El ataque del grupo terrorista ISIS convirtió a la llamada Ciudad Luz en una ciudad fantasma.

Los franceses amanecieron hoy con dolor y miedo y deambulan entre las calles silenciosos y preocupados de que en cualquier esquina pudiera estallar alguna bomba.

El terror se respira en las calles de París, los pocos transeúntes caminan desolados, cabizbajos y temerosos, como si recorrieran calles sembradas de peligro.

Hoy París es la capital del dolor y la tristeza. Un testimonio de las consecuencias del horror y el odio.

Los lugares turísticos y las plazas familiares lucen vacías, la gente prefiere resguardarse y escuchar las informaciones por internet o la televisión.

Las calles y el Metro parisino están desiertos y nadie se acerca a los comercios ni siquiera para contemplar los artículos.

Decenas de policías y militares patrullan los barrios parisinos en donde prevén que pudieran surgir ataques, listos para detener a sospechosos o para repeler agresiones.

La Torre Eiffel, el máximo símbolo de la identidad francesa, permanece cerrada y con las luces apagadas en señal de duelo por la masacre de más de 120 personas perpetradas por los atacantes yihadistas.

“Jamás habíamos visto la capital así, triste, desesperadamente calmada”, dijeron turistas a agencias internacionales.

Crédito de la foto www.lacapital.com.ar