Entre la Revolución y el I Informe…

  • Juan de Dios Andrade
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Finalmente se cumplieron 103 años de la Revolución mexicana, pero una vez más se confirma que buena parte de lo que ocurrió a la muerte de Madero derivó en algo muy distinto a lo que se quería originalmente. Peña Nieto sostuvo que la Constitución es el gran legado de la gesta revolucionaria de 1910, cosa que dudo sea verdad. Me explico: buena parte de los constituyentes reunidos en Querétaro se movieron sobre la base de dos ejes. Uno fue el deseo de recuperar los principios jurídicos de la Constitución de 1857 y el otro, reinterpretarlos dentro de los márgenes del nacionalismo revolucionario. El ideal maderista de “sufragio efectivo, no reelección” veía en la dictadura de Porfirio Díaz del principal obstáculo, así como en el deseo de casi todos los presidentes de mantenerse indefinidamente en el poder. Haber instalado un sistema de partido hegemónico fue una traición a ese objetivo porque de la dictadura personal pasamos a la dictadura partidista…

Asimismo: el ideal zapatista de reparto de las tierras en propiedad a los campesinos, buscaba acabar con los latifundios instalados por Benito Juárez y cuyos efectos más perniciosos se experimentaron durante el porfiriato. La cruel situación en que vivía el campesinado había arrancado precisamente de que la Constitución de 1857 “borró” a los indígenas del marco legal al establecer un solo “tipo” de ciudadano que no guardaba  semejanza alguna con ellos. Más todavía: en 1917 no se cumplió el reclamo de Zapata en el sentido de dar la tierra en propiedad a los campesinos porque se estableció la llamada “propiedad social” sobre todo con el ejido, que en nada se parecía al que se instaló en la Nueva España. Del sistema regido por un puñado de terratenientes, pasamos a otro bajo la férula del estado, que se convirtió en el nuevo latifundista…

“El México que no fue…”

Por todo lo anterior, dudo mucho que la Constitución de 1917 sea expresión genuina de los ideales originales de la Revolución mexicana. Pero no vayan a pensar que soy un anarquista o un libertario radicalizado. La Constitución que actualmente nos rige ya no se asienta sobre los principios jurídicos de la de Querétaro y es producto de nuestra vida democrática que, poco a poco, le ha ido arrebatando a los que detentaban el poder su libertad y sus derechos…

Entre otras cosas, en 1917 se consignó que la Constitución “concedía” los derechos y garantías a los mexicanos. Vaya estupidez. Hoy se enuncia que los “reconoce”, que no es lo mismo. La de antaño se guiaba por las garantías constitucionales, mientras la que está vigente se orienta por los derechos humanos. ¿Verdad que México ya cambiado? Pese a que el contexto se ha modificado de manera irreversible, estamos más cerca de cumplir y superar la visión de la Revolución de 1910, que los que estuvieron los reunidos en Querétaro y esto se lo debemos a los millones de mexicanos que han lucha dentro del sistema democrático para dejar atrás la dictadura partidista y el monopolio estatal de la propiedad social…

Esto es lo que más les duele a los que dan alaridos ante cada cambio o reforma que se hace. Es verdad que debemos ser cuidadosos al modificar algo para no caer en una nueva servidumbre, pero no al grado de actuar con tanta timidez que conduzca al naufragio. Lo que ocurrió en 1917 fue que se torcieron los ideales de 1910 para entronizar otro proyecto, el nacionalismo revolucionario, que nos llevó a una pesadilla…

“La revolución mediante reformas…”

Ahora tenemos por delante construir un México distinto, acorde con los retos del siglo XXI, desafíos con los que ni Madero ni Zapata soñaron. El llamado “principio de las mayorías”, otrora pilar de la democracia liberal, está rebasado y necesitamos normar las alianzas y los gobiernos de coalición para que no se desvirtúe la decisión ciudadana. Así como se debate la pertinencia de la no reelección, al menos en algunos cargos, la simple posesión privada de la tierra o la propiedad urbana no bastan para garantizar la libertad. El liberalismo de la igualdad ante la ley, dio paso al de la igualdad de oportunidades. En pleno siglo XXI, lo que se conoce como el “posliberalismo”, abrió el debate sobre la igualdad de resultados…

A su vez, las reformas sobre las áreas estratégicas de la economía están cerrando el ciclo del nacionalismo revolucionario que se apoyó en ellas. Esto implica un cambio de fondo en algunas concepciones políticas, pues hasta ahora se ha dicho que la reforma no es la revolución. La era global enseña que las reformas pueden ser más revolucionarias que las revoluciones mismas. Introducir los derechos humanos como nuevo eje de la Constitución, tal y como lo hizo el PAN, nos metió en una nueva etapa en la historia del Derecho en México, enterrando para siempre al liberalismo garantista e individualista…

No deja de ser interesante que, en la víspera del Primer Informe de Gobierno, sean grupos petroleros los que estén diciendo que la reforma idónea en materia energética es la del PAN y que optar por otra conlleva el riesgo de no sacar todo el provecho que se espera. Hace unos cuantos años habría sido impensable una declaración similar…

“El escenario del Informe…”

Peña Nieto está llegando a su Primer Informe en medio de un escenario curioso, pues no ha podido resolver el esquema que le ha planteado don Máximo. Veamos: tan pronto declara que la mujer debe contar con la mitad de las candidaturas, don Máximo de inmediato procedió a la reforma local para que hacerlo realidad. De paso, Peña Nieto olvidó que fue el PRI quien se opuso hace 60 años a que las mujeres tuviesen plenos derechos políticos y cuando el entonces gobernante metió su iniciativa fue después de que el PAN impulsó la suya. Pese a ello, los “revolucionarios”, que en el fondo eran “conservadores”, recorrieron a paso de tortuga el camino para asentar en cada estado la reforma…

El mexiquense no ha podido resolver la estrategia de don Máximo, que no se le opone, sino que busca arrebatarle el liderazgo de los cambios…

“Fractura en la cúpula…”

El sexenio empezó con buenos augurios financieros y los tecnócratas identificados con Salinas y Zedillo jugaron un papel clave con sus expectativas de crecimiento. Hoy la situación cambió. Hace unos días vimos los dimes y diretes con Zedillo por el mal manejo geoestratégico de las reformas y las negociaciones hemisféricas. Los tecnócratas ubicados en diversos organismos financieros, comenzaron a “bajar” las expectativas para nuestro país. La estocada la acaba de dar José Ángel Gurría al ajustar el indicador mexicano de 3.5 a menos de un punto. O lo esperado era correcto y los resultados de gobierno son mediocres, o los tecnócratas manipularon los datos y ahora se apresuran en el ajuste para no hacer el ridículo, o es el anuncio de una ruptura cupular en el ámbito financiero. No llega en buen momento…

No se puede decir que 2013 haya sido el año de los acuerdos porque los desacuerdos han campeado en el Congreso y en los partidos. Fue una mala estrategia intentar todas las reformas a la vez y al Presidente le está saliendo caro. El escenario del PAN y del PRD se parece a la teoría del caos, pero también a otro escenario distinto. La CNTE y otros grupos siguen haciendo de las suyas y acorralan al Presidente, mientras continúan las secuelas del caso Caro Quintero porque salió por la puerta grande…

Hasta entonces…

Comentarios: confinespoliticos@yahoo.com

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Juan de Dios Andrade

Politólogo. Analista político y asesor. Especializado en historia y política mexicana, geopolítica y geoestrategia, Historia de las ideas políticas, teoría política y análisis de escenarios. Autor de la columna Confines Políticos