Doble barrera de contención a demandas populares

  • Aquiles Córdova Morán
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Como dice (y dice bien) Homero Aguirre Enríquez, vocero y gestor de las demandas del Movimiento Antorchista, designado para ambas tareas por la Dirección Nacional de ese mismo Movimiento, lo que quiere decir que cuenta con su pleno respaldo y apoyo, el martes 18 de los corrientes  se llevará a cabo la primera protesta pública de los antorchistas en el actual sexenio, y será frente a las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), flamante sucesora de la vieja, anquilosada y desprestigiada Secretaría de la Reforma Agraria (SRA). La razón de esta desagradable decisión también la expresa con claridad Homero: “… es que han resultado infructuosos los intentos de nuestra organización por lograr que los funcionarios responsables de atender la agenda agraria en esa dependencia, se muestren formales y responsables con los acuerdos que se toman para resolver demandas de tierras…”; y, en síntesis, toda la problemática del campo heredada de su artrítica antecesora.

Y es que por años, por varios años, los dirigentes antorchistas que encabezan demandas de esa naturaleza, han ido, con paciencia y humildad de santos, de oficina en oficina y de funcionario en funcionario explicando, una y otra vez, la justificación, los detalles (legales, sociales y políticos), los requisitos cubiertos y los acuerdos tomados sobre cada una de las peticiones de su gente, mientras el burócrata respectivo, atrincherado detrás de su escritorio, símbolo de su fuerza y poder, se limita a sonreír, a “tomar nota” (o a fingir que lo hace) y a concluir la entrevista con la consabida promesa de que informará de todo a su superior y “les avisaremos cuando haya algo”. Para echar doble cerrojo a la puerta, todavía remata: “no es necesario que vengan; nosotros los llamaremos”.

Hoy, con la nueva SEDATU, la historia parece repetirse “c” por “b”. Después de varios intentos fallidos, por fin el comité nacional antorchista de gestión agraria logró entrevistarse con el titular de la dependencia, el Licenciado Jorge Carlos Ramírez Marín, quien tuvo la gentileza y la paciencia de escuchar completo el pliego de demandas, los trámites llevados a cabo (a veces por partida doble y hasta triple) y las promesas reiteradas de solución que nunca han pasado de eso, de promesas hechas con la premeditada intención de no cumplirlas. El acuerdo esencial (y muy esperanzador) que en esta ocasión se tomó fue que habría una reunión mensual con algún funcionario de SEDATU de alto nivel, esto es, con plena capacidad de decisión sobre la agenda planteada, para revisar puntualmente los avances concretos sobre las soluciones mutuamente acordadas. La primera de estas reuniones se agendó con la subsecretaria Georgina Trujillo Zentella; pero uno o dos días antes de que se cumpliera la fecha de la reunión tan solemnemente concertada, un telefonazo de esos que no dan lugar a protesta alguna le informó a Homero que, “por problemas de agenda” de la subsecretaria Trujillo, se aplazaba para una nueva fecha. Puntuales, los interesados se apersonaron en el lugar, día y hora indicados, pero sólo para encontrarse con la “información” de que la funcionaria se hallaba fuera de su oficina y que los “atendería” un señor Licenciado de cuyo nombre y cargo no se acordaba, bien a bien, ni siquiera el empleado encargado de la “notificación”. Naturalmente, el grupo rechazó tan alta distinción y optó por retirarse. He aquí el motivo, tal como ha dicho Homero, por el cual no ha quedado más recurso que la manifestación pública que él mismo está anunciando.

Ítem más. Desde que el señor Doctor Rafael Moreno Valle Rosas tomó las riendas del gobierno de Puebla, el antorchismo de ese estado tomó el acuerdo, absolutamente voluntario y de buena fe, de evitar dar la impresión de que se buscaba una relación tensa y enfrentada con él por tratarse de alguien salido de un partido distinto al de ellos. En consecuencia, continuó todas sus demandas y gestiones por la vía institucional, no sin antes armarse de paciencia y de la prudencia racionalmente tolerable para esperar en calma la resolución práctica de su pliego petitorio. Pero han pasado ya más dos años de eso y la paciente espera, al menos hasta hoy, ha resultado absolutamente infructuosa, totalmente estéril por decir lo menos. Y también aquí, como a nivel federal, no se trata de negligencia de la parte interesada, pues el antorchismo poblano ha hecho todo lo que en sus manos estaba para llegar a acuerdos sensatos y oportunos y evitar así llegar al punto de ruptura de una relación institucional y respetuosa. Pero a la fecha, repito, no sólo no hay soluciones en el terreno de los hechos, sino ni siquiera un proyecto de minuta mutuamente acordada que pudiera servir de calmante a los desesperados y ya bastante airados antorchistas.

Esta insostenible situación obligó al Comité Estatal, que preside el Ing. Juan Manuel Celis Aguirre, a efectuar dos marchas al palacio de gobierno, con cinco mil y diez mil poblanos, respectivamente, en demanda de apertura de una mesa de negociaciones que, esta vez sí, trate en serio los problemas; la respuesta oficial a ambas manifestaciones de descontento ha sido la más absoluta arrogancia, el más absoluto menosprecio manifestado en puertas cerradas a piedra y lodo y sólo policías custodiando la casa de gobierno. Por esta razón, y por ninguna otra, el antorchismo poblano está en un receso breve para preparar la primera protesta en serio en lo que va del sexenio morenovallista: 20 mil poblanos que, si la prepotencia oficial continúa, se transformaran en 30 mil y, en esa ocasión, instalarán un plantón indefinido frente a la sede del gobierno estatal. Y el número de manifestantes seguirá aumentando.

Pero me expresé mal al decir que las protestas antorchistas no han tenido respuesta. Sí la han tenido, pero, como siempre, en forma de una guerra sucia a través de los medios. Ya salió la jauría mercenaria a “denunciar” que, en el mitin final de la última marcha, el Ing. Celis llevaba tenis Nike nuevos por valor de dos mil pesos; que la diputada Soraya Córdova confesó que, en 2010, el antorchismo “traicionó al PRI”; y, a nivel federal, ya hubo quien acusa a Antorcha de “agresora de periodistas” que, por supuesto, “sólo cumplen con su deber de informar”, y que lo hace “abusando” de su derecho de réplica (¿¡cuál?!). Un politólogo serio, maduro y muy preparado académicamente, me dijo al ver esto: “Tu organización se enfrenta a un doble muro de contención: de un lado, el bloqueo de los funcionarios; de otro, el ataque de los medios. Es el pacto por México desvirtuado por gente de segundo orden. ¿No conoces, acaso, aquella sentencia que dice que, cuando los poderosos se ponen de acuerdo, los débiles deben ponerse a temblar?” Y yo, como Jacinto Cenobio, sin trago de vino de por medio, me quedé pensando.

Tecomatlán, Puebla, a 17 de junio de 2013

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Aquiles Córdova Morán
Ingeniero agrónomo por la Escuela Nacional de Agricultura, que ayudó a transformar en la Universidad Chapingo. Trabajó en: Instituto Nacional del Café y Secretaría de Agricultura y Ganadería. Funda el Movimiento Antorchista