- Entretenimiento
Deseo Sexual: el placer de propagar a la especie nos domina
Garantiza la existencia nuestra especie. Se le puede llamar lujuria, libido; motivación sexual; o por su nombre más famoso: Deseo Sexual. Es el interés que un individuo tiene por las experiencias relacionadas con el sexo, y el placer que de este se deriva.
Desde una perspectiva biológica, es tan instintivo como dormir, defecar o comer. La perspectiva socio-cultural dice que es un constructo, porque no se le puede considerar una necesidad. Un tercer punto de vista involucra el aspecto existencial: el ser humano sabe que va a morir y quiere trascender.
El filósofo alemán Arthur Schopenhauer lo define como “la voluntad de vivir que se manifiesta en toda la especie”. En otras palabras: el Deseo Sexual es la razón principal por la que ya somos más de 7 mil millones de personas en este Mundo.
Si abundamos un poco en cada uno de los aspectos arriba señalados, encontraremos algunos datos muy relevantes. Podemos comenzar anotando los siguientes:
Testosterona
Uno de los principales detonantes del deseo sexual es la testosterona. Los hombres producen entre 10 y 20 veces más de esta hormona que las mujeres, pero ellas son más sensibles a sus efectos.
Varios estudios científicos han comprobado que cuando disminuye el nivel de testosterona en el organismo masculino, el deseo sexual también se reduce; pero la capacidad para copular suele permanecer intacta. Otras investigaciones encontraron que cuando a una mujer se le administra testosterona por vía transdérmica, su deseo sexual se incrementa.
La testosterona se deriva del colesterol; una sustancia que con sólo nombrarla pone los pelos de punta, pero que resulta indispensable para la vida. Entres otras funciones, el colesterol es el precursor de las hormonas sexuales. Este es –sin duda- uno de esos temas en el que vale la pena tener información suficiente.
Diferencias de género
Los hombres son fecundadores, y por tanto experimentan constantemente el deseo sexual. Entre las mujeres, este deseo va muy relacionado con los ciclos: aumenta en el periodo de ovulación y disminuye durante la menstruación. De hecho, estar al tanto del ciclo sexual femenino suele ser de gran ayuda para mejorar la experiencia erótica.
Atracción
Entre los seres humanos –como prácticamente ocurre en todas las especies- el sexo no se da con cualquiera. La atracción entonces tiene mucho que ver con el deseo. No obstante, lo atractivo no se refiere únicamente a la apariencia física. El deseo puede ser activado por la intención de generar cercanía con otra persona; o para obtener un beneficio distinto puro al placer sexual (algo material o emocional).
Tensión sexual
El deseo es también una necesidad de liberar la Tensión Sexual. Esta ocurre cuando dos personas sienten atracción mutua. No es raro que se perciba a veces la tensión antes que la atracción. Y es de lo más común, que otros perciban la tensión sexual antes que cualquiera de los involucrados.
Dicho esto, entonces el deseo sexual puede estar detonado por una Tensión Sexual que necesita ser encausada. Y “encausar” no implica necesariamente que se vaya a terminar en la cama con otra persona. Sólo es admitir que esa tensión existe; ya sea para hacérselo saber (o notar) al otro; o simplemente para construir una fantasía individual.
Cuando una de las partes decide hacer contacto, se involucra entonces el aspecto social; donde hombre y mujer adoptarán el rol que las costumbres del lugar dicten para cada género. Algunos especialistas consideran que si bien las cuestiones sociales influyen en el deseo; estas no aparecen si no hay primero un detonante biológico. Otros –sin embargo- los ven como aspectos complementarios: las cuestiones socio-culturales son tan capaces de echar andar la tensión sexual como los aspectos fisiológicos. Lo seguro es que la mayor parte de las veces, los dos aspectos van de la mano.
Espectro del deseo
Stephen B. Levine, un experto norteamericano en sexualidad humana, creó un espectro del deseo sexual. Estas son las gamas: aversión, renuencia, indiferencia, interés, necesidad y pasión.
Recompensa
A lo largo del tiempo, varios estudios demostraron que cuando el ser humano recibe una recompensa por corresponder a su deseo sexual, este se va incrementando. Así que a mientras más placer sexual recibes, más intenso e incontenible se vuelve tu deseo sexual. Y está visto que esta ha sido una forma muy efectiva de perpetrar a la especie: no lo hemos hecho por obligación ni por necesidad, sino por puro placer. (Twitter: @rolandolino)
*** Información publicada en 2013
[relativa1]
[relativa2]
[relativa3]