Sergio Salomón, presente y futuro

  • Xavier Gutiérrez
El informe de gobierno ahora; mañana, el frente de guerra migratorio

Uno de los espectáculos que más gustan a la clase política mexicana son los informes.

Son las fiestas de la política por antonomasia. Se les llama también el “Día del Gobernador”.

Ese día hay desfile de trajeados con zapatos nuevos, intercambio de saludos y amistad falsos por igual. También desfile de guaruras, abrazos artificiales de camaradería, choferes diestros en atajos para que “el jefe llegue a como dé lugar a su destino.”

Abundan ujieres y auxiliares solícitos para con sus jefes de la burocracia dorada, edecanes muy emperifolladas, ostentosas camionetas y la multiplicación de selfis, esto es como la moda o vicio de una clase política emergente, novata, como que debuta en sociedad descubriendo un mundillo de unos escalones arriba.

Se nota a leguas la novatez. No hay estilo sino imitación. El sello es inequívocamente pueblerino, los peinados medio a rape como los “pelones” del ejército porfiriano; alcaldes recién ungidos que llegan a la capital a rozarse con los nuevos funcionarios que deciden obras y presupuestos.

Los informes se parecen a las tradicionales corridas de toros: la gente va a ver y a que la vean… hoy le agregan los selfis.

Esa es la escenografía que recién vimos en el segundo informe del gobernador Sergio Salomón Céspedes.

Al margen de la parafernalia vista, él realmente sorprendió a la concurrencia y se echó a la bolsa a todos.

El video del arranque fue su arma secreta. El impacto de este acto de propaganda fina dejó boquiabiertos a los más de 6 mil concurrentes.

Fueron un par de minutos:  la presidenta Claudia Sheibaum, en su despacho, más que cordial, afectuosa, saluda y felicita a Sergio Salomón y a los poblanos por estos dos años. Y anuncia que en unos días más don Sergio estará en su equipo de gobierno.

Brota el aplauso unánime. Fue como la coronación del gobernador.

Sergio Salomón se vio sobrio, seguro, y por encima de todo, satisfecho. No recurrió a una oratoria grandilocuente ni con frases de bronce para los muros.

De suyo no es un tribuno destacado, pero ni necesidad tuvo de ello. Ofreció un estilo directo, franco, rico en cifras, citas concretas de obras, inversiones, pueblos beneficiados.

Tampoco fue una retahíla interminable de “obritas”. Destacó lo sobresaliente, su impacto social, el monto invertido. Por delante la inversión en educación, salud, carreteras y el campo. Cerró con datos comparativos “sin hacer menos a los anteriores, sólo como puntos de referencia”.

El gobernador captó desde que tomó posesión cuál era la dolencia del estado y aplicó la cura inmediata.

Observó que llegaba a un estado con un gobernador ausente. Y, sencillamente, se hizo presente. Ni más, ni menos.

Cubrió con creces el hueco con dimensiones de socavón que había. Había un poder en el papel, en la geografía del estado un vacío.

Como se puede apreciar, nada del otro mundo. Pero su acierto fue multiplicar su presencia con resultados. Obras por doquier, contacto diario, respuestas contantes y sonantes e inmediatas. Uno recorría el estado y observaba la correspondencia entre las palabras y los hechos.

En la ceremonia manejó con eficiencia el telepromter. Hasta superó de modo elegante una interrupción de un minuto del visible texto.

Se notó sensible, cuidadoso y cálido con dos personajes ahí en primera fila: el gobernador electo Alejandro Armenta y la rectora de la BUAP Lilia Cedillo. Tuvo para ambos expresiones de reconocimiento y cordialidad.  La gente advirtió la cortesía y hubo ovaciones.

El afecto hacia Armenta machacó el buen clima y confianza de quien se va y el que llega. Eso dejó un magnífico sabor de boca en la concurrencia, porque no siempre ha sido así el relevo de los gobernadores en Puebla. Han sido comunes los reproches, las indirectas, el terreno minado para el de atrás, incluso las amenazas, como las de Moreno Valle a Marín.

Los recursos escenográficos en la enorme pantalla antes de que entrara en escena el gobernador fueron buenos: coloridas y estupendas fotos y videos de múltiples regiones del estado. Rostros, sonrisas, recepciones, euforia. La multiplicada presencia de Sergio Salomón. Como fondo musical “Las Bodas de Luis Alonso”. Si acaso se les pasó la mano un poco con el volumen. Pero hasta eso es parte de ese folclor provinciano que, como los “cuetes” en zócalo pueblerino tanto gustan a los paisanos.

Dos horas de espera se cubrieron con la llegada de cientos de invitados y las selfis hasta el exceso de personas que parecían vivir su minuto estelar de fama pública. No faltaron desde luego los gestos y abrazos “en modo Judas” de algunos funcionarios salientes o entrantes con ciertos periodistas. Como si de veras…

Transcurrido el informe, un acto con magnífica factura, viene la realidad.

Como van las cosas, el gobernador Sergio Salomón asumirá en unas semanas un desafío extraordinario. Sencillamente le tocará ser responsable de uno de los frentes de la agresiva embestida de Donald Trump: el flanco migratorio.

Esa área será algo así como unas pinzas o bisturí de Relaciones Exteriores de Juan Ramón de la Fuente. Y la comandante Claudia Sheinbaum.

Vienen las oleadas incesantes de migrantes centroamericanos y de todo el mundo por el sur, con la mira puesta en el sueño americano. Un asunto peliagudo que reclama diplomacia, presupuesto, energía, tiempo y recursos.

Delicada la papa caliente. La tentación represiva a la mano, la exasperación de la población fronteriza mexicana ante el trastocamiento de su vida normal. El reclamo desesperado y violento de masas que demandan servicios, comida, vehículos, seguridad y una esperanza al final del túnel.

Eso está a la vuelta de la esquina. Pero el gobernador lo mira como un reto maravilloso.

Veremos y diremos…

xgt49@yahoo.com.mx

 

 

 

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Xavier Gutiérrez

Reportero y director de medios impresos, conductor en radio y televisión. Articulista, columnista, comentarista y caricaturista. Desempeñó cargos públicos en áreas de comunicación. Autor del libro “Ideas Para la Vida”. Conduce el programa “Te lo Digo Juan…Para que lo Escuches Pedro”.