• Medio Ambiente

Investigan en la Buap a aves rapaces en Malinche y el Izta

El estudio forma parte de un proyecto multidisciplinario que obtuvo el premio Por amor al planeta, auspiciado por VW
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A  través de la investigación Patrones de distribución y abundancia de una comunidad de búhos y lechuzas en el Parque Nacional La Malinche y el Parque Nacional Izta-Popo, la BUAP aportará al conocimiento de la biodiversidad que aún se preserva en dichas zonas y a determinar el impacto que el desarrollo urbano y los cambios de uso de suelo ejercen sobre las mismas.

El estudio realizado por Andrés Estay Stange, profesor investigador de la Escuela de Biología, forma parte del proyecto multidisciplinario: “Estación científica la Malinche: investigación integrativa para la conservación y la educación ambiental: El papel de la actividad humana y otras variables ambientales”, que obtuvo el premio Por amor al planeta 2012, auspiciado por Volkswagen. y en el que participan investigadores de las  universidades autónomas de Tlaxcala, Baja California, Puebla y UNAM.

El maestro en Ciencias Biológicas destacó la importancia que tiene el estudio de aves rapaces en los parques nacionales, ya que esas especies son consideradas importantes bioindicadores, de ahí que su presencia o ausencia reflejen el grado de deterioro o conservación del hábitat en el que viven.

Explicó que la deforestación afecta a la biodiversidad de los bosques, por lo que el cambio de uso del suelo modifica drásticamente el medio ambiente que requieren los organismos para vivir, reproducirse y alimentarse. Búhos y lechuzas como parte de la cadena trófica, son fundamentales para mantener el equilibrio ecológico, apuntó.           

Los primeros registros

Para detectar y conocer qué especies rapaces son las que habitan en la Malinche e Izta-Popo, desde el mes de abril pasado y hasta agosto, el académico, junto con estudiantes de Biología, realizarán recorridos de observación por la zona durante la noche y documentarán la información en el día, para clasificar las aves nocturnas por sus características.  

Trazando rutas de monitoreo desde las comunidades que se encuentran en las faldas de los volcanes, pasando por los campos de cultivo, los diferentes tipos de bosque, hasta llegar a la cima, se recorren 20 kilómetros. En cada parque nacional se han determinado puntos de monitoreo en 80 kilómetros, lo que arrojará información importante, que en su momento podrá ser útil para otros parques nacionales con ambientes similares, abundó Estay Stange. 

Éste es el primer estudio que se hace específicamente de búhos y lechuzas en los estados de Puebla y Tlaxcala e inició partiendo de registros teóricos. Conforme se avance en la investigación se sabrá qué especies se mantienen, cuáles han desaparecido o  migrado a otras zonas más altas o bajas y el por qué.  

A pesar del visible deterioro que observan las reservas referidas, comentó el investigador de la Escuela de Biología, en los primeros recorridos nocturnos se detectaron ya ocho especies de búhos en La Malinche y cinco en el Izta-Popo, de las cuales  3 son nuevos registros para Tlaxcala y dos para el Puebla. 

“En La Malinche hemos encontrado especies como: Megascops trichopsis, Tyto alba, Bubo virginianus, y en el Izta-Popo especies como Tyto alba, Bubo virginianus y Aegolius acadicus, entre otras.

Cantos que atraen

El primer esfuerzo fue detectar los diferentes cantos que emiten búhos y lechuzas con el fin de atraerlas. Esta es una investigación minuciosa, donde en los recorridos que se realizan, sobre todo en la zona boscosa, “se van imitando los cantos y se camina casi  en silencio para no asustar a las aves y evitar que se escondan”.  

“Como son aves muy curiosas buscan de donde viene el sonido, se acercan y responden también cantando. Las hemos visto a muy pocos metros y ya cerca iniciamos el registro y la identificación, tomando en cuenta sus condiciones morfológicas y determinado coincidencias y diferencias”, detalló. 

Los búhos, abundó Andrés Estay, tienen las patas y los ojos más grandes. Por ejemplo, el búho cornudo tiene  un penacho en la cabeza  y sus plumas forman dos cuernitos; las lechuzas tienen cara en forma de corazón y sus ojos son más pequeños y centrados; ambas poseen una gran visión que les permite cazar de noche.    

Buscando nidos

Los cambios en la biodiversidad impactan seriamente a las aves rapaces porque no son de las que construyen nidos, sino que aprovechan los que abandonan otras especies, como el pájaro carpintero; las más grandes usan los de los halcones. Si estas especies desaparecen o disminuye su población también lo hacen los búhos y las lechuzas.

Enfatizó que esta investigación será fundamental para determinar los ciclos reproductivos que tienen estas aves y marcar las diferencias respecto a aquellas que habitan zonas del norte del país. De acuerdo con las primeras investigaciones y recorridos realizados entre febrero y marzo, periodo en el que no se encontraron nidos, su temporada reproductiva es durante la primavera y el verano, hecho que se tendrá que constatar.

“Con ayuda de los habitantes de las distintas comunidades, que han aceptado participar con nosotros, recorremos las zonas de monitoreo buscando los nidos, hacemos su registro y damos seguimiento para determinar su ciclo reproductivo. Así, sabremos cuántos huevos ponen, cuándo ocurre la eclosión, cuántas crías logran nacer y sobrevivir, tiempo de crecimiento de los polluelos y cuándo dejan el nido”, añadió.   

Controladores de plagas            

Es importante, dijo el profesor investigador, que se reconozca el valor que tienen las aves rapaces como controladores naturales de algunas plagas. Se alimentan de pequeños mamíferos e insectos, algunos de los cuales dañan los cultivos. Cuando éstos se fumigan los roedores se intoxican y las aves al comerlos también y mueren.

Búhos y lechuzas aunque misteriosos, no son dañinos, sin embargo, el hecho de ser aves nocturnas, de emitir sonidos cuando la mayoría duerme ha dado pie a mitos y leyendas, positivas y negativas en distintas épocas de la humanidad, pero también forman parte de la cultura popular.

Lo cierto es que dichas especies integran un segmento fundamental del entorno natural y, por ello, como parte del proyecto multidisciplinario, en las comunidades de faldas de la Malinche “se realiza un programa de educación ambiental utilizando las aves como elemento central, resaltando su atractivo canto y vistosos colores para lograr que los habitantes valoren estos vivir cerca de una zona con gran biodiversidad animal y vegetal, y contribuyan a su preservación”, finalizó el maestro en Ciencias Biológicas.

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