Normalización del autoritarismo

  • Carlos Anaya Moreno
Estrategias para erosionar la democracia e implantar una dictadura

En una era de sobreinformación y transparencia aparente, el axioma “la mejor manera de ocultar algo es ponerlo a la vista de todos… y normalizarlo” adquiere una relevancia crítica, especialmente al analizar las tendencias autoritarias que se insinúan en diversas democracias alrededor del mundo. Este fenómeno, lejos de ser una novedad, se ha convertido en una estrategia sutil pero efectiva de erosión democrática, donde los signos de una dictadura en marcha se camuflan bajo el velo de la normalidad cotidiana.

La estrategia de la visibilidad
La estrategia de la visibilidad, en el contexto de la erosión democrática y el avance de tendencias autoritarias, representa una táctica sofisticada y paradójicamente efectiva. Se basa en la premisa de que exponer abiertamente acciones que socavan las instituciones democráticas y los derechos humanos bajo el disfraz de la necesidad, la seguridad o la transformación; y puede servir para desensibilizar a la población y reducir la percepción de su gravedad. Esta estrategia manipula la transparencia y la comunicación abierta, elementos típicamente asociados con la gobernanza democrática, para ocultar la verdadera naturaleza y las implicaciones de las acciones gubernamentales.

Desensibilización y aceptación
Una de las consecuencias más peligrosas de la estrategia de la visibilidad es la desensibilización de la población. Al exponer constantemente a los ciudadanos a medidas autoritarias, presentadas como soluciones a problemas nacionales o como esfuerzos de transformación, se genera una gradual aceptación de estas prácticas. La repetición y normalización de actos que vulneran principios democráticos fundamentales conducen a una sociedad menos propensa a cuestionar o resistir dichas medidas. Esta aceptación pasiva erosiona las bases de la democracia, al permitir que cambios significativos en el tejido social y político ocurran sin la debida resistencia o escrutinio público.

Manipulación de la narrativa
La estrategia de la visibilidad también implica una manipulación cuidadosa de la narrativa pública. Los gobiernos y actores políticos que emplean esta táctica se presentan a menudo como agentes de cambio necesarios, luchando contra sistemas corruptos o ineficientes. Al colocar sus acciones en un marco de "limpieza" o "transformación" del sistema, se busca justificar medidas que de otra manera serían inaceptables. Esta manipulación de la narrativa no solo busca la justificación de acciones autoritarias sino también la consolidación de una imagen de liderazgo fuerte y decisivo, necesario para el "bien" del país.

El papel de los medios y las redes sociales
Los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel crucial en la implementación de la estrategia de la visibilidad. Por un lado, la cobertura mediática continua de las acciones del gobierno puede contribuir a la normalización de prácticas autoritarias. Por otro lado, las redes sociales ofrecen una plataforma para la difusión de narrativas gubernamentales, permitiendo una mayor manipulación de la opinión pública. La capacidad de controlar la conversación y marginalizar las voces críticas es fundamental para mantener la ilusión de transparencia y apertura, mientras se socavan los principios democráticos.

La normalización del autoritarismo
La normalización del autoritarismo en sociedades contemporáneas es un proceso insidioso y gradual, que se infiltra en las estructuras democráticas y en la conciencia colectiva de manera casi imperceptible, transformando lo inaceptable en cotidiano. Este fenómeno no surge de la noche a la mañana, sino que se construye a través de una serie de acciones y narrativas que, paso a paso, van socavando los principios democráticos mientras minimizan la percepción de riesgo y aumentan la tolerancia hacia prácticas autoritarias.

Mecanismos de la normalización

Cambio en las leyes y la Constitución: Uno de los mecanismos más evidentes de la normalización del autoritarismo es la modificación de leyes y de la Constitución para ajustarlas a los intereses de un gobierno o partido político. Estas modificaciones, a menudo presentadas como necesarias para el progreso o la seguridad nacional, pueden limitar derechos fundamentales, expandir el Poder Ejecutivo o eliminar contrapesos institucionales, allanando el camino para una concentración del poder.

Deslegitimación de la oposición y los medios: La estigmatización de voces críticas —sean de la oposición política, activistas sociales o periodistas— es otra táctica para normalizar el autoritarismo. La descalificación sistemática de cualquier crítica como "falsa", "desestabilizadora" o incluso "traidora", reduce el espacio público para el debate y la discrepancia, elementos vitales de cualquier democracia saludable.

Uso de la crisis como pretexto: Las crisis, ya sean económicas, de seguridad o sanitarias, son utilizadas frecuentemente como justificación para implementar medidas extraordinarias que restringen libertades y derechos. La aceptación de estas medidas se facilita por la percepción de urgencia y necesidad, y con el tiempo, lo que inicialmente era excepcional se convierte en norma.

Impacto en la sociedad
La normalización del autoritarismo tiene profundos efectos en la estructura social y política de un país. La gradual aceptación de prácticas autoritarias lleva a una erosión de la democracia desde dentro, donde los cambios fundamentales en el gobierno y la sociedad son aceptados pasivamente o incluso apoyados por sectores de la población que ven en ellos una forma de estabilidad o seguridad.

Erosión de la confianza institucional: A medida que se normaliza el autoritarismo, la confianza en las instituciones democráticas disminuye. La percepción de que todas las partes del sistema están politizadas y no sirven al interés público, sino a agendas particulares, mina la fe en la democracia como sistema.

División y polarización: La normalización del autoritarismo a menudo se acompaña de una intensificación de la división y la polarización social. Las tácticas de división utilizadas para deslegitimar a la oposición y a los críticos no solo debilitan la oposición misma, sino que también fragmentan a la sociedad, dificultando el diálogo y el consenso necesarios para la gobernanza democrática.

Despolitización de la ciudadanía: Un efecto preocupante de la normalización del autoritarismo es la apatía y la despolitización de amplios sectores de la ciudadanía. Al percibir que su participación o voto tiene poco impacto en el curso de los acontecimientos, muchos optan por retirarse del espacio público y político, dejando el campo libre para la consolidación del autoritarismo.

Contraestrategias
Frente a las estrategias que buscan “normalizar” el autoritarismo, es imperativo desarrollar contraestrategias que promuevan la educación cívica, el pensamiento crítico y la participación activa de la ciudadanía. La creación de espacios alternativos de información y diálogo, la promoción de la verificación de hechos y el apoyo a medios de comunicación independientes son esenciales para contrarrestar la desinformación y la manipulación. Además, fomentar una cultura de cuestionamiento y resistencia ante la normalización de prácticas antidemocráticas es crucial para preservar los valores fundamentales de la democracia.

Referencias
Laicos en la Vida pública y La paz nos une. Un millón de firmas por la paz y la justicia

 

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Carlos Anaya Moreno

CEO de Servicios Geo Enlace, empresa de Internet de las cosas desde el año de 2010; y fundador de la Unión de Servicios Solidarios-Banco de Tiempo (2018). Se desempeñó como director General del Registro Nacional de Población de 2004 a 2010.