Las huellas del genocidio

  • Alejandro Armenta Mier
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El Holocausto - palabra de origen griego que significa sacrificio por fuego- fue la persecución y el asesinato sistemático, burocráticamente organizado y auspiciado por el Estado de aproximadamente seis millones de judíos por parte del régimen nazi y sus colaboradores.

Durante la era del Holocausto, las autoridades alemanas persiguieron a otros grupos debido a su percibida "inferioridad racial": Los romaníes –gitanos-, los discapacitados y algunos pueblos eslavos -polacos y rusos, entre otros grupos fueron perseguidos por motivos políticos, ideológicos y de comportamiento, como los comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová y los homosexuales.

En 1933, la población judía de Europa ascendía a más de nueve millones, y la mayoría de los judíos europeos vivía en países que la Alemania nazi ocuparía o dominaría durante la Segunda Guerra Mundial. Para el año 1945, los alemanes y sus colaboradores asesinaron aproximadamente a 2 de cada 3 judíos europeos como parte de la llamada “Solución Final, política nazi de ejecución de los judíos de Europa.

Después del Holocausto, muchos de los sobrevivientes encontraron refugio en los campos de concentración que administraban las fuerzas aliadas. Entre 1948 y 1951, casi 700 mil judíos emigraron a Israel, incluidos 136 mil judíos refugiados de Europa; otros judíos refugiados emigraron a Estados Unidos y a otros países como México.

Aunque fueron pocos los judíos que pudieron llegar a México como consecuencia de la persecución nazi, de los cerca de 100 mil refugiados judíos que arribaron a los países de América Latina, entre mil 800 y 2 mil 200 desembarcaron en México, ya que tenían familiares y la ley permitía inmigrar a quienes tenían parientes en el país. Otros fueron refugiados en Argentina -45 mil-, Brasil -23 mil 500-, Bolivia -20 mil- además de otros países que fueron más abiertos y generosos como Colombia.

México albergó entre 1943 y 1947 a mil 453 refugiados polacos bajo el pacto del Tratado de Varsovia el cual les permitía residir en cualquier país del exterior, de ellos 280 eran menores de edad, esposas, viudas y adultos mayores de los soldados polacos católicos.

Actualmente, de acuerdo con el censo de población del 2000 del INEGI, residen 45 mil 620 judíos en México. El 40 por ciento residen en el Distrito Federal, el 31 por ciento en el Estado de México y  el 10 por ciento, en el resto del país.

Los crímenes cometidos durante el Holocausto dieron lugar a un cambio en la conciencia mundial, originando la creación de las Naciones Unidas en 1945 con la firma de 51 países que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacionales, a fomentar entre las naciones relaciones de amistad y promover el progreso social, a la mejora del nivel de vida y el respeto a los derechos humanos de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión.

Por lo que -rechazando toda negación ya sea parcial o total del Holocausto como hecho histórico- la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 1º de noviembre de 2005 la resolución 60/7, condenando sin reservas todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o las creencias religiosas, dondequiera que tengan lugar.

En ese contexto se designó el 27 de enero – fecha que en el año de 1945, el ejército soviético, liberó el mayor campo de exterminio nazi – como el Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto e insta a los Estados Miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro.

México en pro de la rememoración del Holocausto y de la educación al respecto, promueve actividades de promoción y eventos educativos por lo que cuenta con estructuras educativas privadas como el Museo de la Memoria y la Tolerancia para difundir el respeto a la diversidad con base al recuerdo histórico de los genocidios.

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Alejandro Armenta Mier

Maestro en Administración Pública, presidente del Senado de la República y presidente de la Comisión de Hacienda. Más de 34 años de su vida dedicado al servicio público. Mis principios: ser útil, agradecido y acomedido.