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Javier Ceniceros, una leyenda que cumple 20 años en la UPAEP

A partir del 23 de marzo de 1995 comenzó uno de los idilios más importantes del deporte universitario con el coach
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Fue la mañana del  23 de marzo de 1995 cuando el Jefe de Deportes Héctor Álvarez Benítez y el Director de Integración Universitaria UPAEP Juan Manuel Aguirre llegaron a la casa del CP Javier Ceniceros para que se hiciera cargo ese mismo día por la noche del equipo de básquetbol varonil para el tercer partido del Campeonato Nacional de CONADEIP 1era Fuerza que se disputaba en UDLAP y donde debían  enfrentar al ITESM Campus Monterrey en la fase de grupos.

Con derrotas en las dos jornadas iniciales del Nacional de CONADEIP: 69 a 71 ante la Universidad del Tepeyac y 54 a 75 ante la Universidad Regional del Norte las Águilas se encontraban en el que ha sido el momento más difícil de su exitosa trayectoria: por primera y única vez en toda su historia, UPAEP que es fundador de CONADEIP  estaba en posición de descenso. Una derrota ante los borregos esa noche habría marcado negativamente la historia de un equipo siempre ganador.

La situación del grupo era complicada pero para un hombre de retos como el Coach Ceniceros también era motivante: el grupo estaba tan parejo que cualquiera de los cuatro equipos podía avanzar a la siguiente ronda o descender, los dos que triunfaran esa noche irían a las semifinales, habría un derrotado que se salvaría y el último lugar del grupo descendería. UPAEP fue su equipo como universitario, graduado apenas unos años antes conocía a varios de los jugadores como amigos y compañeros de duela, por lo que aceptó el enorme reto de enfrentar a un equipo difícil como los borregos y buscar salvar del descenso a su Alma Mater.

Apenas tuvo una horas para plantear su primer partido como entrenador en jefe en condiciones tan adversas, pero libró el examen con sobresaliente: esa noche en el gimnasio de la UDLAP no sólo derrotó, sino que apaleó  72 a 55  a los Borregos del ITESM Campus Monterrey  enviándolos a segunda división e iniciando justo ese día una de las rivalidades más grandes del básquetbol universitario de México.

Con el triunfo ante los borregos el equipo no sólo libró el descenso, además calificaron a la segunda ronda y llegaron hasta la Medalla de Bronce nacional.

José Antonio Villar Genesta, primer seleccionado nacional en la historia del básquetbol UPAEP (Universiada Mundial Palermo 1997) y mejor anotador para las Águilas esa noche, es uno de los jugadores de esa generación que vivieron la transición de conocer a Javier Ceniceros como compañero de equipo y a partir de ese 23 de marzo tenerlo como entrenador.

El “Chamo” como lo conoce la afición águila, fue el mejor anotador del partido y se refiere así al debut de Ceniceros: “El día que presentaron a Javier era de mucha incertidumbre por la amenaza del descenso, pero sólo de saber que sería nuestro coach la mentalidad de todos los que éramos parte del equipo cambió y con la confianza conocer como leía los juegos Javier y como analizaba al rival desde jugador, logramos derrotar al Tec. Me siento afortunado de que fuera mi entrenador y sobre todo de seguir siendo su amigo. Recuerdo que estaba tan nervioso que cuando lo presentaron al equipo como nuestro nuevo entrenador sólo dijo -chavos vamos a hacer lo que sabemos hacer-. Felicidades “Greñas” y un abrazo por estos 20 años en los que has demostrado cada año lo gran entrenador que eres y la excelente persona que siempre has sido.”

A partir de ese 23 de Marzo comenzó uno de los idilios más importantes del deporte universitario con el Coach Javier Ceniceros y el básquetbol UPAEP.

—De estos 20 años, ¿qué es lo más significativo de dirigir a las Águilas?

—Pienso que hay muchas cosas positivas, la principal es la satisfacción de poder ver a mis primeras generaciones como hombres de bien, que sean hombres de familia y que sean exitosos en la carrera que eligieron, verlos triunfar y verlos sólidos.

—Sin duda han existido momentos malos ¿cuáles han sido?

—Ha habido cosas malas, la enfermedad de mi hijo que estuvo muy mal cuando nació, fue un momento muy difícil para mi esposa y para mí porque estábamos al pendiente de él, fueron 4 años difíciles pero salimos adelante y gracias a Dios el siguiente mayo cumple 15 años. Es un recuerdo muy bonito el que todos mis chicos se unieran a la causa, cuando se raparon todos en un partido contra la UDLAP, otras situaciones como haber perdido un bebé que nació de 7 meses, y que al día siguiente de haberlo enterrado yo tenía que estar entrenando aquí en la cancha, son situaciones difíciles pero tienes que brincarlas, ser capaz de levantarte porque la vida continua, seguir adelante y son de las cosas más tristes que me han pasado como entrenador en estos 20 años.

—En esta situación de hablar sobre familia y éxitos, ¿qué papel juega su familia en esta situación?

—Es sumamente importante, tienes que ir de la mano con tu familia, es el trabajo en equipo, de mis hijos y mi esposa “Chely” es fundamental, hoy ella está preparando la maleta, tenemos que ir a Saltillo, después a Monterrey y terminamos en Pachuca. Es fundamental el apoyo incondicional de tu familia, porque sin eso no podríamos hacer las cosas bien, ni ser estables.

—En la actualidad hay dos situaciones de honor que tiene la UPAEP, ser el último bicampeón en cualquier competencia (2006 y 2007) y haber obtenido el doble campeonato en 2012 (CONDDE y CONADEIP), ¿qué le deja tener esos dos galardones?

—Yo creo que son las generaciones, la de 2005 y 2006 era la generación de Gustavo Ayón, con Leonardo Olachea, Héctor Ibáñez y compañía; eran muy talentosos y lamentablemente se partió esa generación, nosotros pensábamos tenerla 5 o 6  años como es normalmente, pero se fueron a ligas profesionales, otros egresaron y tuvimos que remar contra corriente. En la otra de 2012 creo que trabajamos mucho en esa generación y vinieron a apoyarnos 2 jugadores que llegaron a maestría, como Carlos Méndez y Antonio Castillo y esas generaciones se tienen que conjugar para ganar campeonatos y creo que esos campeonatos fue a base de ese trabajo en equipo y se nos dieron para lograrlo.

—Sin duda su gran trabajo le ha abierto otras puertas como ser seleccionador nacional universitario y asistente en el Mundial de España a nivel mayor, ¿le agradece esta situación a la UPAEP?

—Sí, fue la primer casa que me abrió sus puertas, me dieron esa oportunidad y yo creo que todo viene de la mano, la capacitación que hemos tenido que han brindado, y yo estoy agradecido y contento en mi alma mater dando lo que he aprendido durante tantos años. Y continuamos al pie de cañón preparando las fases finales que son en Aguascalientes y Monterrey, trabajando para lograr algo importante para la universidad.  

—Su llegado como entrenador fue en el 95 pero prácticamente 9 años atrás llegó a la Universidad, ¿cómo fue ese primer contacto y cómo fue que decidió quedarse en Puebla y en específico en la UPAEP?

—Yo llegué en 1986 después de pasar el mundial, me probé en la UDLAP y en ese tiempo el coach me dijo que no le servía que no tenía estatura y ahí me conoció Samuel Campis que estaba en mira para ser entrenador de UPAEP, me mandó una carta diciendo que me ofrecían 100% de beca, entonces me convenció y vine a estudiar la carrera de contaduría pública, saliendo de la carrera logré ser entrenador juvenil y asistente del equipo mayor, duré algunos años de auxiliar y fue hasta el 95 que logré ser entrenador.

—Campeón como jugador en el 87, 89 y en el 92, ¿qué disfrutó más, los títulos como competidor o como entrenador?

—Son facetas diferentes, cuando eres apasionado de este deporte se disfruta tanto de jugador como entrenador, se disfruta ganar un campeonato nacional, es una satisfacción diferente vivirlo como entrenador pero siempre es una gran satisfacción y una gran alegría. 

—¿Qué concepto tiene de Puebla?, ¿ya se considera poblano?

—Siempre hablo muy bonito de Puebla, cuando voy a mi casa en Chihuahua y les cuento les hablo de Puebla; me dicen que ya soy poblano, y pues tengo 28 años aquí y estoy agradecido con la ciudad y sobretodo con la UPAEP que me abrió las puertas, me dio una oportunidad, aquí conocí a mi esposa aquí hice mi familia, aquí he hecho la mayor parte de mi vida; conozco muy bien todo por acá y siempre invito a toda a mi gente a que puedan venir para pasearlos.

—Su legado deportivo está más que plasmado, pero a usted ¿cómo le gustaría ser recordado a lo largo del tiempo dentro la UPAEP?

—Como una persona responsable, sobre su trabajo sobre sus valores y sobretodo ser un ejemplo para los muchachos, que me recuerden bien y que no se vayan odiando al entrenador. Que yo haya podido influir un poquito tanto en la calle, en el baloncesto y en su educación. 

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