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¿Por qué se desconfía de la vacuna rusa contra Covid-19?
Este martes, el mandatario ruso, Vladimir Putin, dio a conocer que su país registró la primera vacuna contra el coronavirus, en el mundo. Sin embargo, muchos expertos se han mostrado escépticos ante la efectividad y seguridad de la vacuna, pero, ¿por qué?
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) no hay suficiente información sobre la vacuna, razón por la que es imposible evaluar si cumple con todos los criterios.
El gobierno de Rusia no ha publicado los datos de la vacuna, aunque asegura que ha pasado por los controles de seguridad necesarios y que su eficacia está confirmada por pruebas de anticuerpos.
No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que la vacuna debe pasar por varios estándares de calidad y mostrar sus efectos de inmunidad, pues no debe causar efectos secundarios en las personas.
No sólo se trata de tener una vacuna y venderla para ver qué pasa, pues, según indicó la OMS, no se debe poner en riesgo la seguridad de las personas con tal de acelerar los progresos de la vacuna.
Es importante aclarar que la vacuna puede representar un riesgo económico para las empresas, pero no debe representar un riesgo de salud para la población. Desde esta perspectiva, si los ensayos clínicos no dan resultados favorables y no se aprueba la vacuna, la pérdida es para las empresas.
Después de que un laboratorio logra diseñar una vacuna, la candidata debe pasar por un proceso largo y riguroso para comprobar su efectividad y seguridad en los seres humanos.
Por su parte, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell , dijo estar sorprendido con la noticia de la vacuna rusa, pues indicó que no se puede utilizar una vacuna que no haya terminado satisfactoriamente todos los estudios, hasta llegar a la fase 3.
¿Cuáles son las 3 fases por las que debe pasar una vacuna?
La primera fase, conocida como fase preclínica, se centra en confirmar que la vacuna sea segura, así como su posible eficacia a través de un indicador indirecto, como, por ejemplo, el desarrollo de anticuerpos o la proliferación de ciertas células del sistema inmune. En esta fase pueden intervenir algunas decenas de personas.
La segunda fase consiste en verificar la seguridad de la vacuna, es decir, se evalúan los efectos secundarios más comunes, tanto a corto como a largo plazo, y cómo reacciona el sistema inmune a la vacuna. En esta fase participan cientos de personas.
En la tercera fase se evalúa la eficacia de la vacuna y se sigue evaluando su seguridad. En esta fase, se recolectan datos estadísticos acerca de las personas que fueron vacunadas, con la finalidad de seguir evaluando la efectividad y seguridad de la vacuna. Además, es otra oportunidad para identificar otros posibles efectos secundarios. Este ensayo es mayor a los anteriores, pues participan miles de personas.
Algunas veces se da una fase 4, después de que la vacuna ya ha sido aprobada y ha recibido una licencia. Esta fase tiene la finalidad de seguir monitoreando y recolectando información sobre la vacuna.
Según la OMS, hasta el momento, hay al menos 25 vacunas contra el coronavirus en ensayos clínicos y, aproximadamente, 139 candidatas en fases preclínicas, por lo que aún no hay una vacuna que esté completamente lista para lanzarse al mercado.