de ello es la reciente aprobación de las licencias de paternidad para los varones que laboran en la Suprema Corte.
La configuración de acciones jurídicas con perspectiva de género requiere de un análisis meticuloso que permita determinar si existe algún tipo de discriminación evidente o sutil, particular o institucional. A partir de ello, el jurista podrá optar por el tipo de derecho aplicable para argumentar en aras de un proceso que repare el daño y no revictimice a la persona afectada.
Lilia Mónica López destacó la importancia del uso del lenguaje incluyente para hacer patente la existencia de las diferentes identidades. “Si a través del lenguaje podemos ir transformando sociedades, ¿por qué no hacerlo? Evitemos usar el lenguaje sexista”. Las sentencias, dijo, tienen que ser claras y entendibles para cualquier persona.
Para la magistrada, la meta última es la inclusión. Tanto en los juzgados como en la vida cotidiana, la perspectiva de género impulsa los análisis exhaustivos de la realidad que permitan generar los cambios necesarios para llegar a sociedades más justas y equitativas.
El auditorio coincidió con la ponente en cuanto a la urgencia de implementar la mirada feminista en la profesión. El Mtro. Simón Hernández León, coordinador de la Licenciatura en Derecho de la IBERO Puebla, destacó que hablar de derechos humanos y perspectiva de género como una cuestión necesaria para la vida permite comenzar a romper resistencias tanto en la sociedad civil como en las instituciones públicas.