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Egresada IBERO desarrolla en Atlixco agricultura solar
El plan de desarrollo de Puebla no considera espacios destinados a la producción de energía solar debido a que “no hay tierras sin cultivos”. Sin embargo, es posible instalar paneles solares en cualquier terreno del país.
“No hay una necesidad de esta depredación [del suelo]. Necesitamos la energía solar a gritos: es la más barata y fácil de producir”: Claudina Padilla.
Como millones de personas en la era covid, Claudina Padilla Quiñonez (Guatemala, 36 años) vio trastocada su agenda de citas de trabajo. Por ello, decidió suspender su quehacer como consultora privada en cuestiones de energía renovable para volver al colegio —es ingeniera ambiental y maestra en administración de energía— y especializarse en modelos fotovoltaicos.
Comenzó a estudiar la Maestría en Diseño Estratégico e Innovación en la IBERO Puebla gracias a una beca obtenida por la postulación de un proyecto de investigación. Dicho trabajo estaba enfocado en la gestión de cuencas con enfoque social, inspirada en la situación de la frontera entre México y su país natal. Posteriormente, se inclinó por el trabajo directo con la comunidad de Atlixco.
Fue allí donde definió su intención de enfocarse en sistemas agrovoltaicos a pequeña escala, los cuales consisten en la instalación de paneles solares en espacios con cultivos. Según explica la experta, el aprovechamiento integral del suelo puede derivar en la siembra de vegetales y el criadero de ganado al mismo tiempo que se genera energía.
Al no existir ensayos de este modelo en México (que sí ha sido aprovechado en países como Alemania y Corea del Sur), Claudina Padilla se propuso pilotear el sistema en Atlixco; actualmente se encuentra en proceso de evaluación de resultados. “Lo que me interesa es ver cómo puede ser un modelo factible a nivel comunitario”. Y reconoce: “Son módulos muy caros”.
Su trabajo se verá complementado por un segundo posgrado de CONACYT y la beca Mujer Solar —por la que compitió en meses pasados—, misma que le permitirá obtener la certificación y entrenamiento necesarios para implementar los sistemas de agricultura solar. El propedéutico de Mujer Solar arrancó con un análisis de la realidad mexicana en materia de energías limpias.
Al respecto, reflexiona: “A pesar de que todavía puede haber producción de energía solar no se están dando los permisos para medianas y grandes empresas. Estamos detenidos”. Las legislaciones frenan modelos alternativos porque proponen que los agricultores sean sus propios productores de energía y que puedan vender el excedente a la comunidad.
Padilla Quiñonez observa una oportunidad para construir una economía circular: la derrama que deje la generación de energía solar puede invertirse en más tecnología que fortalezca los cultivos y reduzca las emisiones de contaminantes. “Lo que voy a proponer ahora no será una realidad mientras no haya un cambio”, zanja.
En algunos países llegó a ocurrir lo contrario: dado que la producción de energía solar es más barata que la actividad agrícola, las tierras de cultivo quedaron desplazadas, lo que pone en riesgo la soberanía alimentaria de millones de personas. La especialista insiste en que los campos solares no están peleados con la agricultura y los servicios ecosistémicos, y su sinergia puede representar grandes beneficios económicos, sociales y ambientales.
Nuevos enfoques
Acostumbrada a los retos, la Maestría en Diseño Estratégico e Innovación ha sacudido el ideario de Claudina Padilla. “La ciencia ha sido mi dogma; siempre me he basado en tener datos duros”. Sin embargo, complementa: “La información no llega a las personas porque no hay un vínculo […] La maestría te dice: ‘las personas te van a decir cuál es el problema”.
El modelo pedagógico ignaciano de la IBERO Puebla coloca a los más vulnerables en el centro para construir soluciones de manera conjunta. En su experiencia como estudiante de diferentes posgrados, la ingeniera ha aprendido a poner el quehacer científico al servicio de las personas.
La beca Mujer Solar que ofrece la Red Mujeres en Energía Renovable y Eficiencia Energética, A. C. (REDMEREE) nace como respuesta a la escasa presencia de mujeres en el campo de la energía solar. “No sé si este será mi camino, pero sí quiero dejar el antecedente de que en un proyecto piloto es posible tener agricultura solar y hacer una propuesta de lo que se necesita”, refrenda.