Aún cuando falta el aval de los diputados federales y la aprobación de los congresos estatales del país, el proyecto de decreto que reforma los artículos 25, 26 y 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia energética, es un hecho. Para la próxima semana, -¿cuál es la prisa-, todo estará consumado, ante la apatía de los mexicanos para presionar y evitar que empresas privadas nacionales y extranjeras, participen de la explotación del petróleo y generación de electricidad.
Los senadores poblanos, las priistas Blanca Alcalá Ruiz, Lucero Saldaña y el panista Javier Lozano Alarcón no han podido explicar detalladamente cuales serán los beneficios reales para los mexicanos con las reformas energéticas. Se ha dicho hasta el cansancio, que los beneficios se reflejarán con un menor precio en gas, gasolina y luz. Debido a que las promesas vienen de boca de políticos, la verdad es que nadie les cree. Allí está la malograda construcción de la refinería de Tula, Hidalgo, durmiendo el sueño de los Justos.
También se ha dicho que las reformas no tienen tendencias privatizadoras, que el petróleo seguirá siendo de los mexicanos y que solo se busca modernizar y dinamizar al sector petrolero para hacerlo más dinámico y competitivo en escenarios internacionales. Además se requiere, dicen los genios del gobierno, de fuertes inyecciones económicas para una mayor y mejor explotación del petróleo que se encuentra en aguas profundas.
En Puebla, durante su pasada visita a la BUAP, Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del Tata y amplio conocedor del tema energético, denunció la perversidad del actual gobierno por tratar de privatizar el petróleo. Dijo que se puede modernizar sin privatizar. Que México tiene los suficientes recursos económicos para emprender la modernización, que efectivamente se requiere de tecnologías avanzadas, pero éstas bien podrían adquirirlas de otros países petroleros.
La manera perversa, -aún cuando se diga que el gobierno de la república mantendrá la rectoría en el sector energético-, de compartir nuestro petróleo y electricidad con empresas privadas nacionales y extranjeras es criticada por una buena parte de los mexicanos. Se juegan muchos intereses inconfesables. Ojalá y que todo sea para bien del país. Lo dudamos, pues ya tenemos la experiencia con la desincorporación de Teléfonos de México. ¿En qué beneficio a los mexicanos…?
La aprobación de la reforma energética por parte de los senadores de la república ha provocado diferentes reacciones entre los poblanos. En redes sociales y varios portales se ha generado una campaña de odio contra Blanca Alcalá Ruiz, Lucero Saldaña y Javier Lozano Alarcón quienes han dicho que asumirán el costo político. Pero de qué sirve si el daño está hecho. SALUCITA DE LA BUENA.
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