Encuentra el camino hacia tu realización

  • Amado Andrade Galicia
Formar personas de excelencia pueden hacer realidad que México sea un mejor lugar para vivir

A mi querida esposa Olga, con motivo de su cumpleaños

El destacado psicólogo estadounidense, Abraham Maslow (1908-1970) elaboró la Teoría de la jerarquía de las necesidades, mediante la cual, propuso la idea de que dentro de cada ser humano, existe una jerarquía de cinco necesidades, conforme a lo que se indica a continuación:

Necesidades fisiológicas: alimento, bebida, vivienda, satisfacción sexual y otras exigencias físicas.
Necesidades de seguridad: seguridad y protección contra daños físicos y emocionales, así como la seguridad de que será posible seguir satisfaciendo las necesidades físicas.
Necesidades sociales: afecto, sensación de pertenencia, aceptación y amistad.
Necesidades de estima: Factores internos de estima, como respeto por sí mismo, autonomía y logros, y también factores externos de estima, como prestigio, reconocimiento y atención.
Necesidades de autorrealización: Crecimiento personal, logro del propio potencial y autorrealización; el impulso de llegar a ser todo lo que la propia capacidad le permita”. [1]

En la última etapa de lo que también se conoce como la Pirámide de Maslow, que se refiere a las necesidades de autorrealización, el ser humano busca cumplir con sus más altas aspiraciones y cumplir con sus más preciadas metas y anhelos en la vida, de acuerdo a la vocación y misión históricas que le toca cumplir.

Saber cuál es la vocación y misión, que como seres humanos tenemos que cumplir en esta vida, no es tarea fácil. Se requiere de estudio, reflexión y conocernos lo suficiente, para saber cuáles son nuestras fortalezas y nuestras cualidades, pero a la vez, se requiere conocer nuestras debilidades y limitaciones, para de ahí, poder elegir adecuadamente y también se requiere, desde luego, tener el suficiente carácter, disposición y fuerza de voluntad, para cumplir con nuestra vocación, aunque para lograrlo, implique grandes esfuerzos y sacrificios.

Estamos en este mundo para ser felices y para lograr nuestras metas y objetivos, por lo que con toda razón se ha dicho que: “El éxito es conseguir la cima, pero la felicidad consiste en disfrutar el camino”. O dicho de otra manera, el éxito es lograr nuestras metas y objetivos, pero la felicidad consiste en disfrutar lo que hemos logrado, sean grandes o pequeños las metas u objetivos alcanzados.

Y desde luego, siempre será mejor que nuestras metas y objetivos, no sean únicamente lograr cosas materiales, que tarde o temprano se acaban, sino lograr metas intangibles, como proporcionar ayuda a la gente necesitada, dedicar nuestro tiempo a nuestros seres queridos, ayudar a los demás a lograr sus propias metas, etc. Porque se ha dicho acertadamente que: “Cuando termine nuestro tiempo en esta tierra, el dinero o las cosas materiales no importarán, pero el amor, el tiempo y la bondad que hemos dado a los demás, brillará y vivirá por siempre”.

“Muchas personas piensan que la felicidad sólo viene con el éxito, cuando estos conceptos pueden ser completamente independientes uno del otro, dependiendo de nosotros el saber si necesitamos ser exitosos para ser feliz. Si observas bien, verás que existen personas que son exitosas pero se les ve molestas o de mal humor constantemente, por lo que no son felices del todo como creemos, ¿y por qué pasa esto? Simplemente porque puede que les vaya bien en lo que hacen, pero no lo disfrutan realmente”. [2]

Es importante mencionar, que debemos estar constantemente, en busca de la perfección y de la excelencia, o dicho en otras palabras, estar en un proceso de mejora continua, nunca conformarnos con lo que hemos logrado, porque el ser humano, ha sido creado, para desarrollar al máximo su potencial, en las diferentes facetas de su vida, como hijo, estudiante, esposo, padre de familia, profesionista, empresario, dirigente, servidor público, integrante de una comunidad religiosa, etc. Ser excelente es hacer las cosas, no buscar razones para demostrar que no se pueden hacer. Ser excelente es reclamarse a sí mismo el desarrollo pleno de nuestras potencialidades buscando incansablemente la realización. Ser excelente es entender que a través del privilegio diario de nuestro trabajo podemos alcanzar la realización”. [3]

También es necesario, escuchar con toda atención, nuestra voz interior para conocer nuestra misión y vocación, para poder cumplirla debidamente, y descubrir nuestras habilidades, cualidades y talentos, para poder desarrollarlos al máximo. “El poder de descubrir nuestra voz radica en el potencial que nos fue otorgado al nacer. Las semillas de la grandeza, se plantaron en estado latente, sin germinar. Nos fueron concedidos unos espléndidos “dones de nacimiento”-talentos, capacidades, privilegios, inteligencias, oportunidades-, que en gran medida quedarían sin descubrir de no ser por nuestra propia decisión y nuestro propio esfuerzo. Gracias a estos dones, el potencial de cada persona es enorme, incluso infinito”. [4]

Si todos, hombres y mujeres ponemos nuestro mejor esfuerzo y dedicación para el logro de nuestras metas y objetivos, y si cumplimos fielmente con la vocación a la que hemos sido llamados, estaremos contribuyendo a lograr de México, un mejor país, y por otro lado, es necesario que tanto en los hogares, como en las instituciones educativas, se oriente y se enseñe a los niños y jóvenes, a descubrir su propia vocación y misión, y sean formados en las virtudes y cualidades que se requieren, para que cumplan debidamente, con dicha vocación y misión en su vida.

De esta manera, estaremos contribuyendo para lograr la formación de personas de excelencia, que el día de mañana, hagan realidad la meta de lograr de México, nuestra querida patria, un mejor lugar para vivir.   

Referencias
1. Robbins, S. & Coulter M. (2000). Administración. Sexta Edición. PEARSON EDUCACIÓN, p. 50
2. Portal La mente es maravillosa. https://lamenteesmaravillosa.com/la-conexion-entre-la-felicidad-y-el-exito/
3. Cornejo, M. A. (1995). El Ser Excelente. Primera edición. Editorial Grad, pp. 15-16
4. Covey, S. (2005). El 8° Hábito. De la efectividad a la grandeza. Editorial Paidós Mexicana, S.A., pp. 55-56

 

 

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Amado Andrade Galicia

Licenciado en Administración de Empresas por la UPAEP. Cursó la Maestría en Administración en el Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas, IEST.

Actualmente trabaja en el Instituto Tecnológico Superior de Atlixco, TecNM Campus Atlixco.