El director EMMANUEL GILLIBERT habló de la película 1,2,3 ... ¡a la cama! y contó detalles de la producción.

¿Cómo surgió la idea de la película?

A partir de un acontecimiento personal. De hecho, yo también soy un soltero empedernido y fiestero, tuve que vivir con una persona que tenía dos niños y por lo tanto, de la noche a la mañana, ¡me encontré compartiendo una vida de familia! Una tarde, escuché que mi amigo decía: “¡Dientes, pipí y a dormir!”. Me quedé parado en seco: para mí eso era algo surrealista. Así que tomé la posición de un antropólogo en documentales de la vida animal, con una mirada virgen y objetiva y con cierto recelo me adentré a descubrir esta nueva “fauna”. [Risas]

Cuénteme de la elaboración de los personajes.

Quería que Antoine (Arnaud Ducret) fuera un antihéroe, que evolucionara para lograr una vida en familia y que Jeanne fuera la mamá fuerte, pero conmovedora. Una mamá moderna, un tipo de Mujer Maravillaque se ocupara de todo, pero que también tuviera sus debilidades: cuando termina la tarde y los niños ya están dormidos, toma conciencia de que ha dejado su vida como mujer a un lado.

¿Antoine y Jeanne evolucionaron cuando contrató a Arnaud Ducret y Louise Bougoin?

¡Absolutamente! Para definirlos mejor, necesitaba a los actores porque tenía muchas ganas de trabajar con ellos. Me encontré a Louise cuando estaba escribiendo el guión y aceptó rápidamente. Volvimos a escribir sus diálogos juntos: quería hacerle un traje justo a la medida. Para mí, el personaje narrativo debe adaptarse también al actor. Ocurrió lo mismo con Arnaud, revisamos juntos sus diálogos para que se apropiara mejor de su papel.

¿Por qué pensó en Louise Bourgoin y Arnaud Ducret?

 Louise era perfecta para el papel: sabía muy bien que era divertida, aunque a veces lo olvidamos porque se ha encadenado a las películas de autor, una parte muy conmovedora también. De inmediato, puede pasar de las risas a lo emotivo. Aceptó de inmediato. Louise estuvo desde un principio y hasta el final.

Para Antoine, quería un actor capaz de encarnar a un antihéroe, pero que también fuera conmovedor. En resumen, una persona que pudiera provocar empatía aunque se comportara mal. Durante un año, busqué en todas direcciones, hasta que encontré a Arnaud. Lo que más me agradó de él, es que es un increíble showman y además actúa muy bien y sabe esperar, eso es lo que pude percibir en la serie “Parents Mode D’Emploi”, sabe lo que se necesita y dosifica muy bien su actuación. Platicamos y descubrimos que sentíamos lo mismo: hablamos de las mismas cosas, teníamos el mismo humor y la misma historia.

¿Cómo eligió a los niños?

Creo que al menos vimos cientos. La directora de elenco Adélaïde Mauvernay realizó un trabajo increíble y no dejó nada al azar: me comprendió perfectamente. Cualquiera habría elegido lo fácil después de 40, pero ella no lo hizo. Quería darles prioridad a los personajes. Encontré niños que tenían un excelente currículum, pero que eran como “simios salvajes”. Buenos actores, pero que no tenían espontaneidad. Yo siempre tengo el deseo de que los personajes tengan vida y sean reales y era necesario que se “desbordara” eso en la película. Buscaba una personalidad fuerte y le dimos prioridad a eso. En el escenario, fue muy difícil logarlo, pero al final valió la pena.

¿Fue muy complejo que los niños interactuaran mucho con Arnaud? y ¿Cómo los dirigió?

 De hecho, hay muy pocas tomas en las que los niños aparezcan solos en pantalla, casi siempre están en el mismo cuadro que Arnaud. Cuidaba que los niños no se dejaran impresionar por un hombre como Arnaud que mide 1.95 metros de altura y pesa 100 kilos.

La niña encarna a la pequeña princesa, la que vive en las nubes y que sólo ve lo que quiere ver. Por el contrario, el niño es un tornado, ¡que voltea una habitación en segundos!

Foto Amarok Film