Donald Trump no se apartó ni una línea de su campaña racista y antinmigrante durante su discurso de aceptación de la candidatura republicana.

El magnate prometió que cuando gane la presidencia de su país ordenará construir un muro y Estados Unidos volverá a ser grande.

El republicano les ofreció a sus seguidores que detendrá la migración, que prohibirá la entrada de ciudadanos que provengan de países que promuevan el terrorismo.

“Los estadounidenses quieren un respiro de la inmigración incontrolada. Mi plan es exactamente opuesto a la peligrosa política migratoria de Hillary Clinton”, dijo.

Indicó que su incorrección política es una virtud, pues es la única forma de decir la verdad y ser honesto.

“Los problemas a los que nos enfrentamos ahora seguirán mientras continuemos confiando en los mismos políticos que los crearon. Un cambio de liderazgo es indispensable para cambiar”, dijo.

Arremetió en contra de su rival, Hillary Clinton, y la acusó de ser una de las culpables de los desastres que padece Estados Unidos.

“Hemos vivido una humillación internacional tras otra. Derrotémosla en noviembre”, dijo.

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