SOS: que nos cargue el carajo

  • Ociel Mora
En Puebla aún creemos en una izquierda de cambio, que modifique condiciones de vida de las personas

La pregunta es inevitable. El candidato al cargo de gobernador de la alianza partidista encabezada por el partido Morena, Alejandro Armenta, ¿gana o pierde ante la opinión pública con la presentación oficial de la relación de personas que desde el lunes lo acompañan en su periplo de ganar la elección al puesto político más cotizado en la entidad poblana?

Dirán que ningún chile les embona, y puede que sí, pues unas horas después de conocida la trepidante lista se encendieron los cuchicheos en las pantallas. La versión más socorrida, por la zozobra y el morbo que implica, considera que el grupo está tomado por la camarilla de los excontrincantes por el mismo cargo: Ignacio Mier y Julio Huerta. Un número de ellos, el de mayor relumbre, aparece en el elenco. Amén de otros que bien a bien no se entiende la razón de su inclusión. Porque no se les conoce habilidades electorales (primero hay que ganar), políticas o alguna experiencia excepcional en el ejercicio de gobierno (en caso de ganar).

Me parece que, salvo excepciones honrosas, en todos aplican el papel de burócratas ordinarios. Son las cuotas que se pagan a sepa Dios quién y a cambio de qué. No faltan los maliciosos de afuera que dictaminan que el candidato Armenta esta tomado por una camarilla de vivales. Y no les falta razón: muchos de ellos se caracterizan por su impudicia de brincotear sobre partidos y grupos cada que hay elecciones. Son los que no aflojan el puño sobre el cucharón del presupuesto. Los estoy mirando. Muchos de ellos incluso andan con un pie dentro de la candidatura en la casa de enfrente. Vasos comunicantes que amenazan con hacer socavones. El candidato como rehén de la camarilla de siempre. Pero como en toda democracia, con una opinión pública medianamente fogosa, la especulación es un territorio de largas y tortuosas fronteras permeables a todo asomo de rumor popular.

He aquí uno de los lienzos más elocuentes de las miserias de la clase política, independiente de partidos y de géneros.

Nada nuevo, pues, en la presentación de equipos de campaña y sus reacciones. Cosa parecida ocurrió, aunque con mayor fortuna, cuando la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, de la alianza de Morena, presentó oficialmente a su equipo el 29 de febrero pasado, en la ciudad de México. Entonces un sector de la opinión pública advirtió que algunos de los nombres tenían una finalidad oculta. Cautivar a los grupos de ciudadanos que integran la comunidad científica, intelectual, cultural, las clases medias liberales, y en general, el votante sofisticado que no se traga el cuento al primer buche. Se trata de los grupos más críticos de este gobierno y a su vez los que más han padecido en materia de políticas publicas en sus respectivos sectores. Extinción de fideicomisos y hachazos presupuestales. Pero todos, y he aquí su importancia, con influencia en los medios de comunicación tradicionales y modernos.

Se dijo entonces que como estrategia electoral había sido un éxito. Durante una semana se habló positivamente del tema. Pero enseguida se sembró la sospecha. En caso de ganar Sheinbaum, y llegada la hora de formar el equipo de gobierno, muchos de ellos quedarían fuera. Las principales carteras serían (serán) ocupadas con personajes impopulares de este gobierno, pero del núcleo duro de Morena. Pinzas de seguridad para que no se evapore la mística. Por ejemplo, que el inefable Hugo López-Gatell podría ser el próximo secretario de Salud, y no Juan Ramón de la Fuente, el exrector de la UNAM, quien por cierto ya ocupó ese ministerio en el sexenio de Ernesto Zedillo. El único miembro del gabinete sin militancia partidista. Una prueba ejemplar de inclusión política.

Otra vez la pregunta es inevitable. ¿Será que de ganar la elección de gobernador Alejandro Armenta esta pensando gobernar la entidad, una de las más complejas y a su vez una entre las cinco con mayores rezagos social y político, con pobreza y pobreza extrema, con población indígena sin ejercicio pleno de derechos para elegir a sus autoridades, sin políticas eficiente de nada más que el puro voluntarismo, con grupos criminales tocando a la puerta de varios ayuntamientos con talegas llenas de dinero, con una deslealtad galopante en Morena, y con la seguridad de los contrarios de que el 2030 es más fácil de ganarlo desde la oposición que siendo de casa […]; será pues que, Armenta, piensa gobernar con algunos de estos personajazos y sacar el buey de la barranca? Muchos de ellos, por referir lo menos, cartuchos quemados. Para no decir que son responsables, por acción u omisión, de muchos de los males que tienen a Puebla en los últimos peldaños de bienestar material.

¿Qué se espera de Armenta? Me parece que como nacionalista que es, esta comprometido ha planificar y ejecutar el primer gobierno con políticas de izquierda nacionalista, no los batidillos de ahora. Acciones que dignifiquen y reivindiquen el ideario ideológico, el esfuerzo e incluso la sangre, de la vieja izquierda mexicana. Es un compromiso moral con quienes, pese a todas las engañifas, aún creen en una izquierda de cambio, que modifique de veras las condiciones de vida de las personas. Que en seis años no se revierte una inercia histórica de más de un siglo. Lo sabemos, pero es un periodo suficiente para poner los cimientos.

De no ser, entonces sí ya nos habrá cargado el carajo.

Chayo News

Si Flora Molina, editora en jefe, no sale a contradecir, por acá nos hallamos el 10 de abril.

 

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Ociel Mora

Es vicepresidente de Perspectivas Interdisciplinarias, A. C. (www.pired.org), organización civil con trabajo académico y de desarrollo económico de grupos vulnerables; y promotora de acciones vinculadas con la cultura comunitaria indígena y popular. Su línea de interés es la Huasteca y la Sierra Norte de Puebla.