- Sociedad
Tres datos sobre la desaparición forzada
El 21 de diciembre de 2010, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instauró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, debido al creciente número que registraba de este hecho.
La desaparición forzada es un acto que atenta contra los Derechos Humanos de la sociedad y que en México representa una gran problemática, debido a la impunidad existente.
De tal forma que, traemos algunos datos sobre la importancia de conmemorar esta fecha nivel mundial:
1. ¿Qué es una desaparición forzada?
De acuerdo con la ONU, una desaparición forzada se produce cuando se arresta, detiene o traslada a una persona en contra de su voluntad o cuando se priva de su libertad a un individuo por grupos organizados o particulares que luego niegan su participación en los hechos, de tal manera que, también se niegan a revelar el paradero de los involucrados.
2. ¿Qué derechos se violan?
El hecho de separar a las personas de la sociedad les quita la protección de la ley, por consiguiente, una serie de derechos humanos, tales como los siguientes:
1. El derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica;
2. El derecho a la libertad y seguridad de la persona;
3. El derecho a no ser sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes;
4. El derecho a la vida, en caso de muerte de la persona desaparecida;
5. El derecho a una identidad;
6. El derecho a un juicio imparcial y a las debidas garantías judiciales;
7. El derecho a un recurso efectivo, con reparación e indemnización;
8. El derecho a conocer la verdad sobre las circunstancias de la desaparición;
9. El derecho a la protección y a la asistencia a la familia;
10. El derecho a un nivel de vida adecuado;
11. El derecho a la salud;
12. El derecho a la educación.
3. ¿A quién afecta?
La desaparición forzada afecta, principalmente, a las propias víctimas, quienes, en su mayoría, son torturadas y viven con el constante miedo a perder la vida.
Cabe señalar que, algunas de las víctimas terminan muertas, sin embargo, no siempre es el desenlace, pues algunos sobrevivientes quedan son secuelas físicas y psicológicas bastante graves.
En segundo lugar, se encuentran los amigos y familiares de la víctima, quienes viven entre la esperanza y la desesperación al no saber nada de su ser querido.
Finalmente, las comunidades también resultan afectadas, ya que surge una marginación y terror entre los ciudadanos, los cuales comienzan a vivir bajo la idea de que puede pasarles algo similar.
Foto ACNUDH México