2024: el PAN que viene
- Elmer Ancona Dorantes
El Partido Acción Nacional (PAN), tanto a nivel nacional como estatal, está trabajando con todo para recuperar lo que perdió desde el 2018, al menos eso es lo que se cocina al interior del blanquiazul, en sus círculos más cerrados.
Diversas facciones están tejiendo, a manera de operación cicatriz, para volver a ser lo que un día fueron. Les está costando sudor y lágrimas, pero lo están logrando. Saben que mucha de su militancia y de su estructura están dispuestos a dar el todo por el todo.
Y vaya que los panistas tienen muchas vetas que aprovechar. A la presidenta Claudia Sheinbaum, desde el inicio de su gestión como titular del Poder Ejecutivo, no le está yendo del todo bien, ya que su gobierno se está manchando de sangre por todos lados. Parece regadera.
La gente, los ciudadanos, están viendo en las noticias a presidentes municipales torturados y decapitados; sacerdotes y activistas indígenas perseguidos y acribillados; ejecuciones masivas (once en Ojinaga, Chihuahua), además de la presión política que el gobierno de México ya comienza a sentir por parte de Estados Unidos y del concierto de las naciones más poderosas.
Por otra parte, tanto Jorge Romero como Adriana Dávila, quienes competirán por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), están dando muestras de fortaleza, de seguridad y convencimiento entre la militancia y los simpatizantes panistas.
El coordinador de los diputados de Acción Nacional y su equipo de trabajo donde participa Eduardo Rivera, en su línea discursiva, en su narrativa pública, envían mensajes de cercanía, capacidad, solidaridad, tenacidad, liderazgo, compromiso e innovación, para “Unir, Renovar y Ganar”.
Eso, sin lugar a duda, le está generando escozor, disgusto y preocupación a la militancia de Morena y a la gente que tiene en las estructuras del poder, porque saben que los panistas dan la lucha aun en las batallas más crudas.
En Puebla, pese a las manos oscuras y sigilosas que algunos inquietos adversarios están metiendo en la sucesión de la dirigencia estatal del PAN –a través de Rafael Micalco y Mónica Rodríguez Della Vecchia-, los grupos conservadores se sienten confiados en mantener el control del partido.
Lo único que le falta al PAN estatal, para ser más precisos, es aglutinar, convencer y hacer participar a los miles de jóvenes que militan en el blanquiazul y que se han sentido rezagados, olvidados, por los políticos más viejos de su partido que insisten en no abrirles paso.
En fin, por lo que se advierte, el PAN a nivel nacional y estatal podría dar la sorpresa al integrar en sus equipos de trabajo a personajes de la vida pública que cuentan con excelente trayectoria y experiencia política.
Yo les recomendaría algo más: es urgente que en esta recomposición interna hagan partícipes a la sociedad civil, a los sectores sociales intermedios, a los segmentos poblacionales más vulnerables del país, porque por sí mismos no conseguirán triunfos reales, sino míticos sueños.
@elmerando
Opinion para Interiores:
Anteriores
Periodista y analista político. Licenciado en Periodismo por la Carlos Septién y maestro en Gobierno y Políticas Públicas por el Instituto de Administración Pública (IAP) y maestrante en Ciencias Políticas por la UNAM. Catedrático. Ha escrito en diversos medios como Reforma, Milenio, Grupo Editorial Expansión y Radio Fórmula.