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Meditar sí mejora calidad de vida, dice en Puebla monje tibetano
La ciencia ha demostrado que la meditación puede mejorar la calidad de vida, cambiando lo que era impensable de transformar y demostrando que la práctica estimula la plasticidad neuronal de manera que aún ni se sospecha, sostuvo Yongey Mingyur Rinpoche el monje maestro de la nueva generación del Tìbet en su tercera visita a Puebla.
En entrevista con este medio, el monje Yongey Mingyur Rinpoche fundador de los Centros de Meditación Tergar en todo el mundo confesó ser “una rata de laboratorio” y con escaneos de lóbulos cerebrales documentó que hay crecimientos en zonas específicas y alteraciones biológicas con el simple hecho de cerrar los ojos y concentrarse en la respiración o en un sonido externo por menos de cinco minutos.
Antes de su conferencia en el Teatro de la Ciudad también impartió un seminario sobre las antiguas enseñanzas del Tibet, Yongey Mingyur Rinpoche habló de lo que pudiera considerarse la antítesis de su práctica: la ciencia.
Sin embargo, el maestro cuya práctica está influenciando a más de 120 países, comparó a la ciencia con el Budismo porque, dijo, ambos buscan la verdad y la realidad. “Hoy los científicos dicen que el tiempo, átomo y el espacio son impermanentes. Eso lo sabíamos nosotros hace 2.500 años”.
Se refirió a la meditación como un “darse cuenta”. “Meditar es un exactamente lo contrario a bloquear los pensamientos; es, en el sentido más puro, hacer conciencia de la conciencia que se posee, permitiendo que un canal insospechado fluya”.
Prometió que los resultados en las investigaciones sobre los efectos de la meditación, en el Laboratorio Waisman en la Universidad de Wisconsin -ante la petición del Dalai Lama y, con él , Richard Davidson - este año serán publicadas y serán “de asombro, pues los nuevos resultados revolucionarán lo que hasta ahora ha sido una creencia aceptada”.
En el Teatro de la Ciudad en la conferencia "La Alegría en tiempos de ansiedad”, el tibetano compartió su filosofía que ya ha publicado en su libro "La alegría de vivir" considerado como uno de los libros más vendidos en la lista del New York Times.
La mente: un mono loco
El monje tibetano asegura que la vida y sus problemas encuentran su más fiel imagen en “las olas del mar”, que igual que la naturaleza de la vida o la bolsa de valores, con innumerables subidas y bajadas por minuto; no pueden controlarse, por lo que la única forma de enfrentarles es “soltarles, pero concentrados en lo único permanente: el yo”
“Tengo un mensaje para los que sufren: no intentes controlar al monstruo, cualquiera que sea su forma. Suéltenlo, pero no se rindan; intenta derribar el muro poniendo la misma atención que se da al problema en las capacidades, en la propia sabiduría y en las cualidades que se posee, meditando en tanto. El resultado es que la conciencia de esto, transforma al problema”, explicó.
Aseguró que la única forma de encontrar la paz en tiempos violentos es reconocer la bondad básica en uno mismo y “creer en mí” para cruzar un río que permanece en apariencia “in-cruzable”.