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Feromonas Sexuales Humanas: ¿Mito (placebo) o Realidad (afrodisíaco)?

  • Rolando Lino Mina
Algunos entomólogos estiman que si una hembra Bombyx Mori liberara de golpe todo el bombykol contenido en su glándula
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Las Feromonas son sustancias que producimos los seres vivos; capaces de modificar el comportamiento del individuo que las percibe, desencadenándole una respuesta social.

El término fue acuñado en 1959, tras la identificación del bombykol; un poderoso afrodisiaco secretado por los especímenes femeninos del Gusano de la Seda. Las hembras de la especie Bombyx Mori poseen una glándula especializada para producir el bombykol; y sólo requieren liberar una pequeñísima cantidad de la sustancia (la millonésima parte de un gramo) para que un macho la detecte (incluso a kilómetros de distancia) y venga a cortejarla.

Algunos entomólogos estiman que si una hembra Bombyx Mori liberara de golpe todo el bombykol contenido en su glándula, atraería a cuando menos un trillón de machos. Imaginemos qué ocurriría si un ser femenino (o masculino) entre los humanos fuese capaz de producir una sustancia similar. ¿Es eso posible? Algunos científicos opinan que sí.

La palabra Feromona fue creada por los científicos Peter Karlson y Martin Lüscher, a partir de los vocablos griegos “phero” y “hormone”; cuya suma podría traducirse como “llevar excitación”. En 1986 la doctora Winnifred Cutler (especialista en comportamiento humano) y un grupo de científicos, probaron que los seres humanos producimos Feromonas. Sus investigaciones y otras más realizadas en la materia, afirman que las Feromonas Humanas pueden comunicar el estado de ánimo o salud; y por supuesto, son un medio para indicar la disponibilidad o compatibilidad sexual.

Sin embargo, este hallazgo no es unánimemente admitido por la comunidad científica. Es un hecho que existen Feromonas para regular la conducta sexual y reproductiva en muchos mamíferos no humanos (tan diversos como ratones, alces o leones). Pero la existencia de secreciones químicas capaces de provocar respuestas sexuales (que no hayan sido aprendidas de otros) entre los seres humanos, ha sido puesta en tela de juicio.

Bettina Pause (de la Universidad de Düsseldorf) ha estudiado la Feromonas y el olfato humano durante más de 15 años; y opina: “Apenas y entendemos que existe una comunicación por debajo de la conciencia. (…) Mi conclusión es que gran parte de la comunicación humana está influenciada por señales químicas”.

Y no será fácil demostrarlo. De hecho, los mismos que defienden la existencia de las Feromonas Humanas, saben bien que no son tan simples como las “flechas de Cupido”.

Las Axilas producen Feromonas

Se trata de varias sustancias químicas que impactan principalmente al olfato; y hasta hoy, una de las fuentes de Feromonas más importantes que se hayan detectado en el cuerpo humano (según la evidencia científica) son las axilas.

Si se coloca un poco del sudor producido por las axilas masculinas en el labio superior de una mujer, su ciclo menstrual se modifica. Incluso, las féminas que son irregulares en el ciclo llegan a “normalizarse” si perciben cotidianamente un sudor masculino cargado de feromonas. Asimismo, el sudor proveniente de las axilas femeninas logra que se sincronicen los ciclos menstruales de varias mujeres que conviven en el mismo espacio (esto incluso suelen experimentarlo las mujeres que comparten una casa).

Cómo se perciben las Feromonas

Charles Wysocki, neurocientífico especializado en el sentido del olfato del Monell Chemical Senses Center (de Filadelfia), ha comprobado también la existencia de Feromonas. Wysocki encontró que los pezones de las mamas femeninas, las emiten para guiar a los recién nacidos hacia la fuente de alimento.

Wysocki y otros especialistas creen que las feromonas son percibidas por los menores a través del Órgano Vomeronasal (VNO). Y aquí surge una de las principales controversias acerca de las Feromonas, ya que muchos científicos creen que el VNO desaparece en los primeros meses de vida  de los humanos (como ocurre con la mayoría de los primates). Contrariamente, otros estudiosos creen que el VNO permanece activo por el resto de la vida de los individuos; y constituye el principal receptor de las Feromonas Sexuales.

Cada quien tiene su propio “Odorprint”

Paralelamente, algunos científicos sostienen que cada humano posee un olor singular e inimitable (como una huella digital) y lo denominan Odorprint. “Con la excepción de los gemelos idénticos, no hay dos personas que tengan el mismo Odorprint”, remarca Wysocki. El Odorprint masculino ofrecería a las féminas información valiosa (a nivel genético) relacionada con la eficacia de su sistema inmunológico. Eso ocasionaría que el aroma personal de ciertos caballeros le resulte particularmente atractivo a la mayoría de las mujeres.

Así que hay algo en lo que coinciden la mayor parte de los científicos: la comprensión del tema de las Feromonas con respecto a la sexualidad humana está aún “en pañales”. Las Feromonas Sexuales Humanas son distintas, con respecto a las de otros seres vivos que hasta hoy han sido estudiados con gran éxito.

Tristram Wyatt, un zoólogo de la Universidad de Oxford especializado en el tema, ha comenzado por no intentar comprender las Feromonas Sexuales Humanas desde una perspectiva “convencional”. Wyatt admite que las personas emiten una “muy compleja nube de aromas”, y esta  requiere seguir siendo analizada. También remarca que en ese sentido conocemos mucho más a los insectos; así que “el verdadero problema es la falta de conocimiento (en el tema de las Feromonas) en lo que respecta a seres humanos”, explica Wyatt.

Wysocki coincide plenamente con él: “No hay suficiente ni eficaz literatura para apoyar el efecto atrayente a un nivel sexual de las feromonas”; y añade: “pero eso no descarta que estén ahí. Lo importante es avanzar en las investigaciones con una mente abierta”.

¿Un Afrodisiaco?

El trabajo científico ha comprobado algunos fenómenos dignos de destacar. Por ejemplo, ciertos experimentos mostraron que algunos varones son capaces de percibir a través del olfato, los momentos en que sus compañeras sexuales se encuentran en el punto de mayor fertilidad dentro del Ciclo Sexual Femenino (entre los días 12 y 14, en un ciclo de 28 días).

Asimismo, se ha demostrado que muchas féminas son capaces de diferenciar el olor de una prenda impregnada por sudor masculino, de una que está empapada del aroma femenino. Dicho aroma provendría de un compuesto químico llamado Androstadienone. Este se deriva a su vez de la Testosterona, y es el componente habitual de muchos perfumes (incluyendo los afrodisiacos). Sin embargo, no se ha demostrado fehacientemente que al aplicarlo, sirva para fijar la atención de las mujeres en un ser masculino específico.

Wysocki y muchos de sus colegas siguen hoy mismo intentando encontrar cuál es la composición exacta de un olor masculino que sea capaz de provocar una respuesta sexual en la mayor parte de las mujeres. Asimismo, quieren determinar cuál sería la fragancia femenina capaz de desbordar el deseo sexual de los caballeros.

Así que mientras llega el día en que la humanidad tenga un conocimiento pleno acerca de la participación de las Feromonas en la vida sexual, habrá que seguir haciéndole caso a los instintos; admitiendo la Tensión Sexual que perciban nuestros sentidos, guiándonos siempre por lo que nos indique la Inteligencia Sexual.  (Twitter: @rolandolino)

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